Manuel Barreto Hernaiz: De lo posible a lo necesario

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Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible. Francisco de Asís.

En los ciclos históricos de las sociedades, siempre se presentan momentos de crispación, temor y desesperanza. Tal como lo que se puede sentir actualmente en nuestro país, debido a la avalancha comunicacional de un régimen que ya sabe por quién doblan las campanas. Lo normal, en este tipo de gobiernos, es que el deseo de mantenerse en el poder por cualquier medio degenere en imposición, y la historia está llena de casos en los que el mayor idealismo se transforma en tiranía opresora.

Ya nadie en su sano juicio, en esto que nos va quedando de país, duda de la magnitud del descalabro nacional, tanto por el espantoso deterioro de las condiciones socio-económicas y políticas, como por la crisis de legitimidad, de permanente violación de los derechos humanos, y de constante burla al Estado de Derecho.

Nuestro país transita un incierto y peligroso camino, trillado por la incompetencia, la corrupción y la hambruna; agobiado, oscurecido, prácticamente paralizado, engañado, desinformado, manipulado y lastimosamente postrado a la espera de un desenlace que muchos imaginan y otros tantos prolongan. Ahora bien, este no es el escenario ni el momento para el discurso anti-partido, ni anti-político, que aparece malintencionadamente reduciendo las salidas viables y democráticas, como alternativas a golpes mesiánicos. La angustia y la incertidumbre no nos pueden conducir a tales desaciertos, pues no hay más espacio para el error. La rabia y la frustración pueden ser el impulso que active los cambios tan ansiados, pero no es lo más propicio para lo permanente.

Por supuesto que el carácter totalitario del régimen coloca tantos obstáculos como los colocados por los nazis en el “Muro del Atlántico”, tratando de impedir el desembarco de los Aliados. Acá vemos como este “totalitarismo colorao”, mediante el control político y militar, de la represión y la coacción, o esperando como Godot, por unas condiciones económicas más favorables, pretende y sueña con atornillarse en el poder.

Pero, no pueden negar que su tiempo se haya agotado; que su poder esté totalmente deslegitimado; que ahora no nos representen; por supuesto que están al tanto de esa inevitable realidad, pues esa costosa Sala Situacional roja se los reitera en cada reunión: todos los estudios de opinión señalan que el 80% de la ciudadanía clama por un cambio.

Ya aquello de “los Ni-Nis” dejó de existir hace tiempo, la polarización quedó en el ayer y hasta una considerable proporción del chavismo dejó de creer en este parapeto y esta realidad que le estalló en el rostro al régimen, es algo que va más allá del ordinario cambalache del análisis por propaganda. Ahora los venezolanos tienen sus esperanzas puestas en lo electoral, están pendientes de las Primarias.

Así las cosas, los políticos, a lo suyo, y nosotros, pues a apoyar ese necesario proceso de las Primarias, como lo hemos hecho tantas veces; exigiendo, luego de tantas decepciones y desengaños, que se revaliden como verdaderos demócratas, propiciando coherencia y confianza, para recuperar la imprescindible credibilidad, pues está a la vista que los grandes males de nuestra nación son estructurales y las soluciones también lo han de ser.

De ahí que la acción política, con todas sus insuficiencias, pero también con todas sus virtudes, sea indispensable.

Nos urge rehacer el espacio de la política y dinamizar los sujetos políticos, pues sin organización política no se puede alcanzar el gobierno y mucho menos el poder. De acuerdo a una definición de Aristóteles, la política es el arte de hacer lo posible, en tanto que para el polémico pensador francés Charles Maurras, la política es hacer posible lo necesario. De no ser así, nos quedaríamos anclados en la mera posibilidad de lo posible.

Sociólogo de la Universidad de Carabobo. Director de Relaciones Interinstitucionales de la Universidad de Carabobo

 

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