Estuve leyendo, en el Semanario “Las Verdades de Miguel” (del 24/09 al 30/09/10), una entrevista que le hizo Rafael Arráiz Lucca al desaparecido Arturo Uslar Pietri, en la cual el insigne escritor señala que: “Yo estoy en un estado de ánimo muy malo, no tengo esperanzas, estoy como en el infierno de Dante. Aquí no hay de donde agarrarse, es lastimoso un país sin clase dirigente, aluvional, improvisado, improvisante, improvisador. Hay que ver lo que hubiera sido este país con esa montaña de recursos, si el gobierno hubiera tenido un poquito de sentido común”. (p. 13). Es decir, pienso que no es tanto el perfil del político que tenemos en Venezuela, sino los recursos económicos que poseemos. Usted se imagina, estimado(a) lector(a), si con tanto dólares que nos han ingresado, digamos, durante las últimas dos décadas, nuestros gobernantes se las hubiese dedicado a una verdadera política social en las inmensas barriadas habitadas por gente humilde. Gente que vive en la pobreza desde hace muchos años. Venezuela sería un modelo y ejemplo ante muchísimas naciones de verdadera organización en su infraestructura.
Saque usted la cuenta de los ingresos que se han “ido”, por ejemplo, en las múltiples elecciones que hemos tenido en estos once años. Y no es que no estoy de acuerdo con las elecciones. Obviamente, eso es signo de democracia. En los miles de millardos en compras de armas. Claro, tenemos que protegernos. Pero, y la gente que se les cae el rancho?. ¿”Qué pasa con aquellos que no tienen una vivienda digna y viven?. ¿Por qué aún existe corrupción?. ¿Y qué hay de quienes no cuentan con una trabajo que le satisfaga las necesidades básicas a su familia?. ¿Por qué muchas arterias viales se encuentran en condiciones paupérrimas?. ¿Por qué existen las invasiones de tierras las cuales son usadas para construir ranchos de cartón, madera y cinc?. Muchas de estas “viviendas” que abundan a los costados de carreteras, avenidas y autopistas.
Por otro lado, las personas que se consideran de la clase media, de la clase media alta y de la clase verdaderamente alta, ¿aportan su granito de arena para que el país salga a flote?. O es que ellos viven en su mundo y no les importa nada lo que ocurre con la llamada clase baja?. ¿Acaso los venezolanos no somos solidarios con nuestros hermanos?. Alguien comentaba que en nuestro país ya no existe clase media, porque viven las mismas penurias que experimentan los de “abajo”. Yo soy de los que piensa que aún hay fortaleza. El venezolano es de los que se crecen en las “verdes y en las maduras”, como argumentaba mi padre Andrés. Claro, la situación es bastante difícil. Máxime cuando se quiere cambiar de sistema capitalista a un sistema socialista. En mi humilde opinión, pienso que no es fácil este cambio por la cantidad de años que tenemos en el consumismo. Y vea usted la cantidad de personas, tanto de la oposición como oficialistas en los centros comerciales.
El mismo Uslar Pietri señala que “…hay mucho dinero, muchísimo dinero y no hay orientación. La educación es un desastre, la política espantosa, no hay debate, el país está sin rumbo…sin clase dirigente, hay aventureros…” (pp.12-13). Lo que se entiende que el problema está circunscrito en tres dimensiones: social, político y económico. Ahora, si existe una lucha de clases, la pregunta de rigor es:¿Cuál es esa lucha?. Pienso que es hora de una verdadera reflexión. Dediquémonos a trabajar por el bien de nuestro país. Miremos a otras naciones de la región que han prosperado sin tener luchas de clase. Se abre el debate.
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