Leandro Rodríguez Linárez: El chavismo y su política

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El mejor ejemplo (por reciente) de la política del chavismo es su indiferencia contra las necesidades sentidas de la población, hoy el gremio de los docentes lleva su dosis. Ignora las protestas nacionales que han tenido lugar a lo largo de este año por la exigencia de un salario justo. El fin del régimen es “dejarlos protestar hasta que se cansen” porque con la delegación de la Corte Penal Internacional (CPI) en Venezuela no puede reprimir a la usanza, en consecuencia, aplica la técnica del desgaste.

También desenfunda la técnica del reemplazo, nadie es irremplazable, hasta el propio Chávez, a una década de su fallecimiento, encontró quien lo sustituyera y emulara a la perfección, Nicolás Maduro. Retomando el tema educativo, la nueva ley que pretende involucrar bachilleres en la educación básica es una advertencia a los “maestros protestones”, pueden ser sustituidos de la noche a la mañana sin importar el mandato constitucional, desde 1999 en este país solo importan los objetivos políticos.

El chavismo lanza a sus encomendados a confundir a la población opositora, abrumadora mayoría en el país, con supuestos líderes de organizaciones políticas opositoras expropiadas, cuyas directivas fueron nombradas por las propias instituciones rojas rojitas. Al mismo tiempo, se hace de figuras reconocidas que habían hilvanado a lo largo de sus vidas carrearas políticas absolutamente distintas a las que vemos, hoy son sus propias némesis. El repertorio es largo, también caen periodistas, artistas y cuanta figura pública genuflexas a apetecibles “propuestas indecentes” que les obliga decir “¡Que bella está Venezuela!”  ¿Qué otra justificación puede haber que satisfaga totalmente la razón?

Con la CPI en nuestro país el régimen se ve obligado limitar sus actos, aunque siempre encuentra la manera de alcanzar sus fines, prácticamente no tiene necesidad de ser un gran ideólogo, un estratega formidable, ni nada parecido, pues usa las instituciones psuvizadas para ejercer la violencia institucionalizada acompañado de su repertorio mediático absolutista para “justificar” sus andares, desde luego, solo los muy desaprensivos le creen a estas alturas… pero poco le importa.

Con esa fórmula de fuerza bruta buscarán, por ejemplo, inhabilitar a la principal figura opositora venezolana, María Corina Machado, de la mano de la misma oposición, pues ella es el enemigo a vencer, tanto para el régimen, alacranes y para el fatídico G4+. Del mismo modo, el chavismo retiene el argumento Monómeros para ser utilizado en el momento preciso para inhabilitar otras figuras más, con o sin razón.

El castrismo venezolano espera el frenesí electorero, que los venezolanos se ilusionen con las primarias, que las organizaciones políticas desenvuelvan sus estrategias, para actuar con su mazo con el propósito de desmoralizar, al final, intentará llegar a las presidenciales al mejor estilo 2018, entre cómplices, con candidatos que no representen ningún peligro, que no objetarán procedimientos ni resultados.

Ya comenzaron los favoritismos, las autocensuras, los acuerdos, pactos y demás estratagemas entre el régimen y sus aliados. La reprochada televisión venezolana, también némesis de la de otrora, solo da espacios a la falsa oposición para que llamen incondicionalmente a elecciones en condiciones absurdas, atacar a la misma “oposición” y pedir levantamiento de sanciones a pesar las causas que las originaron empeoraron. Así es la política del chavismo, colmada de obviedad, descaro, garrotismo, porque, repetimos, al final se impone a la fuerza, sin necesidad de pensar mucho.

@leandrotango

 

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