Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos
porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo.
Este poema de William Wordsworth, uno de los más valorados poetas románticos ingleses, autor de la “Oda a la inmortalidad”, es recordado en nosotros, a fundamento y razón de que una joven Natalie Wood lo declamaba en la clase de literatura, cuando su dolor era más fuerte que su esperanza, en la película de Elia Kazan “Esplendor en la hierba”.
Muy pocas veces unos versos como estos han contribuido tanto a la popularidad de un autor clásico.
En la narración, Natalie Wood y Warren Beatty nos transportaban a un pueblo estadounidense, en el cual las tradiciones y las imposiciones familiares terminaban inmolando los sueños de dos jóvenes enamorados.
No siendo esta nota un blog de cine, no puedo resistirme a invitarles, a quienes lean estas líneas, a que vean esa producción si aún no lo han hecho.
El filme era el favorito de mi madre. Ella hizo que lo percibiera, y recuerdo aún sus palabras: “Fíjate bien, hijo, en la muchacha, en su congoja, y el humedecido vaho en su mirada”.
William Wordsworth fue uno de los más trascendentales poetas románticos ingleses con Samuel Taylor Coleridge, y ayudó al despegue sentimental en la literatura inglesa con la publicación conjunta de “Baladas líricas” en 1798. Sin duda la obra que más influyó, indiscutiblemente, en el campo literario del siglo XIX europeo.
El carácter innovador de la poesía de Wordsworth, ambientada en el sugerente paisaje del Lake District, en el norte de Cumberland, tiene mucho que ver en la elección de los protagonistas, casi siempre personajes humildes. El tema también radica en este ambiente, situado siempre en la vida cotidiana, en el día a día y, por supuesto, en el lenguaje que es sencillo y directo.
Si el primer acercamiento de un escritor es a través de una película o de un poema que llega al azar a nuestras vidas, bienvenido sea. Yo descubrí, a través de ésta película, a Wordsworth cuando tenía la edad juvenil, y nunca he dejado, desde entonces, de leerlo.
Y así es que invito al lector o lectora a que abran cualquiera de las obras del poeta, o comiencen a conocerlo viendo la admirable película “Esplendor en la hierba” de Elia Kazan.
rnaranco@hotmail.com