Humberto González Briceño: Primarias para lavarle la cara al régimen

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Poco importa la evidencia que ofrece dos décadas de tiranía chavista para continuar en el poder invocando no otra cosa que su propia y conveniente legalidad. Menos aún el siempre fraudulento aparato electoral del chavismo para dar la apariencia de una legitimidad que no existe. En suma, las condiciones irregulares que alguna vez permitieron la adjudicación de victorias electorales a Hugo Chávez, a Nicolás Maduro, no sólo no han cambiado sino más bien han empeorado. Esta realidad que resulta evidente e inocultable para la mayoría de los venezolanos es deliberadamente ignorada por los políticos de la falsa oposición y especialmente por aquellos embarcados en sus fantasías electorales.

Es un insulto, por decir lo menos, que quienes están obsesionados con convertirse en el candidato de la falsa oposición le hablen a los venezolanos como si estos fuesen retrasados mentales. Con un discurso plagado de clichés y lugares comunes estos candidatos nos piden renovar la esperanza en una ilusión que solo puede llevar a más desengaño como ya se ha visto a lo largo de estos veintitrés años de pesadilla chavista. Haciendo más énfasis en su carisma unos y en su tolerancia con el chavismo otros, todos estos candidatos se saltan a propósito el tema fundamental y definitorio en el debate político venezolano que es el del Estado o el régimen político, y no el del gobierno.

En otras palabras, estos candidatos a las primarias de la falsa oposición en forma cautelosa evitan abordar el tema del poder político que involucra todo un tinglado de instituciones militares, judiciales y electorales que no representan el interés nacional sino que por el contrario son el soporte pseudo legal del chavismo para imponerse sobre el resto de los venezolanos. Tocar estos asuntos significaría ponerse en situación de oposición real al régimen chavista con todas las consecuencias que ello pueda implicar.

Por el contrario, los candidatos que participan en las primarias muy hábilmente se han centrado en un problema que parece real, pero no lo es. Para ellos todo se reduce al tema del gobierno, no del Estado, y más específicamente a ofrecer en el cambio del gobierno de Nicolás Maduro la solución mágica a una situación compleja que va más allá de la persona de Maduro porque en realidad se trata de múltiples estructuras y grupos que están operando a los cuales habría que despojar de su calidad de “Estado”.

Tratar la crisis política de Venezuela como una mera crisis de gobierno que puede ser resuelta milagrosamente en unas elecciones le rinde dividendos a la falsa oposición y sus candidatos. Esto les permite seguir dando la apariencia de oponerse al chavismo, eso sí dentro de las rigurosas condiciones políticas y electorales que la legalidad chavista permite lo que en definitiva termina siendo una oposición inocua, inexistente, falsa pues.

La misma lógica que anima a participar en unas elecciones fraudulentas, sin garantías ni condiciones, es la misma que operó en las protestas del 2016-2017 donde irresponsablemente se quiso hacer ver que unos muchachos armados con piedras y escudos de cartón podían derrotar a las fuerzas militares del régimen chavista que no dudaron en responder con tanques de guerra y bazucas en una masacre cuyo balance aún parece estar pendiente. Los más irresponsables se atrevieron a sugerir que hasta era posible que el chavismo se desprendiera del poder por puro pudor.

En ambos casos, tanto en el 2016-2017 y ahora, la única razón para empujar en la dirección equivocada es el ejercicio conjugado de la demagogia y el voluntarismo. El engaño consiste en hacerle el juego al régimen chavista con la tesis según la cual respetando sus reglas de juego algún día habrá un cambio político en Venezuela por la vía electoral.  Esto a su vez se complementa con la propagación de fantasías e ilusiones de una suerte de poder mítico o hasta mágico que posee el pueblo para lograr que el chavismo renuncie al poder. Aunque hasta ahora ninguno de los candidatos a las primarias de la falsa oposición haya podido explicar cómo opera exactamente este tipo de milagro.

Esto tiene que ver, por ejemplo, con temas específicos tales como ¿Qué hará el candidato de la falsa oposición cuando el Consejo Nacional Electoral chavista adjudique nuevamente la victoria a Nicolás Maduro? ¿Llamará al pueblo a protestar y enfrentarse una vez más a las fuerzas armadas chavistas? ¿O acaso esperará con los dedos cruzados que algún militar chavista se salga del guión político-militar para alinearse con la falsa oposición? ¿O quizás luego de tener otro baño de realidad haya que conformarse con pedirle al gobierno de los Estados Unidos, tolerante siempre con el chavismo, más sanciones (simbólicas) contra un régimen que impuso sus resultados electorales? Una vez más.

Los reconocidos profesionales que integran la Comisión Electoral para las primarias de la falsa oposición en la voz de su presidente Jesús María Casal nos han dado la clave. Quizás para salvar su prestigio en el papel que han escogido jugar en esta trama los miembros de la comisión parecen estar de acuerdo en que se debe proclamar al candidato que resulte ganador, independientemente de si está inhabilitado o no para medirse con Nicolás Maduro en el fraude del 2024.

Y es que al proclamar a un candidato como María Corina Machado o Henrique Capriles Radonski la falsa oposición sencillamente no podría ni siquiera inscribir su candidato, por lo menos el ala del G3+1. Entonces lo que nos ha dicho Casal es algo que ya sabíamos. Toda esta orquestación no es más que una representación simbólica, un acto voluntarista de buena fe, frente a un resultado que desde ya es anticipado por todos incluso por los propios candidatos de la falsa oposición. A estos efectos es lo mismo que el candidato sea cualquiera de los inhabilitados por el régimen o Manuel Rosales y hasta Benjamín Rausseo.

Para ejercitar una oposición inocua y simbólica da igual que el candidato esté inhabilitado o no, porque al final todo se reduce al mundo de las formas, las apariencias y las abstracciones. En este reino de Narnia donde la fantasía niega la realidad, los falsos opositores, unos con ingenuidad otros con sinuosidad, le prestan invaluables servicios al régimen chavista lavándole la cara al hacerse parte de su circo electoral.

@humbertotweets

 

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