Indudable que la crisis y sus parentelas, la guerra económica y las sanciones gringas, ha golpeado y seguirá castigando duramente la vida, paciencia y cotidianidad venezolana.
Nos enteramos, que nuestra vernácula cédula de identidad, que había permanecido de soslayo, inmune a los macros manejos y canjes comerciales, también pasará a pechar la salud mental y bolsillos del sufrido pueblo venezolano.
Por los vientos que soplan desde las esferas del Servicio Administrativo de identificación, Migración y Extranjería, mejor conocido como Saime, viene una nueva cedulación.
Al parecer, toda la data de los ciudadanos de la República Bolivariana de Venezuela que por años, reposaban en los registros de la antigua Dirección de Extranjería (DIEX), estaría obsoleta y periclitada, y será necesario renovarla totalmente, aunque ahora, no por los funcionarios del Saime, sino con la ayuda de los usuarios que opten por un nuevo documento de identidad.
Aquel simple trámite, que el venezolano dé a pié solía realizar en condiciones normales con solo la copia, o muestra de su cédula vencida, nada más, porque sus datos, estarían bien resguardados en la mencionada DIEX, para obtener su nueva cédula el mismo día, pasará a ser, un engorroso trámite, vía formulario digital, que de antemano, para los pelos punta, con el cúmulo de información solicitada, y que de seguro, nos remitirá a los intermediarios y gestores de turno, para superar los enredos introducidos, y lograr la cita previa exigida.
Ya imaginamos los cartelitos en las plazas y bulevares de la ciudad, “Se llenan planillas para su cita de cedulación en el SAIME”, pues no será fácil hacerlo a través de un celular.
Según los anuncios, aparte de los datos que por años, se guardaron celosamente desde que se inició la primera cedulación en el país, el 3 de noviembre de 1942, ahora se deberán agregar, las señas particulares de cada persona.
-¿Tus ojos, tus ojos?… ¿Qué tienen tus ojos?. Esperamos que no sean raros, sino que al menos, sean aguarapados, como los del indio y del llanero sabanero, porque este es uno de los requisitos que se deberá llenar en el formulario digital, junto con el peso, la hora y el sitio exacto del centro asistencial, donde se nació, además de los datos de la partida de nacimiento. No queda claro en el formulario, qué deben colocar los que vinieron al mundo con ayuda de una matrona.
Como se aprecia a simple vista, no pinta bien este nuevo proceso de cedulación que se anuncia con bombos y platillos por las redes sociales. Y desde ya avizoramos, que tras su fachada de supuesta modernidad, se oculta una envolvente maniobra, que aparte de vulnerar nuestras identidades, agregará un nuevo suplicio para los sectores más vulnerables y de escasos recursos de la población.
Ya sabemos, que para solicitar el pasaporte se requiere otro explainer, (planilla explicativa) pero ya los trámites para su expedición, gozan de buena salud en sus nichos dolarizados.
También nos enteramos, que la constancia de residencia, será uno de los requisitos que exigirá el Saime para expedir por primera vez, o renovar la cédula, según el nuevo sistema por cita previa. Pero curiosamente, para solicitar este documento se necesitará la cédula de identidad.
Es posible que este atrevimiento por aproximarnos a describir la nueva irrealidad que se nos avecina en torno a “nuestra vulnerada identidad”, lo más seguro es que nos califiquen de mal hablados, de enemigo de la revolución, e incluso, de estar incurso en asociación para delinquir, pero no nos deja de sorprender, la razón por la que hay que renovar nuevamente toda la data de cedulación que por años veníamos utilizando.
Las redes sociales dieron cuenta, que en voz baja, los gremios privados criticaron las tarifas arbitrarias, los retardos y hasta la discriminación a extranjeros en los trámites de las notarías (Saren). Ojalá que este nuevo intento por modernizar nuestra vulnerada identidad, y hacernos más dependientes del modelo comunista, no nos conduzca a un nuevo e incierto caos.
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