Neuro Villalobos: Nos creen pendejos

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El mundo está desquiciado ¡Vaya faena haber nacido yo para tener que arreglarlo!. William Shakespeare.

En un artículo anterior titulado “Socialismo y Fascismo” mencionaba una frase del conocido Sociólogo venezolano Rigoberto Lanz quien dijo en una oportunidad que en Venezuela hay socialismo para todos los gustos, y escribí yo, entonces, que en su nombre se encubren afanes totalitaristas, militaristas, y fanáticos de todo orden, a quienes Winston Churchill definió como “alguien que no puede cambiar de mentalidad y que no quiere cambiar de tema”.

Lo que no se incluyó en esa clasificación fué a la delincuencia que se ha organizado para tomar el poder y desde allí desatar todos sus reprochables pensamientos y actitudes, entre las cuales destacan la mentira y el engaño permanente para encubrir sus fechorías. Ahora resulta que después de 24 años de saqueo contínuo a la nación venezolana, los chavistas, maduristas y bandas asociadas se dieron cuenta que en Venezuela existe la corrupción y que ellos han decidido enfrentarla y están dispuestos a combatirla, aprovechando un ajuste de cuentas entre forajidos en el poder.

Para ese propósito quieren hacer ver que lo que es un acto de “viveza criolla” entre bandas delictivas es un combate a la corrupción; que la ambición descontrolada de unos grupos que participan en el robo descarado que ha dejado en ruinas al país, es una actitud antirrevolucionaria de quienes no merecen llamarse socialistas, según el decir de inocentes palomitas militantes del PSUV.

En Maracaibo hay un refrán muy popular que dice: “Está bien que sean vivos pero que no crean que los demás son pendejos”. ¿Cómo vamos a pensar que son corruptos quienes han ofrecido a los venezolanos dos de los diez tesoros perdidos: la Piedra Filosofal y el Santo Grial, con los cuales aspiran resolver todos nuestros problemas mundanos, siempre a futuro?. Jon Juaristi, intelectual Vasco, ex-miembro de la ETA en su juventud, se refirió a que todos los patriotas que enarbolan las banderas del nacionalismo, siempre irán a buscar el bien perdido.

Si uno da un breve repaso a los elementos característicos de las distintas doctrinas políticas y económicas conocidas en el mundo, nos daremos cuenta que a este régimen lo inspira no solo lo peor del comunismo y del fascismo, sino también del nazismo. Si bien estas dos últimas doctrinas surgen en el fondo por el temor de las sociedades italianas y alemanas al comunismo, todas ellas tienen en común su mensaje de violencia, terror, muerte y depravación.

La fusión indisoluble del partido único con el Estado y el gobierno; el control absoluto sobre todos los aspectos de la vida individual y colectiva; la concentración de los poderes; el adoctrinamiento, sobre todo de niños y jóvenes; la autoridad ilimitada e indiscutible del líder (Führer), aunque no tenga solvencia moral; la predestinación de una élite, son, entre otros, rasgos que los alejan de cualquier sociedad democrática y los acerca cada vez más al nazismo.

A este régimen lo caracteriza esa especie de Frankestein ideológico similar a lo que ya han sufrido otras sociedades a nivel mundial. Su fanatismo les imprime rasgos parecidos a las doctrinas más aberrantes que ha conocido y sufrido la humanidad. Sustentado en mitos y soportado por ambiciones ilimitadas, ha devenido en una dictadura detestable como forma de gobierno, catastrófico en lo económico, coercitivo hasta el terror en lo civil y sincrético en lo político y religioso, que no sólo aparenta ser cristiano o evangélico, sino que hasta en los “babalawos” y la “pepa de zamuro” creen. ¡Ah!, y también nos creen pendejos a los venezolanos.

nevillarin@gmail.com

 

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