Américo Gollo Chávez: Ética, notas temáticas

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Primera conferencia.

Quiero expresar mi inmensa gratitud a esta Universidad, ULA, a sus profesores del Postgrado de Filosofía, al Dr. Mauricio Navia, probablemente responsable “originario” de mi presencia en esta casa, con quien compartí unas conferencias en la UPEL, Rubio. Esta ciudad, Mérida,  es para mí el centro de mi infancia y adolescencia  y sembrada está mi memoria de esa magia de la ciudad, del seminario, lugar donde tuve mis primeros acercamientos y distancias con Dios, pero también con el Diablo y mi inmensa admiración por María, encargada tantas veces de resolverme mis inquietudes fáusticas,  también mis dudas existenciales,  y de su universidad, que a en esos tiempos, andaba suelta en toda Mérida, cada estudiante y cada profesor  caminaban por las calles repartiendo saberes, amores, decires, leyendas. Distintos eran a los sofistas, no cobraban por sus enseñanzas, en cambio, las recitaban de gratis y pagaban los vinos; más cercanos eran a Omar el Kayyan, u Omar Jayyán, según se esfuerza la grafía castellana para mejor oír la versión persa, que a Sócrates. La ciudad era la universidad.

Tal vez si nos alcanza el tiempo, un ejercicio excepcional sobre el tema que nos ocupa, sería estudiar la poesía de este inmenso sabio, el ser más idéntico al deber ser de un profesor universitario. Matemático, astrónomo, poeta, sabio de vinos y de amores. Digo, de alguna manera y tal vez sin que ellos supieran eran, pues, más sublimes y la verdad y la mentira andaban de la mano, en bares y púlpitos; dijeron que el profesor Sabrosky era el tercer matemático del mundo y él se sonreía tomando ron sembrando mitos en el Bar Falcón, de Julio Mercado, que quedaba en la calle Lora, y que aún mantienen, transubstanciado en el Bar de La Viuda, Flor, ser de bondad y belleza perfecto y que en exagerada modestia sus hijos, mis amados primos, dan hoy vida para compartir la existencia de la universidad clandestina. Después la ida. Me tocó Mefistófeles y emprendí otros caminos, sembrado iba de Mérida, viva en mí cuanto es ella: música, poesía, saber, ciencia. Familia, amigos. Desde lejos supe que, por tener consciencia, esta universidad aportó la tecnología para la  orimulsión, que hoy anda huyendo de la industria petrolera, buscada por el mundo, supe que desde el Águila se vuela tras las huellas del cielo, para ver cómo se expande el universo, como si fuera huyendo de este mundo nuestro o buscándolo más allá del universo más cercano a miles de millones de años, que sus filósofos se encargan de ese trabajo tan terrible y tantas veces tantas tan inútil, pero necesario, de buscar la verdad tras la belleza y engrandecer cuanto otros sabios que en ese mundo tan poquitos han sido, los filósofos, dijeron antes y se reafirma hoy u oculto estaba y se abre aquí en trayectos aún no recorridos. Alegra mi corazón y mi conciencia el admirar que, en su afán de ser una universidad entera, consigo y enteramente humana, ha creado, digo mejor, independizado su Facultad de Arte y al arte debe el hombre ser tal como es, el único espacio en donde el hombre tiene plena existencia, digo más, en donde radica la cualidad su ser, el sentido de existencia…

Pasear  por la ciudad es gritarme en alaridos para ver si en algún rincón de su existencia quedó algo de mí y encontrar puedo, entonces

