La decencia sigue recibiendo descargas eléctricas en las partes íntimas. La semana bostezaba de hastío, hasta que apareció un nuevo caso de malversación de fondos. No existe mayor sorpresa con lo acontecido, absolutamente todo el mundo sabe que el saqueo de nuestros recursos, es algo que caracteriza al régimen. El gobierno venezolano es la más resaltante expresión de lo que significa la corrupción como proyecto ideológico.
Son castas que se reparten el botín sin ningún desparpajo. Como son fruto de la indignidad: hacen alarde de quién es más ladrón. Un escándalo destapa uno nuevo, mientras las arcas del estado son devoradas por las desmedidas ansias revolucionarias. Se han robado más de ochocientos mil millones de dólares. Una cifra estratosférica que indica la manera depredadora en que se conduce este proceso. No existe parangón en el planeta. Son unos especímenes despreciables que siguen engañando a su manipulado auditorio de adeptos.
Desafortunadamente en Venezuela carecemos de órganos investigativos autónomos y probos. La Asamblea Nacional electa el 21 de noviembre del año 2021 es un cuerpo que responde al mandato de Nicolás Maduro. Un ente sin beneficio real para el ciudadano.
Las averiguaciones son ridículas muestras de aparentar honestidad, cuando también están podridos sus intestinos. Todo es una farsa de un enorme circo en donde no aparece el dinero. Tampoco caen los verdaderos jefes de estas mafias. Solo actores de reparto que son debidamente entrenados para culparlos de todo, mientras los responsables principales pasan por debajo de la mesa.
Están tratando de lavarse la cara, mostrándose como capitanes de la causa honrada, lo cual es la mayor burla que pueda existir. Un insulto al ciudadano al que consideran manipulable. Toda una maquinaria delictiva que controla al estado de manera férrea. Son bandas organizadas que actúan de manera impune. Han impuesto al delito como ejemplo a seguir.
Como sello de su inmoralidad. Han planificado marchas en contra de la corrupción: algo así cómo sacar un demonio del cuerpo de alguien invocando otro demonio. Mayor irrespeto a la inteligencia del ciudadano no podrá haber. La realidad es que Venezuela está en manos de bandidos. Que la revolución es la mayor estafa de la cual se tenga memoria. Pocos se salvan de un juicio que está lleno de un voluminoso expediente que abre nuevos espacios cada día.
La esperanza la tenemos en la justicia internacional. Que terminen tras las rejas. Son la escoria que desde el poder lo pervierte todo. Una banda de malhechores que tiene secuestrado el poder. Es necesario que caigan todos. Comenzando por quienes encabezan este régimen oprobioso. La Venezuela debe imponerse. Salvemos la patria.
alexandercambero@hotmail.com – @alecambero