La obra de Rachel Carson cambió el mundo, cristalizando en la prohibición del DDT, la fundación de la Agencia Medioambiental Estadounidense, la declaración del Día de la Tierra y unificando el movimiento ecologista en la década de los 70.
Asistiendo a los derroteros que están tomando algunos de los movimientos ecologistas hoy en día en todo el mundo, en demasiadas ocasiones con un cariz más político que científico, no estamos completamente seguros de si Rachel Carson estaría de acuerdo con la licencia que nos tomamos al denominarla como la madre del ecologismo moderno. Sin embargo, lo cierto es que la figura y los aportes de esta bióloga y escritora han resultado fundamentales para el desarrollo del movimiento filosófico y político que hoy conocemos como ecologismo.
Rachel Louise Carson nació el 27 de mayo de 1907 en Springdale, Pennsylvania, donde pasó los primeros años de su vida en la granja de su familia a las orillas del río Allegheny. Ávida lectora y heredera de su madre de un amor incondicional por la naturaleza, pasó su infancia entre libros y explorando las inmediaciones de su granja de 26 hectáreas, lo que la llevó a ser una precoz escritora que a la edad de 11 años ya había publicado su primera historia en la revista local St. Nicholas Magazine.
Asistió a la escuela en su ciudad natal, y completó su educación secundaria en el cercano Instituto Parnassus de Pensilvania, donde en el año 1925 se graduó como la primera de su promoción. Continuaría su formación en el Pennsylvania College for Women, la actual Universidad de Chatam, donde obligada a elegir entre sus dos pasiones, la escritura y la naturaleza, pronto cambiaría la literatura inglesa, especialidad por la que se decantó en un principio, por los estudios de biología, en los cuales se graduó con honores en 1929 a la vez que colaboraba con el suplemento del periódico estudiantil.
Posteriormente, Carson continuaría con sus estudios en la Universidad Johns Hopkins, los cuales culminó con una maestría en zoología y genética en junio de 1932, y donde dos años más tarde, en 1934, por dificultades económicas se vería obligada a abandonar su doctorado para impartir clases como profesora en la Universidad de Maryland.
En 1936, a raíz del fallecimiento de su padre, entró a trabajar como limnóloga al servicio de la Administración de Pesca y Vida Salvaje de los Estados Unidos -FWS- donde publicaría diversos artículos divulgativos, guiones radiofónicos y algunos libros, principalmente sobre el medio marino, que le granjearon un gran éxito entre el público y la comunidad científica, y que le llevaron a convertirse en la editora jefe del FWS.
Fue en este periodo que Carson publicó su primer libro, titulado Bajo el Viento Oceánico, sin embargo, en 1952 renunció a su trabajo en la administración estadounidense para dedicarse por completo a escribir. Ese mismo año publicaría su premiado estudio sobre el océano, El Mar que nos Rodea, al que siguieron Los Límites del Mar, en 1955, y otros tantos en los años venideros, todos ellos marcados por la profunda convicción de que los seres humanos no eran si no una parte más de la naturaleza que se caracterizaba por su gran poder para alterarla, a veces de manera completamente irreversible.
Fue así que, en 1962, Carson dio a luz la que se considera su obra más importante, La Primavera Silenciosa, que en un primer momento se publicó por entregas en la revista New Yorker, y más tarde en un libro que se convirtió en un éxito de ventas mundial. En él, Carson desafió las prácticas agrícolas contemporáneas, advirtiendo sobre todo de los efectos del uso indiscriminado de los pesticidas -entre ellos el DDT- en la agricultura y sus efectos en el medio ambiente. Esto le valió para granjearse la enemistad de la industria química, así como la fuerte crítica desde algunas instancias oficiales del gobierno de los Estados Unidos, siendo calificada en diversas ocasiones de alarmista, e incluso de comunista, uno de los peores calificativos que alguien podía recibir en los Estados Unidos durante las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Pese a todo ello, o quizá impulsado por las críticas, su libro pronto adquiriría una gran influencia en la opinión pública, ayudando a que lo que entonces se establecía como un sentir disperso y una serie de ideas aún en periodo de incubación, cristalizaran en las décadas de los 70 y 80 en el movimiento ecologista.
Sin embargo, aunque Carson plantó la semilla de algunos de los avances en materia ambiental más importantes del siglo XX, no vivió lo suficiente para vez florecer sus frutos, ya que fallecería dos años después, en 1964, a causa de un cáncer de mama.
El éxito de la Primavera Silenciosa conduciría a la prohibición del pesticida DDT, primero en Estados Unidos, en 1972, ante la negativa de algunos científicos de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA). Posteriormente la prohibición se materializaría en otras parte del mundo, suscitando años después la polémica respecto a su prohibición ante la demostrada efectividad del compuesto, por ejemplo, en la erradicación de enfermedades como la malaria.
Irónicamente, se atribuye al testimonio escrito de Rachel Carson la creación en 1970 de la propia EPA, ya que fue a raíz de La Primavera Silenciosa que en 1969 el senador de los Estados Unidos, Gaylord Nelson, comenzó a promover diversos actos políticos en favor de la concienciación y la protección ambiental. Esto culminó el 22 de abril de 1970 en una manifestación en la que 20 millones de estadounidenses salieron a las calles para exigir una mayor protección del medio ambiente, dando lugar, además de a la EPA, a la celebración del Día Mundial de la Tierra.
Editor y periodista especializado en Ciencia y Naturaleza.