Llamo con la intensidad de la memoria

Y nadie me responde

Maldigo

Y

Se aparece Dios severo sin sonrisas

Voz grave de nocturnos sin Eros

Mérida

Se quedó en las sombras  de sus águilas convertidas en piedra

Su blanco huyó sin vuelo

En  inútil afán de encontrar la belleza de los tiempos idos

Semen devenido en cemento

La ciudad sabe a olvido

Heme aquí en esta casa que ayer tuvo por claustro la ciudad y que hoy tiene por campus  el universo. Hasta un cohete han fabricado en su afán de encaramarse al cielo, digo mejor, en irse de esta tierra para, a la exacta distancia, saber qué queda de ella. Y heme aquí en el intento por conversar  sobre el tema del día todos los días. Sarkosy, el ganador de Francia, ha dicho que es objeto central de su gobierno, restituir los valores de Francia, la ética. En este país, Hugo Rafael, decimos en confianza antes de bendecir o maldecir a Chávez, y desde luego antes de que sea rey de Venezuela, emperador de América y salvador del Mundo, el presidente suele invocarla, para condenar a los obispos, a los oligarcas y a esa subespecie de jekes y amos, dueños de los medios y para oponerla a la corrupción en su habla y a los desmanes de quienes osados incurren en hacer observaciones a su lengua. El presidente Bush se erige en su nombre, en salvador de Irak, para imponer la democracia, el supremo don, la más alta virtud  de la ética, ética ella misma, y, a la par, virtud de la política, y va en su empecinamiento hasta otros pueblos y entroniza la muerte como el medio eficaz para lograrlo, como ayer otros cruzados recorrieron el mundo, que entonces más pequeño, pequeñito era. La ética se ha convertido en este tiempo, más que en todos los tiempos, en palabra angular. El ser, la nada, el tiempo, la muerte, la justicia…la libertad… se empequeñecen o forman coro para rendirle tributo y homenaje y, entonces, algunos filósofos se quedan sin oficio, mientras otros oficios, el primero, el político, la hacen su centro como para lavarse el alma. Y las reflexiones o consideraciones van desde lo más trivial hasta lo más complejo, la corrupción, los gay, la clonación, la pornografía, la pederastia… y van apareciendo problemas nuevos, la bioética, o curiosidades del habla como la ética de los negocios, del capitalismo, del socialismo  etc…

Ah, pero las cosas, los objetos, y lo demás cuando se hace de todos y está en todos, se vuelven impropios, o propiedad de nadie, inicua o inocua, según sean sus valores de uso, de cambios y de abusos. Las propiedades colectivas no saben lo que es propio y se pierde el ser en el no ser. Yo, también sin razones algunas que yo pueda argumentar a favor  de mí, también me ocupo de eso, en poemas, en textos de variada índole e intenciones, dionisiacos algunos apolíneos no puedo, deficientes y hasta malos el resto. Pues bien, iniciemos el juego. En mis primeros esfuerzos quise escribir un texto, los éticos, probablemente  intenté imitar a Dürrenmatt, su obra Die Physiker, y crearme mi propio manicomio, en él estarían los grandes teóricos de la ética, escogidos, desde luego, según mis intenciones: Aristóteles, Tomás, Spinoza, Pascal, Smith, Nietzsche Wittgenstein, Heidegger, Zubiri, pero también Dante y Maquiavelo, en ese escenario, habría violaciones, clonación, asesinatos, corrupción, perversidad, avaricia, lujuria, política y en aras de la perfección se cometería un asesinato, un crimen,  y todos y ninguno tendría la posibilidad de ser el criminal…De secretario, el poeta Borges; meseros a Kant, Rimbaud, Baudelaire; iluminista Platón y director de escena, Freud; tramoyero, Séneca. Los otros eticosophos conformarían el público con derecho preguntas en tiempo real no mayor a segundos, mientras Emeterio Gómez y yo, seríamos los atrileros en desconcierto. El acto final, el réquiem, de Mozart. Yo me iría con la Magdalena, y en el bar más próximo escucharíamos en Rocola recargada de tiempo, canciones de fracasos, adulterios, despechos, el tango “Cambalache” de Discépolo y Emeterio con la madre Teresa de  Calcuta…, presumo, discurrían la mejor forma de contrastar las afirmaciones por los sabios hechas, Leibnitz, Spinoza, A Smith, además de los otros no citados, y cómo de salir de Chávez, convertido en problema central de la ética. La muerte como ética.

Pero, como se infiere, se requiere el genio de Dante, con Shakespeare, Lope de Vega juntos para buscar la forma, que no encuentra su estilo (Darío), la sabiduría, cuando menos de Russell para poder armar ese universo.  Spielberg se ocuparía de los imaginarios e innovaciones tecnológicas, donde la ética sea palabra y objeto, idea y hecho, pero, ante ese imposible empecemos con esto:

