La señal obscena del dedo medio, surgió en el Siglo IV (a.C) en Atenas, cuando el filósofo griego Diógenes (413 a.C- 323 a.C.) expreso su opinión a un grupo de visitantes, a cerca del político ateniense, el orador Demóstenes, (384-322 a. de J. C.) según lo relata un historiador griego.
Este es el primer registro que se conoce, de que el dedo medio extendido, con los otros dedos cerrados debajo del pulgar, ha expresado ofensa y desprecio por más de dos mil años.
Se cree que este agravio ya era utilizado por los antiguos romanos, digitus impudicus (dedo desvergonzado. indecente u ofensivo), en especial el emperador romano Calígula, y así lo constatan escritos del historiador Cayo Suetonio, cuando Augusto César expulso al comediante Pílades por tratar de llamar la atención del auditorio con el movimiento de su dedo medio.
En el epigrama del primer siglo después de Cristo (d.C.) del poeta latino Marcial, (40-104), un personaje que siempre ha gozado de buena salud extiende un dedo, «el indecente», a tres doctores. Pero no era el único.
«El historiador romano Tacitus, escribió que las tribus germánicas solían levantar sus dedos medios antes el avance de los soldados romanos», según el profesor emérito de Comunicación y Clásicos de la Universidad de Illinois, Thomas Conley, quien ha escrito sobre la retórica de los insultos
Antes los griegos usaban el dedo medio como una referencia explícita a los genitales masculinos.
En el 419 a.C. el dramaturgo Aristófanes realiza un juego de palabras en su comedia Las Nubes (423 a.C.), donde el protagonista Estrepsiades con el ritmo dactílico, exhibe su dedo medio y luego su entrepierna, a Fidipides, personaje de Sócrates. A este gesto se le conoció como Katapygon.
En la Divina Comedia, Canto XXV, el escritor y poeta italiano, Dante Alighieri, (1265-1321), dice de Vanni Fucci (hijo bastardo de Fuccio de Lazzeri que, en 1293, robo los vasos sagrados del Duomo de Pistoya) que encontrándose en el infierno «alzo las dos manos con gesto fálico de hacer la Higa gritando: ¡Tómalas Dios, que van para ti!».
En el siglo I de nuestra era, se generalizo el uso del digitus impudicus en las culturas del Mediterráneo, como el método más utilizado para desviar la amenaza supersticiosa del mal de ojo.
El uso difundido de este gesto, probablemente se deba a la influencia del Imperio romano y la civilización grecorromana.
Dedo medio y los ingleses
Otra versión señala que fueron los ingleses que la crearon a raíz de la batalla de Agincourt, en 1415, donde pelearon contra los franceses, quienes al ver que lo utilizaban paras lanzar flechas y metales cortantes con el arco, decidieron cortárselos una vez que lo hacían prisioneros. Así, los que se salvaban mostraban desafiantes esta señal a sus enemigos.
«La señal obscena del dedo medio es uno de los gestos de insulto más antiguos conocidos. Los orígenes, pueden extenderse aún más atrás, se sabe que los monos se hacen señas con los dedos o con el pene erecto», afirma el antropólogo británico Desmond Morris, autor de varios libros, entre ellos, El mono desnudo, 1967.
«El dedo medio extendido, –advierte Morris-, llego probablemente a los Estados Unidos con los inmigrantes italianos, y está documentado por primera vez en este país en 1886, cuando un jugador de beisbol de los Boston Beaneaters, Charles Radbourn, lo muestra en una fotografía que se tomó su equipo junto con algunos de sus rivales, los Gigantes de Nueva York».
Ira Robbins, profesor de Derecho de la Universidad Americana en Washington DC, quien ha estudiado el lugar del gesto en la jurisprudencia criminal, afirma: «Si bien el dedo medio puede haber simbolizado históricamente un falo, ha perdido ese significado distintivo y ya no es ni siquiera obsceno. Este gesto está tan bien arraigado en la vida cotidiana, de este y de otros países, que no hace referencia a intereses lascivos. No solo es un falo. Actualmente significa muchas cosas: como protesta, rabia, ira, o emoción».
Pero el significado ofensivo del dedo medio parece haber traspasado fronteras culturales, lingüísticas y nacionales: filósofos, políticos, ejecutivos, estrellas de la música, estudiantes, policías, deportistas, en los juegos de futbol y beisbol, conciertos, etc. etc., conocen el particular poder de insultar y generar controversias de este gesto.
–Al decir de Plinio, el Viejo, naturalista latino, las romanas se perfumaban con tal abundancia que la proximidad de una mujer, en la calle se anunciaba ya a cierta distancia, por los efluvios que emanaban de sus cabellos y vestidos. También se perfumaban copiosamente los hombres, sobre todo con bálsamo y canela.
–El más antiguo de todos los pomos de perfumes conocidos hasta hoy es una manzana de oro que encerraba almizcle y que le fue enviada al emperador de Alemania, en el año 1174 por el rey Balduino de Jerusalén, a través de su embajador. Los que le siguen en antigüedad figuran en los inventarios franceses a partir del año 1380, según lo escrito por Max von Boehn, en su obra Accesorios de la Moda, 1944.
–El 17 de febrero de 1600, tras haber pasado 8 años de cárcel en Campo de Fiori, Roma, el filósofo, matemático y astrónomo Giordano Bruno (1548-1600), que combatió a Aristóteles y a los escolásticos, y difundió las doctrinas de Raimundo Lulio, murió quemado en la hoguera al no retractarse de sus convicciones acerca del Universo y de Dios. Según él, el universo se haya penetrado de vida divina y no es distinto de Dios. Uno de sus discípulos fue quien lo denuncio a la Inquisición, lo encontró culpable de herejía.
–Dicen que una piedra de ágata de un color uniforme, pulimentada o tallada, es un amuleto que proporciona la salud a quien la lleva, le evita que padezca sed, le preserva de peligros y le atrae el éxito y la victoria. En cambio, si el ágata tiene rayas, su posesión produce discordias entre la familia.
–La amatista preserva contra todas las pasiones, especialmente contra la vanidad y el orgullo. Como amuleto debe llevarse solamente el 21 de marzo al 20 de abril. Su uso proporciona humildad y castidad.
–El berilio o agua marina sirve para inclinar el ánimo de los demás a favor de quien lo lleva.
Periodista – giselaoo@gmail.com