Los economistas se fijan generalmente en la macroeconomía que es también un motor que impulsa la economía de cualquier país. Igual pasa con los fenómenos sociales donde los políticos miran los grandes problemas: las elecciones, las sanciones, la política monetaria, el desconocimiento y la crítica demoledora en contra de los otros opositores, cuando hay los pequeños problemas que afectan a las comunidades que son para estas contrariedades de gran magnitud.
En Venezuela siguen sin resolverse el deterioro absoluto de los servicios básicos que son esenciales para la vida en cualquier parte del mundo.
Reiteradamente escribo sobre estos pequeños, pero en realidad son grandes problemas.
El agua indispensable para la vida se ha convertido para todos los zulianos en un servicio que significa la vida o la muerte.
En nuestro estado Zulia desde la costa oriental del lago, toda la guajira, el municipio Mara, Jesús Enrique Losada y la ciudad de Maracaibo padecen la tragedia de sobrevivir sin agua. Pudiéramos decir que el agua es sinónimo de muerte.
Irónicamente los embalses que abastecen de agua a Maracaibo están alimentadas por los que eran dos grandes ríos Socuy y Cachirí mermaron dramáticamente su cantidad de agua y ahora están punto de desaparecer.
La deforestación implacable, el abuso en el uso de las tierras para la ganadería y la agricultura acabaron con esa reserva acuífera tan importante para el Zulia.
Vemos con horror grandes extensiones de bosques a la deriva y convertidos a la vez en guarida de grupos guerrilleros colombianos los que imparten el “orden y la ley “ en toda esa franja muy cerca de la frontera.
Mientras, Maracaibo sigue padeciendo. Un promedio de veinte días tarda en llegar el agua a las casas y el bombeo dura apenas de dos a cuatro horas.
Hay barrios que tienen más de diez años sin gota de agua.
Todas las mañanas camiones cisternas recorren la ciudad en una vorágine ofreciendo un servicio costoso difícil de pagar en una población empobrecida.
Según el Observatorio Venezolano de los Servicios Públicos (OVSP) el 79,5 por ciento de los marabinos valora negativamente el servicio de agua.
Hidrolago no responde al clamor de la gente.
Felix Rodríguez, el inamovible director de la hidrológica ha demostrado una total incompetencia siendo superado por la crisis del agua y las comunidades lo catalogan como “el eterno incompetente”.
Ha pesado más su parentesco con su tío y su amistad con los que fueron altos personajes del régimen que su ineptitud en el manejo de la hidrológica. Está enquistado en ese cargo y prácticamente el gobierno del cuestionado Nicolás Maduro lo sembró allí cual estatua inamovible. Es hora de que lo cambien para que otro con mayores capacidades pueda intentar resolver el grave problema del agua en el Zulia.
Es hora que pasemos también por esos problemas que vive la gente y que esperan una respuesta de nuestro liderazgo.