Estamos hechos de una material que no tiene precio. Que seamos una tierra bendita por la calidad de nuestra gente nos invita a soñar con un destino mejor para Venezuela. Esa mezcla de orígenes diversos que terminaron por construir una nación de brazos abiertos en donde el inmigrante encontró un hogar. Junto con el originario impulsamos el mismo barco hasta que consiguió el viento fuerte para sus alas. Es la esencia de una tierra que sabe sobreponerse a todas las desgracias.
El gran saqueo de nuestras riquezas es una característica de esta tiranía. La fortuna de poseer grandes recursos naturales fue vilmente utilizada para el dispendio de seres sin la menor preparación para administrar un país. Sencillamente nos arruinaron de manera impune. Sin embargo, tenemos suficientes argumentos para sostener que es posible lograr el cambio. Siempre y cuando se actúe de manera honesta, escogiendo a la persona idónea, para la titánica tarea de rescatar la nación del abismo. Los venezolanos aspiramos una transformación absoluta de la República que nos haga regresar al sistema democrático.Debemos conseguir reactivar la economía poniendo énfasis en el fortalecimiento del aparato productivo nacional. Un plan que conciba una enorme inversión en el campo. El auto sustentabilidad pasa por producir lo que se come. Que igualmente podamos lograr que nuestros productos puedan llegar al escenario de los grandes mercados internacionales. Con audacia, Creatividad e inversión todo es posible. Que además se levanten nuestras zonas industriales hoy quebradas.
Es necesario el impulso de nuestras empresas básicas de Guayana. Una visión moderna para alcanzar la fundamental inversión extranjera. Un punto cardinal será lograr que el sistema eléctrico reciba una gigantesca inversión que la nutra de las nuevas tecnologías. Es definitiva una economía saneada con la visión paradigmática de insertarse en un mundo que promueva los valores de la libertad. Agregaríamos un audaz plan ferrocarrilero nacional que funcione en gran aliado de la producción nacional y también como firme aliado del turismo. Somos la única nación del hemisferio que no cuenta a gran escala con este recurso.
Tenemos que depurar el estado de tanta putrefacción y extremada decadencia. El venezolano fue seducido por un sistema clientelar que aplaude el dinero fácil y no el trabajo fecundo. Con instituciones robustecidas que gocen de autonomía plena. El fomento de una democracia absoluta donde se respete la diversidad de pensamiento, pero sin la impunidad, ni tampoco el perdón automático para los delincuentes.
¿Qué necesitamos para lograrlo? Sin lugar a dudas que sepamos escoger al abanderado que nos conducirá a la victoria presidencial del 2024. Tiene que gozar de una buena preparación. Que no sea un aliado subrepticio de este gobierno. Un doble agente secreto que jugará por hacernos naufragar. De esos que han mantenido un contubernio con este régimen. Estamos rodeados de aquellos que prefieren que siga Nicolás Maduro. Saben que un cambio profundo en la conducción del país acabaría con sus negocios.
El candidato opositor debe enfrentar abiertamente este modelo corrompido para anteponerle una propuesta diametralmente diferente. La visión es lograr un cambio extraordinario que nos devuelva al mundo de la civilidad. Hemos perdido años de crecimiento por culpa de una administración con enfoque prehistórico.
El país posible requiere de una conducción honesta. Venezuela solicita un cambio que la devuelva a la vida. Está en nosotros vencer a la infamia.
@alecambero