Admitamos, por ahora que, antes de empezar a decir algo, a razonar si se puede, sobre la ética, ya tenemos una idea de ella. Sabemos o creemos saber de ella. Y como una actividad normal de la existencia cotidiana, creemos saber qué  es bueno y qué es malo para nosotros, la familia…Sabemos también que instituciones creen, lo juran de pie y de rodillas, que ellos tienen en sus manos la doctrina, la  verdad si no únicas, porque algún valor ecuménico hoy las obliga si no a compartir al menos a admitir, entre las cuales vale la penas recordar a la Santa Madre Iglesia Romana…el Islamismo …Sabemos de los problemas de la globalización, los matrimonios gay,  sabemos también que si la democracia no es  moral, lo es y está más cerca de ella que la dictadura, porque ella es la mejor forma conocida de un tipo las relaciones para la vida, mucho más allá de las relaciones y formas políticas y hasta creen muchos que es la forma más perfecta de existencia, tan perfecta que  tiene en sí misma la posibilidad de cura y, por tanto, de permanencia y si pecados tiene son del hombre concreto, ella está por encima de todo y de todos, sea cualquier su manera de hacerse, hacer y ser.. y, por supuesto, creemos saber o anhelamos sin necesidad de saber mucho de ello, de la libertad, la felicidad y vivir sin tantos miedos, angustias…

Y cierto que sabemos de ella, la ética, y ello es bueno tan bueno que para saber de ella no requerimos saber de quienes por oficio de filosofar o filosofante se han ocupado de ella. Pero tanto los filósofos, como otros  todos, asumen que la ética es un problema central del hombre en sociedad, tal vez  para poetas en soledad también, según se sea más poeta o músico; la sabemos  ligada a la felicidad, a una manera de existir de la mejor manera, con placer, y la asumimos más como negación, como lo que nos falta aún que cuanto tenemos ya conquistado, de modo que, por ejemplo, tanto la felicidad como la libertad, ésta que es como su condición necesaria que no suficiente,  siempre  serán incompletas. Digamos que la ética que es un problema para la teoría, para la filosofía, sea la ontología, sea axiología, sea la filosofía política o la lingüística, También para curas monjas…ateos…sabios…ignorantes… es para cada ser que anda desanda fornica como algo que es que no sabe qué es pero que vive en él, en sus juicios, perjuicios, prejuicios,  deseos… una realidad de su vida y de la vida de todos, pero que empieza a reconocerla por sí mismo  por cuanto a él le hace falta y esa falta la mide, entre otros modos prácticos, por admitir (por envidia o como anhelo o como  medida de su propio existir)  que su ser, que es su yo y  probablemente los suyos, su familia, carecen de…y si su nivel de posesión es alto, e incluso muy alto y  no hubiere otra referencia en la escala siempre mensurable de cuanto se posee, entonces, destina parte fundamental de esa existencia, de ese modo de hacerse y ser, a preservarla. En esas carencias, la posición respecto al poder y desde el poder es clave, tal vez, la clave que impulsa la necesaria lucha para lograrlo y para limitarlo.

En este semana no tendremos espacio ni voluntad ni tiempo ni conocimientos para dedicarnos a cuanto pensaron los tratantes del tema, traficantes también, desde la perspectiva del filósofo o de la filosofía y de no menos importancia teórica la sociología, la politología, la historia y de graves consecuencias prácticas la teología, según sea el poder de las iglesias, que imponen o quieren imponer sus reglas morales, dicen, a todos los demás, porque, son las únicas verdaderas…Pero sí daremos bibliografía básica que yo manejo y que, sin duda, es del lugar común, pero…, en fin, para que cada uno de ustedes según sus inclinaciones, tendencias, etc., pueda, si ya no tiene las obras, ir a ellas.  Buscaremos más bien, producir una respuesta más cercana a nuestras propias circunstancias, vale decir, a la realidad que nos toca vivir, en este mundo que ayer fue centro, sobre el cual se creía que todo daba vueltas, que luego se demostró, que es él quien giraba alrededor de otros centros mayores que  a su vez andan en ese juego desde hace tiempo finito y que se va mas más lejos cada día, pero que inevitablemente en expansión hasta no saber dónde. De este mundo, ahora universo, galaxias…y en este mundo apenas si somos un muy pequeño espacio para el cual, la palabra aún no tiene las precisiones para determinarlo, y las conocidas nos resultan inaccesibles a la razón.

