Luis Barragán: El Esequibo de Luto: Oswaldo Sujú Raffo

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Desde hace varios años conversábamos con él, esperando la ocasión para compartir un café en su casa de habitación, porque el bolsillo nunca nos dio para hacerlo por fuera y, menos, en un restaurant. Un general de la República, máximo grado en décadas pasadas, apenas podía sobrevivir con su merecida jubilación. Además, ya se había atravesado la aguda crisis de escasez que, no faltaba más, antecedió a la del Covid-19.

Coincidimos y también discrepamos en torno a la historia política del país, apreciando sus más profundas convicciones nacionalistas. Hijo legítimo del Ejército que lo formó, reconociéndole después su brillante hoja de servicios, tenía una arraigada concepción del Estado que tanto había estudiado, en una Venezuela que amaba en profundidad.

Lo conocimos personalmente en 2014 o 2015, pero ya habíamos intercambiado opiniones con anterioridad a propósito del intenso trabajo que nos convocó sobre la justa reclamación esequibana. Recordamos la ocasión, una tarde en la que andaba con su hija y, entre los temas de interés, surgió el comentario de los problemas surgidos a propósito de su lejana candidatura presidencial: “Claro, hipotecó la casa para pagar la campaña”, le dijimos en un espontáneo y atrevido lance de humor, pero no se disgustaron y ambos sonrieron negando la especie,

Nos hizo el honor de contar con su amistad y, como presidente del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IEFV), con un leal y comprometido asesoramiento a nuestros afanes parlamentarios en la materia. Concurría, cuando podía, a las sesiones de trabajo que acostumbramos a realizar con una variedad de entidades de la sociedad civil defensoras de la reclamación, correspondiendo la fotografía a una reunión hecha en el Museo Boliviano que lo tuvo por protagonista, junto a representantes de ONSA, Mi Mapa, la academia y la cámara municipal de Baruta, a mediados de 2016.

Entre los múltiples foros a los que asistimos, por cierto, en una oportunidad, atardeciendo, nos agarró el terrible apagón nacional de marzo de 2019, si mal no recordamos la fecha, colapsando inmediatamente la calle y los servicios públicos. Sólo pudimos hablar telefónicamente al día siguiente, comentando la situación de la industria eléctrica: “¿Qué nos falta por perder?”, preguntó.

El régimen le ha echado lavativa por todos estos años, pretendiendo descalificarlo a todo trance. Pasado el tiempo, muy después es que los sagaces servicios de inteligencia descubrieron al tío y no al padre de la corajuda Tamara Sujú.

Ha fallecido un cabal defensor del Esequibo y de toda nuestra integridad territorial. Un profesional de las armas de limpia trayectoria que nos honró con su experticia en nuestro modesto trabajo asambleario.

@LuisBarraganJ

 

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