Historia basada en hechos de la vida real, los nombres han sido cambiados para proteger la identidad de criaturas inocentes.
Aquel día el diputado Faría salía muy contento de una entrevista en la que había declarado que la Constitución no debían interpretarla los ciudadanos pues para eso estaba el Gobierno y su partido, para decidir qué debía cumplirse y que no. “Para eso tenemos la Ley antibloqueo, ahí está claro que artículos de la Constitución aceptamos y cuales bloqueamos” cavilaba mientras se dirigía hasta su modesta 4×4 de 75000 dólares.
Cuando se disponía a montarse en su camionetota de lujo notó que un gato negro, negrísimo como la política salarial de su gobierno, le obstruía la entrada. “Miso, Miso, apártate” dijo al animalito que se mantenía quieto, mirándolo fijamente como suelen hacer estos felinos. “Miso, Miso”, repitió, y nada, el gato seguía observándolo sin moverse con una intensidad que a Farías le pareció fuera de lo común. Sintió como si una mano peluda rozara su destino de Presidente de la Comisión de Finanzas. “So, so” optó por espantar al gato que esta vez se apartó y Farías pudo acceder a su vehículo. Mientras se alejaba pudo observar que el gato seguía mirándolo.
Ya en la tranquilidad de su casa, con su nevera repleta de exquisiteces y su televisor de pantalla gigante intentó olvidar el extraño encuentro con el peludo animalito que había despertado en él los milenarios resortes de la superstición humana. Intentando calmarse supuso que lo mejor sería concentrarse en la tarea que le había encomendado el Presidente, de una cruzada mediática para desprestigiar la lucha de los trabajadores públicos por salario mínimo ajustado a la Constitución. Así fue avanzando la noche mientras preparaba los argumentos que diría en la próxima entrevista acerca de los salarios de los trabajadores. “Esos maestros joden y joden más que Luis Brito, pero no les vamos a indexar el salario según el artículo 91 de la Constitución; si no tienen zapatos, ni pasaje, ni comida, que no trabajen; ese no es peo del Gobierno que la gente estudie, mientras menos aprendan mejor los controlamos con los bonos” pensó y se sintió reconfortado. “Estoy cumpliendo con el plan mediático del Presidente: nosotros creamos la parálisis de la Educación por la cual los maestros no pueden ir a trabajar, pero debemos hacerle creer a la gente que son los maestros quienes tienen en paro la Educación”. En esas ideas estaba cuando dieron las doce de la media noche, y fue entonces cuando sintió unos enérgicos toques en la puerta de su casa.
Toc, toc, toc, …;Toc, toc, toc,…; Toc, toc, toc,…
Estaba solo y aquellos extraños toques a esa hora le causaron un sobresalto. “¿Será una emergencia familiar?, ¿Será un golpe de estado por el hambre causada por nuestra política salarial y me vienen a avisar?” fue lo primero que se le ocurrió. Fue hasta la puerta y miró por el ojo mágico y no vio a nadie. “¿Quién es?” preguntó… silencio por respuesta. Con suma precaución abrió la puerta y no vio a nadie. Sin saber por qué volvió a recordar el encuentro con el gato y los 7 años de mala suerte fuera del poder que sobrevienen después de cruzarse con uno de esos enigmáticos peludos. “¿Estaría soñando?” fue la única explicación que se le ocurrió y decidió acostarse, pero no sin antes degustar alguna exquisitez de esas que siempre tenía en su bien surtida nevera de diputado de la AN. Finalmente, la vida cómoda y regalada que disfrutaba por estar en la élite que administra los salarios, la vida, la muerte y el hambre de los trabajadores apagaron las inoportunas aprehensiones que lo invadieron y se durmió como un bebé en los brazos de Morfeo.
Algunos días después tuvo otra entrevista en la que declaró que sería después de junio cuando habría cambios en la política salarial del Presidente, como sugiriendo a los trabajadores públicos que aguantaran el hambre y el desmadre del dólar que les arruina la vida. Complacido por su tarea de alejar la esperanza de los trabajadores de rectificación del Presidente, fue a celebrar en un restaurante de lujo lo bien que le había quedado la entrevista.
Esa noche durmió feliz, profundamente feliz, … hasta la media noche cuando oyó de nuevo los ingratos toques: Toc, toc, toc,…;Toc, toc, toc,…; Toc, toc, toc,…
“Pero bueno, ¿qué vaina es esta?” dijo en voz alta como para azuzar al miedo y fue hasta la puerta de la casa. Otra vez preguntó “¿Quién es?” y de nuevo el silencio,… aquel pesado silencio. Apenas si se oía tras la puerta como un rasguñar o algo parecido.
Esta vez no abrió la puerta y sintió un miedo sobrenatural. “Voy a consultar esta vaina tan rara; llamaré a Nico, él no sabrá que hacer con la economía, pero si sabe de espíritus porque él es Babalao”.
Farías llama al Presidente:
– ¡Aló Nico! Disculpa la hora pana pero estoy solo aquí en mi casa y necesito consultarte una vaina bien rara que me está pasando…
– Pero que casualidad Jesús, también te iba a llamar, algo muy raro está pasando; ya hablé con Jorge, Vladimir y con Delcy. A todos nos ha ocurrido algo parecido alrededor de la media noche, que nos tocan la puerta de la casa o la del cuarto y no es nada ni nadie de este mundo. También a los magistrados de la SPA que declararon inexistente el Instructivo Onapre están siendo acosados por algo que les llama a la puerta… Y no solamente a ellos, Jesús, ya van varios camaradas de Fedecámaras a quienes les ha ocurrido lo mismo. Debemos considerar lo que pasa como asunto de Estado, llámate a Bertucci, que el sí sabe de espíritus porque esa es su especialidad ¿Qué me dices?
– Que aquí hay gato encerrado, Nico, sea lo que sea no es de este mundo, será mejor que consultemos con Bertucci,…
En eso llama Bertucci.
– ¡Farías! ¡Camarada! ¡Tenemos que hablar! ¡Es urgente!
– Que bueno que llamas Bertu, está pasando una vaina bien rara…
– Sé lo que me vas a decir, Jesús, a mí también me están tocando la puerta y npi de que se trata, pero a mí me viene pasando eso desde que dije en la AN que les garantizaríamos mano de obra barata a las transnacionales y demás empresarios que quisieran invertir en el país.
– Tengo mucho miedo Bertu, no será que hasta los gatos se están organizando contra nuestra política salarial? Esos maestros y docentes de tanto dele que dele exigiendo salario digno para poder vivir están creando mucho rechazo contra nosotros, así no vamos a ganar las elecciones ni adelantándolas; no quiero perder el poder Bertu, con Maduro y Fedecámaras la vida es más sabrosa.
– No te dejes llevar por el miedo, Farías, esto no tiene que ver con los gatos, es por nuestra política salarial, por congelar las convenciones colectivas y por la aplicación del instructivo Onapre, yo creo que se trata de un mensaje de los espíritus que nos están diciendo que mientras nosotros vivimos bien y comemos bastante los trabajadores y sus familias mueren de hambre. Mientras sabemos qué pasa yo los protegeré con mis oraciones; dile al Presidente que aumente el diezmo a mi Iglesia como habíamos acordado, yo le garantizo unos votos de mi gente.
– Gracias, Bertu, le diré eso; y también que vaya preparando el avión,… por si acaso.