Sabemos más hoy de la realidad, que en todos los tiempos  antes de este tiempo, realidad que por comodidad llamamos externa y sabemos mucho más de nuestra propia realidad. La biología en todas sus complejas manifestaciones, la química y la física, la astronomía, la astronáutica, las células madre, el proyecto genoma humano, la nanología y la nanotecnología, nos han iluminado. Presenciamos un lenguaje sui generis que se viste con la palabra postmodernidad para intentar resolver lo que la modernidad dejó inconcluso e invade a muchos la teoría del caos. Azar y caos como constructores del orden  y  en fin…digo mejor el comienzo, la realidad ya no tiene que ver tan sólo, aun cuando forme parte, con las posturas de los deterministas, sino que es una complejidad que incluye lo existente, lo  probabilístico, lo estadístico, los grandes números, los sueños…el amor, la belleza, el azar, la necesidad…las sombras, las huellas, lo virtual, …

Eso y más sabemos, pero aún no tenemos un discurso ético que permita la construcción del futuro, futuro que ya no estará nunca separado de eso que en términos tradicionales llamamos materia, naturaleza. No exagero, pero ello, desde luego, no quiere decir que los aportes del pasado murieron todos. No, sobre ellos construimos y es probable que en ellos encontremos respuestas de gran trascendencia. Lo que quiero  señalar, para entendernos bien, son estos hechos:

El pasado siglo conoció las más importantes revoluciones jamás antes vividas. El arte, todo; literatura, pintura, música, arquitectura, escultura…la ciencia, la política, se conmovieron y probaron, además de sus limitaciones, que a partir de ese reconocimiento se podía a avanzar con tal celeridad que casi es necesario poner freno según sus consecuencias, especialmente a la ciencia y a sus objetivaciones e interacciones con la tecnología. El pasado siglo conoció como nunca, también las mayores tragedias, las dos guerras mundiales, la bomba atómica, los crímenes contra Vietnam, la guerra bacteriológica…la filosofía desde luego dio grandes saltos, la fenomenología, el existencialismo, la metafísica, la … El psicoanálisis y la biología, (ambos en sus más amplias conquistas), cada uno a su  modo, se metieron de lleno en el hombre, hasta llegar a descubrir en los más ocultos espacios de la vida humana, los conflictos entre el gen egoísta y los otros, para decirlo amablemente. Nacemos con problemas y no felices.

Pues bien, con el perdón de los filósofos, los filósofos de ese siglo, a pesar de la genialidad, el atrevimiento, la originalidad de tantos de ellos, no tienen ni alcanza la filosofía el impacto y la trascendencia que, en otros campos del saber, del conocimiento, del arte, se han logrado. De la filosofía del siglo XX, con justa razón se dice que Die Philosophie des 20.Jaharhunders es  ungewöhnlich reich und Ideen und an ausgeaerbeiteren Theorien, y así asienta muy bien la Introducción a un texto de Reclam, el compilador, pero a pesar de ello, muy lejos ha quedado del pensamiento científico de la presente era,  presumo que hay muy buenas razones para que ello así ocurriera, razones develadas desde el esfuerzo por poner al descubierto los límites de la cultura toda en Occidente, como el caso de Nietzsche, que la cultura hegemónica por él combatida intentó ocultar y estigmatizar  para evitar verse desnuda en su desnudez, o por la complejidad de su lenguaje, el campus de su trabajo,  su originalidad…etc., como todo cuanto se pueda decir puede ser bueno, de Heidegger, pudieran ser parte de ese “quedarse” atrás;  pero igualmente las limitaciones en el orden político, que se esfuerzan, todavía, en hacer del pensar,  del crear filosófico una obscura, reducida, experiencia de expertos…Y podría seguir, pero es para otro tiempo, sin embargo, ha de pensarse la significación que alcanzan Moor y James, en el modelo inglés… pero reitero, no quisiera ocuparme de eso porque apenas se abriría el debate, sólo quiero añadir una breve consideración… en estos últimos tiempos, el impacto de la biología, de la física, la matemática…etc. ha  provocado y generado que desde estas “esferas” aparezca un discurso filosófico en dimensiones más tangibles aun cuando muchas de sus cosas sean intangibles. Sea mi homenaje a Hawking, Prigogine, Lakatos,… y también a Feyerabend y sea mi homenaje a planteamientos que pudieran ser muy dubitables para los filósofos de oficio, a autores como Milan Kundera, que cifran en la novela tantos aportes a la humanidad toda que, por decirlo en metáforas, los problemas de la vida, del pensamiento, del ser… si no se resuelven en ellas quedan mejor tratados y mas bellamente testimoniados que en la filosofía. Para América latina, esta afirmación pareciera definitiva. Piénsese en la narrativa del Brasil, la de habla castellana y podrá verse en ella que el filosofar es su manera fundamental de existencia, le es inmanente pero transparente su traducción…

Planteado  lo sustantivo del thema, de la manera más amplia, quiero, para que intentemos ponernos en órbita, que meditemos en estos tres textos, uno de Heidegger, otro de J.L.B y uno presencial de Prigoginne y, no podía faltar, otro virtual, que está conformado por la introducción y el primer capítulo a la “Historia del Tiempo” de Hawking.

