Marina Ayala: Traspasar el muro

Compartir

 

Si bien es cierto que este gobierno no puede ser catalogado, todavía, como un gobierno totalitario no es menos cierto que hace méritos para lograrlo. Esa tendencia de anularnos como sujetos y hacernos ingresar en una masa que no piensa, no desea, persigue el claro objetivo de apoderarse de nuestras voluntades. Todavía nos quedan algunas libertades que defender como últimos suspiros vitales. Entre ellos nuestro derecho a un sueldo digno. Hemos dado la pelea, en algunas ocasiones con mayor visibilidad y otras más silenciosas. Por esta resistencia este pichón de dictador no lo ha logrado absolutamente, pero es su estrategia. Quebrar la economía, empobrecernos es parte del plan. No lo podemos permitir.

Todo totalitarismo requiere un individuo anulado. Es una idea tribal de las sociedades con políticas identitarias. Hay sociedades donde se observa la repetición de un solo hombre formando comparsas. Pensemos, por ejemplo, en Corea del Norte. Perfectas coreografías de seres que se asemejan mas a robots que a seres humanos. Las otras sociedades no están uniformadas porque en algún grado han mostrado resistencias, unas mas y otras menos, pero todas han tenido que resistir el enfrentamiento brutal de los funcionarios. En nombre de alguna creencia justifican muertes, torturas o cualquier barbaridad que inventen para asustar y doblegar. “Hay que sacrificar al individuo en aras de un bien común” es la base de sus doctrinas. El deseo humano al servicio de la comunidad, todo lo demás es condenado moralmente. Se perfeccionan los sistemas de control y se perfecciona el totalitarismo.

Por ello no van quedando mayores espacios fuera del sistema solo tres posibilidades: asimilarte al sistema, resistir con el riesgo de ser eliminado o escapar a otros países. Sin embargo, suelen ser, a la larga, ellos los derrocados. El muro de Berlín es derribado un diciembre cuando nadie lo esperaba y de forma accidental. El portavoz de Alemania Oriental Günther Schaboski estando en la televisión para hacer un anuncio de permitir visitar Alemania Occidental, pierde el papel donde estaba la programación de lo que tenía que anunciar. Se pone nervioso y ante la pregunta de cuando se comenzaría a dejar pasar esa ficticia frontera respondió: de inmediato. La gente corrió hacia el muro y los guardias permitieron el ingreso de grandes multitudes. “El Muro” símbolo clave de la represión del bloque soviético, había dejado de dividir a Alemania.

Se puede observar como todos los países bajo un sistema totalitario son países empobrecidos. Ciudades que se observan arruinadas, jardines descuidados y paisajes grises sin vida. Países que entran en un remolino de contracción o recesión, la que consiste en una disminución general de la actividad económica, baja producción de bienes y servicios, pobre empleo y reducción de los beneficios, sueldos y salarios. Lo cual produce una perturbación dramática en la vida de una sociedad. No hay progreso ni posibilidad lo que produce un desgano general y un cansancio mortecino. Una economía que no está afectada por un bloqueo, por las sanciones o demás coartadas del régimen para justificar lo injustificable, está afectada por la misma naturaleza del sistema. Claro llega un momento que estas barajitas caen y no hallan como aliviar un poco la presión social de personas con hambre. Terminan siendo victimas de sus propias trampas. Tendrían que deshacer este tinglado de dominación y dejar que la propia sociedad reactive con sus trabajo y competencia los diferentes entuertos, es decir dejar que se traspase el muro.

 

Traducción »