Es cierto que nos apoyamos, para poder orientarnos en la vida, en algunas certezas, pero todo lo que vamos luego construyendo puede ponerse en duda. No conocemos de forma cierta los pasos que hay que ir dando en nuestra lucha contra el autoritarismo, hay que irlos construyendo e implementando según el momento y las circunstancias. Pero una vez acordado el plan colectivamente debemos seguirlo con constancia y determinación. Creer que siempre tenemos ideas más claras que los otros y tratar de imponerlas nos conduce a pasiones, pleitos y divisiones sin remedio y sin sentido. Siempre tendremos diferencias eso es inevitable. Pretender alcanzar justicia y virtud colectiva es una tarea un poco ardua en una sociedad que se dejó ganar por el vicio y la impunidad.
Estamos sobre cargados por urgencias y amenazas lo que no nos deja espacio para programar como ha de ser nuestro futuro. La competencia de quien llega primero obliga a presentar proyectos llenos de promesas irrealizables. Dinu Garber lo señala en una conferencia que dictó en la ULA “En tiempos de crisis, para decirlo en breve, no queda tiempo, al menos no el requerido, para ejercer la más humana de las actividades, que no es otra que la de prefigurar la vida; sucede que las exigencias del presente no permiten ocuparse suficientemente de la construcción del futuro. De allí, en tanto signada por el presente, la vida en épocas de crisis se convierte en vida eminentemente presencial. Pero ocuparse del mero presente es el rasgo propio de lo animal. Es por esto que el ser humano no puede vivir indefinidamente en crisis sin perder su condición de tal”
No nos pasemos para las filas del que todo lo pone en duda exigiendo criterios de verdad imposibles de alcanzar y más en estos momentos. Hay verdades en las que creemos, estas son nuestras certezas que no abandonamos por más que nos mareen con propaganda. Es nuestra verdad que para poder cambiar la realidad que nos agobia debemos cambiar a este gobierno, que se vayan y nos dejen construir sobre las ruinas que quedan, es nuestra meta. Para poder acercarnos a este objetivo se nos está invitando a retomar la vía electoral. Esa es nuestra verdad que debemos abordar con proyectos coherentes y racionales. Siempre podrá ser perfeccionado con el aporte del país competente. Un factor juega en contra de nuestra credibilidad y mantiene a gran parte de la población escéptica, tanto mediocres queriendo figurar. Ningún ser ignorante busca conocimiento ni intercambia ideas que provoquen acuerdos esenciales. Convencida estoy que este es nuestro principal escollo.
Para Wittgenstein las certezas son nuestras referencias sobre las cuales le damos sentido a lo inmediato. Es la forma como miramos nuestro mundo. Esta costra maloliente de la corrupción y la mentira constante no ha permitido que surja con todas sus armas la sociedad competente y preparada. Se comienzan a ver ciertos valores que comienzan a despuntar. Espero vayan desplazando a este tapón de la verdad. No hay seres superiores ni más fuertes, nuestro mundo, el que queremos, tenemos que construirlo y abriéndole camino con nuestras certezas colectivas. Nadie nos hará la tarea. Pero las certezas tienen un costo que es la coherencia. No podemos querer salir de este régimen y andar coqueteando con el poder. El compromiso con los amigos del camino es nuestra libertad.