Quiero que mediten sobre estos  tres textos, inmediatos y el de Hawking, que espero sea deleite, búsquenlo en la obra recomendada en la bibliografía. Bien. Heidegger, en su muy bella Carta sobre el Humanismo escuchamos, más que leemos:… lo que ante todo es  el ser. El pensar lleva a cabo la relación del ser con la esencia del hombre. No hace ni produce esta relación. El pensar se limita a ofrecérsela al ser como aquello que a él mismo le ha sido dado por el ser. Este ofrecer consiste  en que en el pensar el ser llega al lenguaje. El lenguaje es la casa del  ser. En su morada habita el hombre. Los pensadores y poetas son los guardianes de esa morada…” Heidegger.

 El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho.

El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río;

es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre;

es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego.

El mundo, desgraciadamente es real; yo desgraciadamente soy Borges.

J.L.B., “Nueva refutación del tiempo

Entrevista a Ilya Prigogine

Ilya Prigogine, premio Nóbel de química en 1977, cuyos trabajos en termodinámica y sistemas inestables y su cuestionamiento de las leyes fundamentales de la física conmueven los cimientos del pensamiento científico tradicional, estuvo en Buenos Aires en el mes de mayo próximo pasado (1996), y en esa oportunidad brindó -en la Universidad de Palermo- una conferencia respecto de sus investigaciones. También concedió una nota al diario La Nación, que fue publicada en el suplemento de Cultura del domingo 19 de mayo y que aquí se reproduce:

Hace cincuenta años el doctor Prigogine planteó un tesis audaz y provocativa: a diferencia de Galileo o Newton, que concibieron un universo geométrico, estable, determinista y reversible en el tiempo, o de Einstein, que solía asegurar que el tiempo es una ilusión, él afirmó que el problema del tiempo se encuentra en el corazón mismo de la física, y desde entonces dedicó su vida a demostrar como la flecha del tiempo puede emerger de un mundo al que la física le había atribuido una simetría temporal. “Desde que entré en la universidad me sentí atraído por la cuestión del tiempo -explica- pero me llevó mucho tiempo probar su rol constructivo. Me vi ante la necesidad de generalizar las leyes fundamentales, y esa fue una empresa muy grande, porque no se trata de decir que Newton está equivocado, de decir que la mecánica cuántica es falsa, así como así. Hay que circunscribir los dominios, ver en que caso se aplica y en que caso no. Eso exige mucha dedicación.” Fue así como el estudio del caos y de los procesos irreversibles condujo a nuevos conceptos, tales como la autoorganización y las estructuras disipativas, luego utilizados en todos los dominios de la ciencia, desde la cosmología hasta la ecología, las ciencias sociales y la teoría de la comunicación.

Ahora a los 79 años, Ilya Prigogine es considerado una piedra angular del pensamiento contemporáneo, y sus teorías un recodo en el camino del conocimiento después del cual el paisaje de las ideas está cambiando radicalmente.

Su último libro se titula “El Fin de las Certidumbres”. En el usted afirma que la ciencia ya no puede ninguna certeza acerca del futuro, que el futuro es impredecible. ¿No es esto en cierto modo un fracaso?

Como físico, no puedo elegir mi descripción de la naturaleza, simplemente trato de describir el mundo tal cual aparece. De modo que no pudo elegir entre un mundo azaroso y uno que contenga certidumbres. Pero diría que desde un punto de vista general -lo discuto en mi libro- la idea de certeza es muy pesimista, porque en el fondo implica una desilusión. Como decía Popper, sabemos que va a haber un crimen, pero no sabemos quién será asesinada ni quien será el asesino, solo sabemos que alguien lo sabe. El determinismo es la negación de todo lo creativo, es la negación de la imaginación. En el fondo aquellos fueron los grandes apóstoles de la certidumbre como Descartes y Einstein, no se podían escapar del tiempo más que a través de la muerte. Por eso creo que afirmando que no todo esta predeterminado, que estamos en un mundo en construcción, afirmamos la posibilidad de progreso, de la mejora de la condición humana.

