Lo mejor que le ha pasado a este gobierno son las sanciones; a pesar de que les han incautado las fortunas, que tenían en cuentas bancarias y propiedades en los EEUU; además de perder la visa ellos y sus familiares; porque esta gente se desvive por el Norte. La circunstancia es que no tiene lógica que se diga que por las sanciones, no se puede cumplir con la Constitución, donde se establece que todo trabajador o jubilado venezolano tiene derecho a percibir un ingreso digno, y especifica que ese digno es que debe estar por encima del costo de la canasta básica, y la que cuesta más de 400 dólares; mientras que el sueldo mínimo apenas se ubica en 5,5 dólares, y entonces resulta, que por la televisión se promocione un estadio para 48 mil espectadores, con luces compuestas por miles de bombillos, tribunas climatizadas de acuerdo al tiempo atmosférico, suites presidenciales; lo que se conoció, sobre todo, en otra época como un elefante blanco; cuando el Estadio Universitario alberga 22 mil espectadores, y la boletería no se agota ni siquiera en un juego taquillero como el Caracas-Magallanes. He allí lo mal que distribuye el ingreso este gobierno; tomando en cuenta que esta obra ha costado cientos de millones de dólares; que se supone, una gran parte de los cuales se ha ido por los caminos verdes de la corrupción; aparte de que se ha señalado que el gobierno no ha dicho la verdad en lo que se refiere al costo de la construcción; pues se saca la cuenta, con respecto a otros estadios, que se han construido en iguales condiciones, y se queda chiquita la cifra, que ha reportado el gobierno.
¿Cuánto le entra al gobierno por concepto de la explotación del oro y de otros metales del Arco Minero? He allí una cuenta que le saca la educadora Elsa Castillo, a propósito de las protestas de sus colegas, y que ella encabeza, y de los trabajadores de la administración pública, en su conjunto, y se lo saca de acuerdo a una cláusula, que existe, y que establece que los ingresos extraordinarios, que perciba el país, como serían los de este caso, se deben invertir en educación y salud. No, ese dinero va a cuentas bancarias particulares, y para eso hay especialistas en lavado de dinero, como Alex Saab, que se encargan de fondear esas cuentas, y donde tienen metida la mano altos oficiales venezolanos y jefes guerrilleros. No hay que pasar por alto que se ha dicho que en esas cuentas hay unos 3 mil 500 millones de dólares, y que un día, no sé si será verdad, la banca internacional le dijo a Maduro, que él no necesitaba de recurrir a ningún organismo financiero internacional a solicitar un empréstito; pues ahí tiene ese dinero; sólo que tiene que crear las condiciones, para que regrese.
Aparte de que hay que preguntarse a qué se deben las sanciones. Empezando, porque estamos ante un narco-Estado y, en ese sentido, hasta por la cabeza del jefe máximo de este régimen hay una recompensa de quince millones de dólares, y por lo cual Nicolás Maduro ni siquiera se puede asomar a las puertas de su casa. Pero lo principal, además, que le han caído en gracia las sanciones, es porque así ocultan su ineficacia como gobernantes. Esta gente no está en capacidad de reconstruir la industria petrolera, que Hugo Chávez la desmanteló; cuando botó a los más granado de la tecnocracia petrolera venezolana; sobre todo, porque Chávez sentía un gran menosprecio por la meritocracia. Ha demostrado este gobierno que no está en capacidad de estabilizar su política cambiaria; cuando la misma consiste en zamuro guardando carne, pues a los enchufados del régimen les conviene esa escalada del dólar, tomando en cuenta que son ellos los que se aprovechan del mercado negro de divisas. He allí lo que salta a la vista: a este gobierno le conviene que el venezolano se mantenga en la pobreza; primero, para que esté siempre en expectativa, a partir de promesas (Jorge Rodríguez ha dicho que se va a estudiar una forma de incrementar el salario); segundo, para estimularlo con una bolsa CLAP, y no pase tanta hambre. Por supuesto, también apela a las fiestas, como esta que acaba de llevar a cabo, con motivo de la celebración de los 31 años del intento de golpe de Estado de Hugo Chávez y sus conmilitones este 4 de febrero, y donde hizo alarde de un derroche de dinero.
Obsérvese que un gobierno serio; si de verdad quiere recuperar el salario del trabajador, lo primero que tiene que hacer es convocar a un gobierno de unidad nacional; lo que implica el nombramiento de un gabinete ejecutivo, donde figuren, si no economistas de la talla de Miguel Rodríguez o de Ricardo Hausmann, al menos, alguno de sus alumnos; liberación de inmediato de todos los presos políticos; de modo que la gestión de gobierno se lleve a cabo en un ambiente de paz y cordura; luego, reactivar el aparato productivo, y esto pasa por devolverle a sus antiguos dueños las propiedades, que les fueron invadidas o expropiadas, con su debida indemnización; modificación de la Ley de Hidrocarburos, a objeto de que los venezolanos participen también, en este caso, de la reconstrucción de la industria petrolera; es decir, crear confianza, a los fines de estabilizar la política cambiaria y monetaria; muy lejos, el psiquiatra Rodríguez lo que quiere es plata; quiere que le den de inmediato los 2 mil 500 millones de dólares de la ayuda humanitaria, negociados en la Mesa de Diálogos de México, y cuya reanudación ha dicho que depende de eso, y que es lo que demuestra que este señor no está interesado en el bienestar del país, que es lo que pregona a cada instante.
Otra cosa: sanciones nos tiene Cuba, a la que hay que enviarle una cuota petrolera mensual, y esto por servicios de asesoría política y de espionaje; razón por la cual se dice que el famoso comandante Ramiro Valdés vino por estos días de visita a Venezuela; pues al parecer los envíos, últimamente, están llegando fallos a la isla; algo así se dice. He allí lo que no toma en cuenta, sobre todo, la propaganda oficial del régimen; cuando expresa que nuestro país tiene prohibido vender petróleo: ¿a quién?