Gloria Cuenca: ¿Líderes, dirigentes, conductores?

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Sigo con el tema de las primarias, la elección y la transición. La realización de las mismas, consecuencias y demás aspectos, atañen a los venezolanos y a los extranjeros que están aquí.  Pregunto con sinceridad: ¿Son verdaderamente líderes quienes han estado al frente de importantes sectores de la sociedad venezolana este último cuarto de siglo? La categorización en torno a quién es o cómo entender que estamos frente a un auténtico conductor de una sociedad no es sencillo. En oportunidades nos damos cuenta de que estamos siguiendo a alguien; en un condominio, en una asociación de vecinos, entre estudiantes o profesores y ese mismo personaje, no nos agrada para la presidencia de la república o, para cualquier otro cargo en la sociedad. ¿Qué hacer? No queda otra que aguzar el intelecto y fijarse en varias cualidades que deberían ¿adornar?, al supuesto-a conductor-a. ¿Exagero? Para nada. Informo: hay una especie de baremo para calibrar sí alguien puede ocupar ese lugar “sagrado” del conductor/a, líder, para dirigir al país en medio de la tormenta en la que dejan a Venezuela. Reflexionemos: Sí tuviéramos que irnos en un barco, en medio de un embravecido temporal, ¿Qué ponderaríamos? ¿Cuáles aspectos y elementos apreciaríamos para poner nuestra vida y la de los nuestros en sus manos? La pericia para manejar ese barco, sería fundamental. Poner la vida y el futuro en manos de otro es un riesgo demasiado grande, para actuar sin pensar, vengándose, burlándose, en una especie de torneo de bolas criollas, sin meditar seriamente lo que implica esa elección. Al momento de elegir, tenemos que reflexionar: ¿Es honesto/a? ¿Está preparado/a? ¿Sabe escuchar? ¿Busca entre los mejores para la solución de problemas? ¿Será capaz de reconocer sus errores, seguir adelante en medio de la tormenta? Son cuestiones que debemos considerar.  Especialmente, ¿es suficientemente amplio/a, aceptante y democrático/a para ser el representante de todos los venezolanos demócratas, en la situación de transición a la democracia que enfrentaremos?

¿Nos preocupamos por la apariencia? Interesante destacar que la forma, es importante y necesaria, tanto como el contenido, imprescindible en muchos aspectos protocolares. Quiénes se dicen “populares y revolucionarios” los pretenden eliminar. Craso error. Ningún régimen serio en el planeta se mueve sin todo el ceremonial y el protocolo que fija normas y reglas de comportamiento; sirven de orientación para los eventos oficiales, amistosos, políticos, entre otros;  saber conducirse es fundamental, cotidianamente y en determinados momentos. ¿Será que nos fijamos en su “look”? ¿Bonita, elegante, de buenos modales? caso de ser una mujer a la que elegimos, ¿preocupa esto? Negar que la apariencia es importante, es mentir. Sin embargo, no debería ser lo más importante: saber mandar, conducir, tener conocimientos y ser honesto/a, comprometido/a y con capacidad de servir a los demás, son los aspectos fundamentales. Recuérdese a esa líder extraordinaria de los últimos tiempos, Ángela Merkel. Su biografía nos permite comprender porque llegó a niveles tan importantes de compromiso y poder, dejando a Alemania en posición de gran liderazgo en la Unión Europea. Su apariencia modesta contribuyó con la grandeza de su trabajo. Se apreció cuan firme y decidido fue su deseo de servir al país. Destacó su amor por la paz y la armonía con una actitud muy democrática. Una auténtica conductora.

Imprescindible escoger alguien con verdaderos sentimientos humanos. Esto incluye la compasión.  Ser capaz de pedir ayuda, asesorarse bien (no tiene que saberlo todo, si buscar quien sabe mucho de determinado problema) eliminar conflictos, confiar en la democracia (no perfecta, si perfectible, Luis Herrera C, dixit), someter su ego, pensar en grande, amar a Venezuela y estar dispuesto/a para dejar el poder cuando se le acabe el tiempo. ¿Estamos pidiendo mucho? Todavía falta. Quien dirija debe tener una clara posición espiritual, con una creencia religiosa o,  verdaderamente humanista, lejos del materialismo y el utilitarismo grosero que ha venido imperando en los últimos tiempos. [1]

Una última cuestión, no menos importante. De nada vale que conozcamos bien al personaje; que pretendemos designar y quien nos conduzca en el momento más importante y necesario de nuestra historia. Hay que insistir con el tema: ¿se conoce a sí mismo/a? Es decir, sabe ¿qué quiere? ¿qué le gusta?, ¿cómo se siente consigo mismo? Basta de incoherencias del tipo:  comunistas, que adoran los dólares y los Estados Unidos. Odian a los ricos, pero su anhelo: ser millonarios (corruptos y con reales) Se dicen demócratas y son unos autoritarios absolutos. Odian la libertad de expresión e información y se consideran demócratas. Les encanta un título universitario, sin embargo, desprecian los estudios, el conocimiento. ¡Basta, de incongruencias! ¡Por favor, atentos, conscientes y pensantes, para lograr la victoria!

[1] Hoy se habla del cociente Intelectual, de la inteligencia emocional y también de la inteligencia espiritual. No olvidarlo.

 

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