Ezequiel Querales Viloria: ¿Caballo viejo, o la eterna recurrencia del deseo varonil?

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Quererse no tiene horario y ni fecha en el calendario cuando las ganas se juntan.

Estrofa de un eterno tema, “que siempre ha estado ahí, desde que el hombre es hombre, rondando los rincones, a la espera de la chispa creadora”, testificó el propio Simón Díaz, en un audio que vuelve a las redes sociales como verdadera joya musical, y que “rompe el alma en mil pedazos de recuerdos”.

“La fuerza de la vida íntima de mi canción está allí, por eso ha gustado tanto en el mundo”, fue su franco testimonio, cuando aludía al origen de la canción que lo hizo universal, y llevó las simpáticas vivencias del llano venezolano por tantos países, y que haya sido versionado en tantos idiomas.

Resulta curioso que el mismo Tío Simón, se sorprendiera de que una canción sobre un tema tan utilizado universalmente, no lo escribieran virtuosos de la composición y el canto, cómo Isaac Albéniz, el consagrado Agustín Lara, un inspirado Rafael Hernández, un talentoso Chico Navarro, o los conocidos cultivadores del canto romántico,  Pedro Flores o Armando Manzanero. Incluso, llegó a sugerir con sublime admiración,  que quien debiera estar saboreando (para entonces), las mieles del éxito de Caballo Viejo, fuera su admirado maestro musical de siempre,  Aldemaro Romero.

En medio de la fragante emoción por el rotundo éxito de la canción, casi que retaba al destino y agradecía a la vida, que las musas lo escogieran a él,  “que la suerte me premiara a mi”, repetía al bromear, que “cuando las ganas se juntan, no le hace caso a falsetes ni lo paran falsas riendas.“

Celebraba, que fuera la filmación de una galapagueada  llanera, para su programa de televisión, “faena que se hace en marzo para conseguir galápagos en los ríos que deja el invierno”, y por supuesto, en medio de una velada vespertina de corrío y contrapunteo, adornada con la exquisita presencia de una joven y hermosa cantante, “lo que prendiera la chispa de tan consagrado logro”.

Es oportuno señalar, que existe una versión en algunos pueblos llaneros, no confirmada del todo, que atribuye la letra y música original de Caballo Viejo, al poeta y profesor guariqueño, Ángel Eduardo Acevedo. Incluso, se habla de un LP que circuló en 1962, que habría sido difundido por el desaparecido Banco Los Llanos, donde se grabara la polémica canción con su versión primigenia. Google registra un canto parecido, pero no con la letra y música que todos conocemos.

Simón Díaz, sin entrar en polémicas, reconoció que Caballo Viejo, está plasmado de muchas formas y maneras. Citó como precedentes, la película norteamericana “Amor en la tarde”, la novela Lolita, la canción Candilejas que dio vida al film del mismo nombre, escrita, dirigida y protagonizada por el gran comediante británico Charles Chaplin……”eso es Caballo Viejo”, decía, tarareando al “tú llegaste a mí cuando me voy, eres flor de abril, yo tarde gris”.

Esa noción de lejanía de un amor extinguido en torno al eterno conquistador otoñal, como personaje final de una trama frívola, sigue intacto y permeando de mil maneras, en el canto, la literatura, en el arte.

Es la recurrencia varonil, pero también femenil, que salta y asalta el alma, que enciende el frenesí, ante el poder abismal del deseo, que estremece y termina desbocado, en un jadear asombroso e incontenible.

O como canta el poeta: “Volver al amor otoñal, a la tarde enamorada del hombre maduro envuelto en el grato resplandor del atardecer, ante un suspenso peligroso donde muere la vida, se aquieta la sangre/ rompe un nuevo movimiento y resuena la voz del infinito”./ (…) Nada se le puede comparar”. Ezzevil34@gmail.com

 

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