Sin lugar a dudas estas elecciones universitarias tienen características particulares, ya que se concretarán luego de más de una década de retraso. A su vez, esta acción va en paralelo con la dinámica de la situación socioeconómica y política del país, la cual ha llevado al sector educativo público nacional a una crisis de grandes proporciones reflejada en una comunidad universitaria disminuida en número y desposeída de sus haberes, a su vez la de todos los que laboran y laboraron en ella, desvalorizando la condición humana de esos seres que son testigos de la vorágine despiadada que la hiere por los cuatro costados y la somete para consolidar un posible hundimiento que está por ver, pues si en el proceso que se avecina los aspirantes al gobierno universitario ofrecen un producto con bases sólidas para fortalecerla ,podríamos estar tranquilos. porque le ha llegado la hora al reloj que decantará las acciones propuestas, fruto del nuevo vivero que la enaltecerá y eso es lo que profundizará un nuevo método de atacar las áreas más relevantes para lograr su funcionamiento.
De manera que la crisis económica ha llevado a la universidad a navegar sin rumbo y le ha impedido cumplir sus fines y dar respuesta a los avances, con lo cual se puede decir que ha perdido legitimidad y quienes logren el triunfo para dirigirla se deben abocar a una restauración que implica tareas de alto nivel, y, de este modo afrontar la adversidad es prioritario y ¿de qué manera?, realizando cambios estructurales y de funcionamiento, para definir si es necesario o no empezar de cero, porque hay mucha obra que ha hecho historia que debe someterse a una evaluación que permita su revisión para sincerar en qué medida lo que se hizo ayer está vigente o por el contrario, se resiste a los cambios para lograr ese engranaje que apunta a pensar en crear objetos válidos en tiempos en que todo transcurre vertiginosamente y se desconstruye para plantear nuevas realidades que constituyen el andamiaje de una sociedad adormecida, que ha perdido la fe y esperanza, sedienta de algo que le dé sabor y saber y no precisamente engancharse en que todo está perdido porque eso de que la inteligencia artificial se apoderará de todo y nos vencerá está por ver, es quitarnos el entusiasmo y no dejar que sigamos en la rueda de la vida.
En el contexto de esas realidades también supone analizar cómo la universidad ha sido sometida a presiones y ante el descalabro de quienes manipulan para gobernar, vemos cómo hay cambios poniéndola de rodillas hurgando aquí y más allá para violar uno de los estamentos valiosos y necesarios como es el poder autonómico, consagrado en la Ley de Universidades, que le ha permitido operar con libertad de hecho y de derecho.
Y ante estas realidades sigue sin rumbo y sin conducción y la tripulación corre pareja con el descalabro, podríamos decir que nos dibujamos con el Titanic en el momento más dramático, hecho que nos sirve de motivación y ejemplo para que los candidatos que aspiran al gobierno de la nave sepan cuán difíciles serán los tiempos por venir, pero ¿cómo lograr salvarse y ser protagonistas y tener un final adecuado y poder salir airosos? Ya se ve que no es fácil. Pero tampoco imposible, de eso se trata.
Y ante semejante panorama viendo un mar embravecido que se traga las olas y las bate de aquí para allá y viceversa, ¿qué proponen los candidatos? Tampoco es fácil. Veremos cómo aguantarán las sillas cuando ese mar embravecido las levanten estrepitosamente.
Se convoca a elecciones y es un hecho, una necesidad. Se dice que el instrumento para las votaciones ya no tiene el mismo matiz de otros tiempos, se legisla para una universidad que ha perdido su legitimidad y se habla de un claustro cuyos miembros han dejado atrás ese pasado para insertarse en nuevas ideas. Veremos su composición y el garbo de sus representaciones, Es un compromiso histórico. Nada fácil y es también interesante que se vean reflejadas sus imágenes en el espejo de la confrontación ,para el logro de una nueva universidad con autoridades que asumirán los cargos y se expresarán de la mejor manera, siguiendo cánones renovadores , de ese modo serán los ganadores aquéllos que por sus méritos, trabajo y desprendimiento sean seleccionados por la comunidad, porque lograron vender esa imagen de un docente cuya formación va más allá de cuantificar valores ,porque han pateado la universidad envilecida y se han mantenido en esa línea de crear para mejorar y seguir allí desbordando con sus ideas y propuestas ,haciendo uso de su experiencia y tratando de que el barco se mantenga a flote en aguas tranquilas ,a pesar de las tormentas y eso es lo que deseamos.
