Desde el año pasado, el PSUV vino realizando un discreto proceso interno de selección de sus dirigentes de base -por elección- y dirigentes de parroquia, municipio y estadales, por cooptación, que concluyó con la escogencia de los equipos políticos parroquiales, municipales y estadales en toda la geografía nacional.
De este proceso interno fluye un PSUV que ratifica lo que ha sido desde que fue creado por Hugo Chávez: Pueblo políticamente organizado, participando en los asuntos públicos de una sociedad democrática y justa, orientada por los Principios Fundamentales del pacto social de 1999 -la vida, la igualdad, el pluralismo, la justicia, la responsabilidad social, la ética pública, la solidaridad, la libertad y los Derechos Humanos como sistema cartesiano del Estado- en el objetivo supremo de liderar y conducir la construcción de la nueva sociedad plasmada en la Constitución donde a diario y como rutina colectiva, se logren los fines del Estado.
Teniendo como orientaciones de obligatorio cumplimiento los contenidos de los Estatutos del Libro Rojo, la Declaración de Principios del Primer Congreso Extraordinario, las Líneas Estratégicas de Acción Política, las Tesis Programáticas, las 3R, Golpe de Timón y los Planes de la Patria, entre otros, los equipos políticos del PSUV deben asumir la tarea de debatir con orden los temas que afectan el día a día del pueblo; pero de igual modo, deben ejercer como órganos de dirección, conducción y control de la gestión del gobierno, en todos sus espacios territoriales.
No es tarea fácil. La lista de asuntos y problemas para abordar, debatir y tomar decisiones a nivel municipal y estadal es intrincada. Se trata de hacer el debate político sin complejos ni temores y con conocimiento de causa, en un escenario tocado por diversos factores y en particular, la dramática situación material que vive la población por la depauperación de sus ingresos, derivados de sueldos y salarios. Demás está recordar la infame agresión económica, financiera y política de la que somos víctimas del capitalismo mundial y el más descarado asalto a las divisas internacionales de Venezuela, realizado por la oposición doblegada a los intereses imperiales.
En varias oportunidades lo he dicho: Es hora de legitimarnos dentro del PSUV partiendo de evaluarnos activistas y dirigentes; de analizar si las formas organizativas que tenemos y la forma de hacer política que practicamos, son útiles para cumplir las tareas del partido, ordenadas en los documentos internos; es hora de evaluar qué tan efectivo es el PSUV acompañando al Gobierno y haciéndole contraloría social y política a la gestión; es el momento de saber qué tan efectivo es el PSUV como instrumento de sus militantes en la solución de los problemas que se plantean a lo interno.
Para hacerlo, sin complejos y con la mayor lealtad al legado teórico de Chávez, los equipos políticos del PSUV deben hacer su trabajo partiendo del debate democrático, permanente, amplio y con la participación de la gente, sin olvidar la prédica de Chávez; partiendo de un debate leal, unitario, coherente, que produzca resultados y con mucha firmeza aborde temas espinosos y lacerantes como la corrupción, la ineficiencia, el populismo y la demagogia que afectan a la administración pública, en clara contradicción con el legado de Chávez y los valores y principios del PSUV, causando daño al interés general de la sociedad y generando desencanto en la militancia.
Circula en redes un video con un mensaje de Chávez, cuyo contenido es oportuno. Dice Chávez: “El partido tiene que ser, repito, corriente de alto voltaje para el gobierno, en todos los niveles, para elevar la eficiencia; tiene que ser un acompañante del pueblo, de los que más sufren; tiene que ser una vía para seguir pagando la inmensa deuda social. El partido tiene que ser además, como esos soldados que oyen y alertan; en más de una ocasión dijo alguien: el grito a tiempo de un soldado salvó una patria… sobre los problemas que se van a veces acumulando, acumulando, acumulando hasta que explotan y nadie se da cuenta o se quiere dar cuenta. Tenemos que ser autocríticos, señalar los problemas, buscarlos y luego, buscarles la solución junto al pueblo, siempre junto al pueblo”.
Valorando letra por letra la orientación de Chávez, repito: Es hora de valorar qué tanto ha hecho el PSUV como conductor, fomentador y constructor del poder popular; cuál es su verdadera inserción -más allá de las UBCH- en el tejido de los movimientos sociales, grupos sociales organizados, comunidades, barrios, urbanizaciones, aldeas y caseríos; cuál es su legitimidad como intermediario de los problemas de la gente y sus derechos ante las instituciones del Estado; cómo va a definir y aplicar una praxis diaria para fiscalizar y controlar la gestión administrativa municipal, estadal y nacional; cómo va a hacer valer como cuerpo sus opiniones sobre los problemas colectivos, logrando que sean oídas y atendidas; es hora de definir y ejecutar procedimientos y formas de acción para atacar la corrupción y la negligencia; de hacer jornadas de análisis, estudio y divulgación masiva de los documentos del PSUV, con una praxis que se corresponda con la cohesión política-ideológica, el Principio de dirección colectiva y el ejercicio constante de la crítica y la autocrítica. Es hora de seguir marchando como columna vertebral del pueblo organizado políticamente.
Abogado – Agricultor urbano.