Ha debido ser respuesta de CAP y sus IESA Boys a una llamada telefónica sobre el 27F. No esperaban que su genialidad neoliberal, en modo FMI, produciría, la ola de la mañana 27F, y menos, desde la pacífica Guarenas. El inesperado conflicto escaló desde los valles de Tuy hacia la capital y su violencia quedó grabada para la eternidad, y ahora nos obliga a celebrar sus onomásticos.
Cerca de mi casa pude ver que quienes, se agitaban en la calle eran mis vecinos de los barrios cercanos. Increíble. Contagiaron a los elegantosos de la zona que luego asaltaron el Centro Comercial y grandes abastos del sector. Los observé acarrear medias reses a sus espaldas. Pelear por cajas de whisky a las puertas del Abasto de Francisco. Hubo frenesí y extrañeza. Nadie gritaba consignas políticas, o cantaba Oh bella cíao. Solo los movía el frenesí de la revuelta de una terrible desesperanza adormecida por años. Sueño y mito aún vigente: 27F, fue solo un evento. Con diversas etiquetas: “estallido popular”, “Sacudón”, “el Caracazo”. Contradictorio, no solo fue en Caracas, sino en todo el país y en América. Algo más que una protesta del pueblo raíz de la aplicación, en 1989, de las medidas de ajuste económico conforme a la biblia del Fondo Monetario Internacional. EL 27F rompió el mito de que “algún día los cerros iban a bajar”. La hecatombe se vio el día siguiente, el gobierno intervino contra el pueblo con la fuerza represiva militar del Plan Ávila. “Legal” por qué el gobierno suspendió las garantías y decretó toque de queda y estado de sitio.
Los fenómenos, del tipo 27F, se miden por sus consecuencias. Veamos, fue la primera derrota que se anotó el FMI y el neoliberalismo en América desde 1945. Y acabó con el bipartidismo impuesto desde 1960. Y condenó sus partidos AD y COPEY a desaparecer de la vida política. Y a tres años de la fecha CAP fue destituido como Presidente.
Se denuncia que el FMI aplicó esa fórmula en México y destruyó el poder de 75 años del PRI. Igual aniquiló al APRA en Perú, que tenía el poder por los últimos 60 años. En Argentina, abrió la fosa al gobierno de Menen. Y luego sepultó a Macri. Sin olvidar, que sigue socavando el poder pinochetista en Chile. Igual sanción, recayó sobre Uribe en Colombia. Conviene reflexionar con Earle Herrera cuando sentencia en “Ficción y realidad de Caracazo”: “Los excluidos, por un día, haciendo el papel de los saqueadores durante décadas del país”.