Pero ya estamos viendo las imágenes corporeizadas de candidatos que ofertan sus nombres y presentan algunos de sus deseos y sueños. No sabemos si se cumplirán en algunos, porque volviendo a la crisis se necesitan equipos coherentes que piensen cómo salvarse de ese témpano de hielo que se les viene encima ,como convencer a ese electorado que vendrá a votar ,así de sencillo, porque debemos asumir el reto de salvar la universidad al asistir con la fogosidad que nos infunde el deber para elegir a quienes por su capacidad ,coraje, valores sus propuestas con una visión al alcance de nuestros tiempos ,sus luchas ,su desprendimiento, sus créditos ,su entereza para discernir y otras tantas cualidades que ya se pondrán en bandeja para ser degustados, serán parte de una agenda voluminosa.
Consciente de esta situación se aprecia que la universidad lucha cada día por su existencia con la calidad que le caracteriza. Por otra parte, las circunstancias en que se realizarán estas elecciones, como es bajo un reglamento transitorio, luego de notables discusiones indican, en parte, la complejidad en la que se mueve actualmente el mundo universitario y el país. Es una realidad.
Por todos los argumentos que se derivan de la profundidad de los asuntos que ameritan su revisión, como lo venimos observando, hay que tener sentido de responsabilidad y considerar que es demasiado ligero proponer lineamientos que den con un programa de gestión cuando no se es consciente de la crisis de la universidad, de sus procesos administrativos, de las normativas internas, algunas con objetivos solapados en el tiempo. En todo caso pensamos que la gestión debe concebirse como un proyecto amplio de renovación institucional, partiendo de lo conocido y funcional. De manera que su factibilidad vaya acompañada por el conocimiento, el recorrido académico administrativo de quienes lideren acciones ante las difíciles circunstancias; igualmente, encaminar la participación de todos los miembros de la comunidad. Bajo estas condiciones se posibilita discriminar entre lo que debe continuar, y de lo que hay que prescindir. Si hacemos un símil médico de lo anterior ante un caso de emergencia como el que vivimos, habría que tener un equipo que integre, equilibradamente, su experiencia para aplicarlo al paciente y a su enfermedad que resulte en un tratamiento adecuado a las necesidades. Para ello se requiere un personal bien formado que aplique un tratamiento y técnicas funcionales y exitosas. Y ¿cuáles son esos personajes que tienen las mejores herramientas para demostrar que la enferma en terapia intensiva, se recuperará y logrará demostrar cuán difícil ha sido navegar sin rumbo y sin capitán y llegar a niveles trascendentales que la harán operativa?
Pero como todo proceso requiere de organización es justo reconocer la iniciativa de equipos que en la pre-campaña oficial dan a conocer sus experiencias y posibilidades y de esto también se trata, de ofertar sus productos, de motivarnos para que elijamos a quienes por sus conocimientos y valores se hagan acreedores al voto y es así como ya se presentan con distintos grados de participación, algunos en pequeñas áreas de la universidad y otros en áreas mayores del quehacer, puesto que fruto de los aprendizajes revelan más confiabilidad.
El total de la universidad es más complejo que la suma de las partes tanto en lo administrativo como en lo académico. Por ello, se requiere, además de la resolución de los problemas internos de la universidad, que miembros de la comunidad universitaria comprometidos, conscientes del papel de una interlocución válida con la esfera gubernamental, y que por sus habilidades logren proyectarla a la comunidad ucevista, con un presupuesto justo y con el desarrollo de una sana autogestión con ingresos propios que ofrezcan programas de gestión cuya realización permita el avance científico, humanístico y tecnológico de la Universidad Central de Venezuela, demuestren esos rasgos que posibiliten acciones determinantes.
Finalmente, con un equipo versátil y fuerte capaz de conducir al barco, la UCV llegara a un puerto seguro, a pesar de las tormentas.
Profesora jubilada, Periodista, Escuela de Comunicación Social (UCV)