En un mundo que -como usted afirma- está gobernado por el desorden, por el azar, ¿pueden los científicos enunciar leyes y expresar relaciones en términos matemáticos?

Sí, ciertamente. Primero, no hay que identificar a la entropía y desorden. Toda estructura compleja, sea la   biosfera o los anillos de Saturno, es el resultado del no equilibrio. Mi insistencia en estos sistemas hace ingresar a la física en el conjunto de las ciencias. Se trata de pasar de una imagen geométrica del mundo a una nueva invención -como decía Bergson- de la realidad. Por supuesto, las matemáticas deben ser diferentes, deberán expresar la novedad. A diferencia de la matemática clásica, interesada por los casos individuales, los nuevos modelos estarán ligados a la descripción de las poblaciones. La flecha irreversible del tiempo emerge en la escala de lo colectivo, de las poblaciones. Y eso se ve en la historia humana: en el fondo, el hombre individual de hace 5000 años y el de hoy no tienen gran diferencia. Pero la sociedad cambió, las relaciones cambiaron…

En el fondo hace dos o tres años que empezamos a tener una buena matemática para describir esta idea. Es interesante comprobar que cada vez que hubo un gran salto en física fue necesario crear una nueva matemática. Newton lo hizo con el cálculo diferencial; Einstein con la geometría no Euclidiana, y para esto es necesario una análisis funcional. Desde que tenemos estas herramientas matemáticas puedo dormir tranquilo.

Diversas religiones proponen que Dios creó el mundo a partir del caos, y en el aire se habla de un caos creador. ¿En física puede tener el caos un rol creador positivo? Es más, ¿puede el caos conducir al orden?

Si, por cierto. El caos podemos tomarlo desde diferentes puntos de vista: como desorden, como negación del futuro, pero también como germen de posibilidades entre las cuales alguna se realizarán y otras no. Hace un par de años escribí Les lois du chaos (las leyes del caos), y allí postulo que éstas conducen a una descripción global, estadística de lo posible. Y cuando digo de lo posible hablo de la descripción de lo aleatorio. Para mí en el fondo debemos encontrar una vía intermedia entre el determinismo -que es alienante, porque ¿cuál es entonces nuestro rol?- y la otra concepción enajenante que concibe al universo como gobernado absolutamente por el azar. La vía intermedia ente estos dos extremos, ambos igualmente alienantes, es la correcta.

¿De esta nueva visión de la ciencia surge también una nueva filosofía?

Creo que, ante todo esta visión representa la superación del desgarramiento tradicional del pensamiento occidental en dos culturas. En la física tradicional hay una insistencia en la ausencia de la flecha del tiempo: las leyes de Newton y de Einstein eran igualmente reversibles en el tiempo. Por otro lado, en la filosofía moderna hay una insistencia en el tiempo. Y como el tiempo es la dimensión existencial esencial, de allí el desgarramiento que provoca el dualismo de la civilización occidental. Poniendo la flecha del tiempo en la base de nuestra descripción de la naturaleza, creamos una visión más unificada del mundo. Y no hay que elegir entre la ciencia alienante y una filosofía que sea anticientífica. Hay un abismo entre los sociólogos, los filósofos, los historiadores -que cuentan historias que hablan del tiempo- y la ciencia que no cuenta historia sino que elabora una geometría. Desde mi punto de vista, debemos superar este desdoblamiento y tener una visión más global en ciencia , en filosofía y en literatura.

En su obra Ud. se pregunta si hay un tiempo preexistente a nuestro universo. ¿Encontró la respuesta?

El origen del universo es una cuestión muy compleja; no podría decir que encontré una explicación definitiva. En un libro reciente, Paul Davies escribe que el mayor descubrimiento del último siglo es que el tiempo tiene un comienzo y probablemente un fin. El comienzo del tiempo es lo que los creyentes llaman la creación del universo por Dios. Es posible, pero creo que se puede tener otra actitud. Recordemos que al comienzo del tiempo hubo creación de materia, transformación; entonces yo creo que no se puede comprender el universo más que por la existencia de una flecha del tiempo al comienzo de este universo. Es en este sentido que yo digo que el tiempo precede al universo. Por cierto, si hay una explicación física de nuestro universo, debe haber otros universos. O bien el nuestro es un fenómeno único y fuera de la física; o es un fenómeno natural como la formación de las galaxias o de la vida.

