Marcial Fonseca: Sobre el lenguaje

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Como algo ya muy manido, en abril murieron dos portentos de la literatura universal, Miguel de Cervantes y William Shakespeare, ambos en la misma fecha, 23 de abril del 1616 que no el mismo día; y por ello se celebra en este mes el Día del Idioma, el Día de Libro o de la cultura. Y como es costumbre del autor, el texto será dedicado a hablar de cosas curiosas del nuestro idioma, castellano o español. Muchas de ellas serán repeticiones de cosas muy sabidas, algunas primerizas; y siempre en un lenguaje llano.

Vayamos con la primera. La Real Academia Española ha creado una nueva polémica al dictar que cuando queramos usar sólo, así con acento, debemos justificarnos por ello. Más cantinflero no podrá ser nuestro discurso si cada vez que digamos «sólo tomo cocuy… y la tilde se explica…»; alguien argüirá que si toma cocuy, no sabrá explicar la virgulilla.

Ahora, una para los pedantes que suelen restregarnos en la cara, «se dice aguái y no jaguái…»; estamos hablando del estado norteamericano Hawái. Bueno, ahora es aceptable, en algunas palabras de origen foráneo, que la hache sea aspirada. Así, son lícitas jachís, por hachís, jegeliano, por hegeliano, jámster, por hámster. Hay la duda, ya hablando de sonidos cambiados si piyama será aceptado como la pronunciación de pijama.

Ya es común en la redes sociales, en cuestiones gramaticales, conseguir la explicación de por qué palabras como huérfano, hueco, hueso pierden la hache cuando dan origen a orfandad, óseo y oquedad. La h en huelo, de oler, es por la misma razón; pero en sentido contrario.

Y hablando de palabras raras, unas por ignoradas, otras por malsonantes, por supuesto en opinión de quien escribe; nos referimos a una de cada grupo. Del primero: «Estaba rodeado de un mancha de crúor«; se está refiriendo a una mancha de sangre. La irritante al oído: intersecar, que debe ser usado en lugar de intersectar. Quizás algún día la segunda sea admitida como un venezolanismo.

Algo aprendido recientemente: en nuestro idioma no hay palabra con y vocálica en su interior y toda palabra de abolengo, castiza, que termine en i es aguda. Piense en maní, alhelí, etcétera; no se valen taxi, bikini, achachi (esta es un bolivianismo); estas no tienen abolengo; o no son de origen culto, si lo prefieren. Un excepción: casi; la posible explicación, «por ser  un adverbio que iba seguido de otra palabra y por ello, tácitamente, los escritores e impresores decidieron dejar la i atona en casi».

Cerremos con el escritor español Arturo Pérez-Reverte que ha creado el vocablo gilipañol: «Lengua artificial, pero en notable expansión, que hermana a los hispanohablantes gilipollas de España, gran parte de América, Filipinas, Guinea Ecuatorial y otros lugares del mundo».  En estos lares deberíamos decir bolsapañol. Y algo que los bolsinohablantes no admitirían: la diferencia entre honrado y honesto. La primera son los buenos sentimientos de la cintura para arriba, es decir, buen corazón, buenos sentimientos, claros, la verdad por delante; la segunda, buen comportamiento de la cintura para abajo, ser pudoroso, recatado, fiel. Por ello los hombres somos honrados, la mujeres honestas.

Ingeniero y escritor – @marcialfonseca

 

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