Para saber si estamos actuando bien, sí se trata de algo positivo tenemos un baremo excelente: la opinión del gobierno. Cuando se emprende cualquier tarea que les preocupa y perturba, en seguida empiezan a atacar la actividad. Sea cuál sea. Lo dicho sobre la realización de las primarias, puso las caras perplejas, por no decir otra cosa, a los jefes del régimen, y entonces confirmamos: estamos en la línea justa y correcta. Hacer una elección con el carácter de las primarias para elegir al candidato de la oposición que enfrentará al del régimen, requiere de un país dispuesto a elegir a quien más le guste; y también aceptar votar por quien resulte electo en el proceso, a pesar de no ser su candidato. ¿Mayor democracia y espíritu democrático? Casi imposible. No importa, ni interesa lo disparatado de algunas opiniones de los “trastornados” del teclado. Bastante, ignorantes, por cierto, tema de otro artículo. Al oír dudas, dificultades, objeciones, y algunos aspectos, que todavía deberán acordarse, nos damos cuenta de que el país democrático está en píe y dispuesto siempre a buscar la solución al problema por la vía democrática, pacífica y constitucional. Esto reconforta. Nos da esperanzas. Quienes no están ganados para dejar el poder son los atornillados desde hace 25 años en lo que se llamaba “la silla de Miraflores”. Cuando hablan ni siquiera lejanamente, menos en concreto, aceptan que deberán dejar en paz a este país y salir del poder. No quiero hacer menciones de determinados voceros, solo con mencionarlos, se da un valor. (Es así. Estudiar leyes de la propaganda) No quiero contribuir a lo que sistemáticamente eludo por las redes y en el caso de mis artículos, procuro no hablar nada sobre ellos. Insisto, nombrarlos, bien o mal, es manera de hacerles propaganda.
Me referiré a la frase dicha por alguien: “Primero se mueren de hambre todos los venezolanos, antes de que salgamos del poder”. ¿Qué quiere decir? ¡Qué cinismo y vergüenza! ¿Qué prefieren matarnos de hambre antes que dejar de mandar y controlar? Ellos ateos, aun cuando a veces para congraciarse con la Iglesia y algunos sectores de creyentes hacen alusiones a Dios y a Jesús Cristo; no hago el mínimo caso. Convencidos de que, seguirán haciendo maldades y regodeándose con riquezas mal habidas. Se olvidan: la muerte es democrática, nadie se salva. Nos espera a todos, más pronto o más tarde. Enfrentaremos el Juicio, ese sin ningún paliativo, de Nuestro Señor, de acuerdo a nuestro tránsito por la tierra. Ellos sin Fe se burlan de lo que decimos: tal como existe la maldad y la injusticia en la tierra, igual existe la Misericordia de Dios y la Justicia Divina.
El proceso que se anuncia es fundamental. Cada uno de los participantes como posible triunfador, deberá hacer lo que nos enseñaron en las lejanas clases de religión: examen de consciencia. En efecto, esta mucho en juego. El trabajo para realizar esa elección es enorme y los necesarios acuerdos, numerosos. Por encima de todo debe estar la actitud positiva de quienes se pretenden medir; conociendo que algunos ya están en la palestra. ¿Es mucho pedir? Si no hay sensatez para ese acto, ¿cómo pensar que tendrán la capacidad para sacar al país del atolladero en el que lo dejan los chavo-maduristas? Ojalá reflexionen: hay gente qué por hambre, ideología, la bolsa clap, o tontos útiles son capaces de votar por ellos. Sin embargo, hay una enorme masa crítica que no los perdonará. Confiemos: saldrán a punta de votos como entraron. (La consigna: si se puede) Pendientes y ocupados dentro del esquema de la democracia: ¿Qué hacer para preservar la democracia de otros intentos totalitarios, autoritarios, personalistas y militaristas?
No debemos más nunca ser ingenuos. El monstruo que representa tendencias equivocadas, agazapadas, por más de 4 décadas, esperando para dar el zarpazo y adueñarse del país, para destruirlo, agredirlo y desnortarlo, no puede volver a ocurrir. Es el reto que tenemos.
Las nuevas generaciones deberán estudiar con ahínco y seriedad lo que implica el militarismo y sus desviaciones: las más terribles, sufridas por estos 25 años en nuestra martirizada Patria. Detectar a tiempo la intención personalista y autoritaria, no es fácil. Sin embargo, podemos y debemos trabajar con este problema. Recordar: no ocurre solo en Venezuela. Politólogos, filósofos, pensadores de por acá y allende los mares lo han advertido. No queda alternativa hay que trabajar con el problema, analizarlo, desmontarlo, para finalmente encontrar la solución. Es tarea impostergable y necesaria. Hay muchos jóvenes honestos interesados en la política -que no en la politiquería- deben estudiar, prepararse, madurar, crecer en todo sentido. Solo así se logrará el propósito de sacar al país de la debacle a la que lo llevaron los del socialismo del siglo XXI. ¡Empecemos de una vez: ¡Unidad y Victoria! Volveré sobre el tema.