En sus obras, usted suele enfocar las ideas científicas a la manera de un antropólogo. ¿ Qué descubre en los estrechos lazos que unen a la ciencia con el resto de la cultura ?

Es un tema que me ha interesado muchísimo. Las visiones diferentes del mundo que aparecen desde el neolítico son visiones estables del mundo. La vida eterna está asegurada por los dioses y la inquietud viene del hecho de que el tiempo es un defecto biológico. Para los pueblos europeos; el movimiento y el equilibrio entre la fuerza de gravitación y la fuerza centrífuga. Para los mayas, por el contrario, el movimiento no es posible más que haciendo un esfuerzo. Siempre hay un Dios que empuja, que tira de una cuerda, y cuando Este para hay otra divinidad que continuará. Estas diferentes visiones del universo son muy interesantes y demuestran cuan cerca esta la ciencia y la cultura. La ciencia europea es sobre todo expresión de un Dios absolutamente racional, de un Dios que escapa a lo aleatorio y a todo. La ciencia, entonces también escapo a lo aleatorio.

Hace algunos años la Academia Nobel invitó a los premiados a hacer una reflexión sobre el futuro que nos depara la ciencia. ¿Cuál fue su posición?

La discusión se planteó entre dos extremos. La tesis del profesor Kennedy, de los EE.UU. que decía que la ciencia conducía al Apocalipsis, y la tesis del arzobispo Tutu, de África, que afirmaba que conducía a una mayor dignidad humana.

Por supuesto que hay grandes peligros ecológicos, pero estoy del lado del arzobispo. El siglo XX para mí trajo una mejora enorme en la condición humana. Superamos el etnocentrismo, aceptamos la diversidad y, incluso, la ciencia transmite un mensaje más amplio. Es en ese sentido veo la evolución de la ciencia como una superación. Nos acercamos hacia una visión más unitaria del hombre y del universo. En el fondo, la creatividad humana no sería una excepción a las leyes de la naturaleza sino la expresión de algo que es parte inherente del universo.

¿La imposibilidad de determinar el futuro nos arrastra también hacia el fin de las utopías?

No … por el contrario. No es el fin sino el principio. Si el mundo fuera determinista no habría lugar para las utopías. Si el mundo estuviera gobernado por leyes deterministas, el futuro estaría escrito en el pasado, todas las especies de mariposas que existen hoy en día estarían también determinadas desde el Big Bang, y las preguntas que usted me hace serían determinadas desde el Big Bang, aunque usted no lo supiera. Mientras que, si el mundo se construye, la utopía adquiere una importancia mayor. Y para mí, la utopía sería una sociedad menos basada en la violencia”

Si mediamos bien, entonces  conmigo podemos avanzar

Caminaremos pues, sobre estos  hombros que han logrado esta nueva determinación de la realidad, del hombre, etc. Pero en este viaje debemos tener de avío el pasado, no como fardo sino como vestido esencial. Asumamos que esta asunción significa para nosotros y para la verdadera ciencia, para la filosofía, que el camino no es el de las rupturas radicales, el camino es, me permito usar de nuevo esta metáfora: un continuum discontinuo es el camino que ha tomado el saber, la ciencia y el arte en Occidente. La creación en los demás y en todos los lugares.  Sin Kepler, Galileo no hay Newton, sin éste tampoco Einstein y sin esos y todos a quienes hacen larga y mejor la lista,  no habría teoría cuántica. Lo mismo ocurre en la filosofía, en arte…en la vida. Sólo que hoy no es posible filosofar bien alejado del arte y de la ciencia. En sus conquistas está la posibilidad de una nueva filosofía y de una nueva ética. Intentaremos interrogarnos. Intentaremos superar la casuística. Haremos un esfuerzo por apuntar a una ética universal y, pese a las autorizadas traducciones, separar la ética de la moral. Y ello será posible porque, primero, el universo de la moral según los latinos es de menos complejidad que la ética en la lengua griega; segundo, porque sin tratar de encontrar a una ética que sin ser  la “teoría unificada de las morales”, sea lo suficientemente universal y sus “valores” sean asumidos por todas las culturas, una ética que se inscriba en la nueva concepción del hombre, como ser natural en sus complejas relaciones con el ser de la naturaleza en su totalidad.

Doctorado en Filosofía de la ULA

 

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