La vida de la famosa pianista venezolana Teresa Carreño fue bastante intensa pero igualmente controvertida. Mucho se ha escrito sobre su rutilante trayectoria musical como pianista, cantante y compositora, quizá la primera venezolana en deslumbrar en centros musicales de mayor prestigio en el mundo: París, Londres, Viena, New York, Boston, San Petersburgo, Berlín, entre otros, amén del reconocimiento unánime de los más grandes compositores del momento, pero hay eventos de su vida familiar que fueron soslayados posiblemente para no manchar su encumbrada carrera artística.
El acucioso investigador Luis Heraclio Medina Canelón, Miembro de la Academia de Historia del estado Carabobo, nos cuenta en su artículo Teresita Carreño ¿una espía venezolana frente al paredón?, que para su tiempo (segunda mitad del siglo XIX) la vida de esta excepcional pianista, «era considerada algo inestable y polémica» pues, a su primera hija, la dejaba en manos de una amiga por largas temporadas mientras realizaba sus giras de conciertos, lo que conllevó que con el tiempo, aquella amiga terminara adoptándola.
Anota el investigador en su interesante crónica que Teresa Carreño contrajo matrimonio en cuatro oportunidades, se divorció tres veces y dos de sus maridos eran hermanos, cosa que quizás hoy no sea tan llamativa, pero en aquella época causó estrepitoso revuelo.
La niña prodigio que antes de los nueve años fue invitada a tocar en la Casa Blanca ante el presidente Abraham Lincoln, quien se deleitó de aquel recital y la ovacionó con ímpetu, años después, ya consolidada su brillante carrera concertista, se vio inmersa en algunos procesos judiciales. Su vida desordenada y de excesos la condujo a quedar en la ruina más de una vez, pero lo que menos es conocido y que quizá sea lo más interesante, es que dos de sus hijos fueron encarcelados tras ser acusados de espionaje para las filas alemanas.
Costosa factura
En 1886, el presidente Antonio Guzmán Blanco le encargó personalmente a Teresa Carreño la organización de la temporada de ópera de Caracas, y pese a la euforia del momento, la alta sociedad caraqueña no asistió a las funciones como muestra de repudio a aquella mujer que había osado divorciarse.
Teresita, como la llamaban con cariño, era la hija predilecta de la famosa pianista Teresa Carreño. Llegó al mundo del enlace nupcial con Giovanni Tagliapietra. Nacida en 1882 en Estados Unidos.
La Carreño fijó su residencia en Berlín, Alemania en 1889, donde Teresita realizó sus primeros estudios, mientras su madre coronaba nuevos triunfos que la consagraron como una concertista de talla internacional.
Allí contrae matrimonio (el tercero) con el pianista y compositor alemán Eugen D´Albert (1892), al tiempo que Teresita sigue los pasos de su madre como prominente pianista en el exigente ambiente musical de Berlín. «Tal es el orgullo que siente Teresa por Teresita que es al único de sus hijos que le dedica una de sus obras: el vals “Mi Teresita”, una de las pocas obras que se conservan grabadas interpretadas por la artista.»
Inmediatamente después del divorcio, Teresa Carreño casó, en 1901, con Arturo Tagliapietra, un hermano de su segundo esposo.
Al poco Teresita se convierte en una sensación recorriendo el viejo mundo entre giras y conciertos a pesar de que en 1914 estalla la Primera Guerra Mundial, escenario que no logró detener su prolífera actividad cultural.
Madre e hija son la sensación del momento, y ambas recorren en ferrocarril y en barco, toda Europa a pesar de las limitaciones causadas por el conflicto bélico.
Los viajes de las dos extranjeras, -señala el historiador Medina Canelón-, causan reiteradamente la suspicacia de los cuerpos de inteligencia de los países en guerra, ya que se sospecha de espías por todas partes reinando una paranoia general.
Al paredón
En agosto de 1914, el vapor francés en el que se trasladaba Teresita rumbo a Marruecos atracó en un puerto de Argelia (para la época colonia francesa) Allí, el buque es atacado por las naves de guerra alemana Goeben y Breslau, que posteriormente bombardean el puerto de Bona (actualmente conocida como Annaba). En Bona ocurren serios disturbios al rebelarse los árabes contra los franceses, lo que genera disturbios y enfrentamientos.
En ese conflicto, Teresita es vista conversando con un alemán, encendiendo las alarmas de las autoridades locales, que proceden a aprehenderla, consiguiendo en su pasaporte innumerables entradas y salidas de Alemania.
De igual forma, descubren entre sus pertenencias, cierta cantidad de correspondencia remitida desde Alemania, así como documentos bancarios alemanes, lo que la convierte en potencial sospechosa de espionaje.
Teresita es encarcelada, acusada de un delito que conlleva como castigo la pena de muerte: el espionaje a favor de una potencia enemiga en tiempos de guerra. Sus documentos son alemanes y no puede demostrar su nacionalidad norteamericana. En un juicio sumario es condenada a muerte, ejecución que se fijó para el 14 de diciembre de 1914.
Tres tortuosos meses pasó Teresita Carreño en un calabozo a la espera del paredón de fusilamiento, mientras que su padre y su padrastro, los hermanos Giovanni y Arturo Tagliapietra, tratan de apelar ante las autoridades francesas, la nacionalidad norteamericana de la procesada.
Cuando recibía los últimos sacramentos por parte de un sacerdote, unas pocas horas antes de enfrentar el paredón, llegó la nota de conmutación de la pena del gobierno francés, gracias a la intervención del cónsul norteamericano en Argelia y del embajador norteamericano en Alemania.
Teresita fue expulsada a Palma de Mallorca, de donde zarpó en otro buque hasta Barcelona, España. Después de este dantesco y espeluznante evento, Teresita recibió por largo tiempo tratamiento siquiátrico en Lausanne, Suiza.
Teresa Carreño con sus hijos – Teresita, Giovanni, Hertha y Eugenia
¿Realmente era una espía?
Afirma Medina Canelón que las vinculaciones de las Carreño con Alemania son indiscutibles: Teresita se educó desde niña en aquel país, en donde pasó gran parte de su vida; su padrastro era alemán; los negocios de la familia y las cuentas bancarias eran de bancos alemanes, por lo que es lógico pensar que sus simpatías estuvieran de ese lado. Ahora bien, el hecho de que hubiera efectivamente servido de fuente de información al gobierno del káiser es algo que permanece en lo oculto de la historia.
Teresita Carreño Tagliapietra luego de sobrevivir a varios meses de cautiverio en una fría y lúgubre mazmorra, después de sobrevivir a la pena de muerte, decidió alejarse de la vida pública, nunca más volvió a tocar en algún concierto y su vida se redujo a la intimidad de su hogar.
Se desposó con Eustace William de Blois, un alto oficial británico. Las crónicas cuentan que Teresita falleció en Venezuela. Según Medina Canelón, Teresita procreó a Antonio (Tony) Eugene Blois Carreño, también músico, quien fuera discípulo del maestro Vicente Emilio Sojo, fallecido prematuramente en un accidente de tránsito en un rally entre Puerto La Cruz y Ciudad Bolívar en 1957. El hermano de Teresita, Giovanni, también estuvo preso en Francia, pero fue liberado por falta de pruebas.
Fuente: Luis Heraclio Medina Canelón. Teresita Carreño ¿una espía venezolana frente al paredón? Publicado en www.CorreodeLara.com. Marzo 25 de 2020.