El próximo 25 de abril se realizará el Foro “El reto de la responsabilidad social 60 años después de Maracay”, presentado por el Pensamiento Gerencial Venezolano, organizado conjuntamente con la Asociación Venezolana de Ejecutivos para conmemorar el seminario “La responsabilidad empresarial en el progreso social de Venezuela”, en el que hombres de empresa, de gobierno, de la iglesia y activistas sociales, se reunieron en aquella ciudad para debatir sobre el futuro social del país y las razones que el empresariado tenía para contribuir a su progreso mediante la formación del hombre venezolano. El Pensamiento Gerencial Venezolano es una iniciativa de Frank Briceño Fortique presentada a las autoridades y al Consejo Académico del IESA, que aprobado fue adscrito al Centro de Gerencia y Liderazgo, designando como su coordinador al profesor Ramón Piñango. Hugo Prieto entrevistó a Frank Briceño Fortique para dar inicio a una serie de entrevistas previas a la realización del foro.Me dice Ramón Piñango que una de las intervenciones decisivas y fundamentales en el encuentro empresarial, celebrado en el Hotel Maracay, en 1963 fue la de Eugenio Mendoza. Alrededor de esa idea gira esta conversación con Pablo Pulido*, eminente médico que acompañó al industrial en muchos de sus proyectos sociales.
Pero antes, vale la pena recordar, lo que plasma en su novela, El Pasajero de Truman, su autor, Francisco Suniaga. Es un diálogo ficcionado, pero todo lo escrito descansa en documentos y escritos que Suniaga indagó e investigó para su obra más leída. Cito, en la página 118, “… el doctor (Diógenes) Escalante me decía que, si llegaba a la Presidencia, el empresario iba a ser una figura importante en su gabinete. Admiraba mucho a Eugenio Mendoza. Nuestra viabilidad dependerá de cuántos empresarios tipo Eugenio Mendoza puedan surgir en el corto plazo. Necesitamos, por lo menos, uno por cada estado y por cada territorio federal. Ese es uno de los planes que me propongo ejecutar si acepto la Presidencia, disponer de la renta petrolera para crear una clase empresarial fuerte, entrenada en hacer negocios y dispuesta a generar riqueza”. Y más adelante, una sentencia que no hemos podido asimilar: “el problema de un gobernante no es que haya ricos, sino que haya pobres”. Las cursivas son palabras textuales del ex presidente del gobierno español, Felipe González al dirigente sindical Nicolás Redondo, en plena faena de la transición democrática del reino de España. Suniaga las quiso poner en boca de Escalante, porque reflejan el eterno conflicto, inexistente para quienes repudiamos la lucha de clases, entre el trabajo y el capital, la tesis marxista que arruinó a todos los países, cuyos dirigentes la asumieron como un acto de fe.
Hugo Prieto – Pregunta. ¿Qué puede decir del compromiso de Eugenio Mendoza con el país?
Pablo Pulido – Repuesta. Don Eugenio Mendoza era un hacedor de ideas. Pero acuérdate que las ideas hay que ponerlas en práctica y esa fue una de las cosas que me tocó luego ver más de cerca. Al momento de producirse el encuentro de Maracay, don Eugenio tenía una comprensión de la realidad social venezolana muy profunda. Entre 1942 y 1945 había desarrollado la Fundación Contra la Parálisis Infantil; en1950, la Fundación Mendoza y luego la Fundación para la Vivienda Popular. En el Comité de Cultura, donde me tocó participar, había, a su vez, tres comités: uno de ayuda a la infancia (jardines infantiles y educación preescolar), otro de agricultura (para mejorar la alimentación de los venezolanos) y un tercero de cultura. En este último estaban Pedro Grases, Arturo Uslar Pietri y otros destacados intelectuales. Uno de los temas fundamentales era: ¿Qué hacemos con la educación? De allí surgió la idea de la Universidad Metropolitana. En mi condición de médico, me preocupaba el tema de la salud.
La iniciativa privada identificó la educación como objetivo principal de la Responsabilidad Social Empresarial. ¿Qué motivó la creación de la Universidad Metropolitana?
A comienzos de la década del 60, Venezuela era un país en ebullición. Había compromiso, deseos de hacer algo y uno sentía, con un afecto especial a Venezuela. La misión inicial de la Universidad Metropolitana era formar ingenieros que pudieran construir el país. Al grupo promotor, liderado por don Eugenio, se une el grupo de Julián Ferris, otro distinguido venezolano, que estaba trabajando en una idea similar, pero Ferris, un estupendo arquitecto, se da cuenta de que necesitaba la colaboración más amplía de los sectores empresariales. Se unen y coordinan esfuerzos para llevar adelante la creación de la Metropolitana, una vez que el gobierno de Raúl Leoni, autoriza su creación y desarrollo.
En su ponencia ante los asistentes al encuentro de Maracay, Eugenio Mendoza presenta un estudio detallado de la situación social del país, ¿Cuál fue el origen de ese estudio?
Es un estudio bastante completo, donde el concepto fundamental era la participación de las empresas en colaborar con la solución de las comunidades, de allí nace el Dividendo Voluntario para la Comunidad, basado en un porcentaje anual de las utilidades de la empresa, No era solo pensar, había que ejecutar las ideas. Desarrollar la capacidad visionaria de la que hablaste al principio.
¿Qué podría decir del compromiso, asumido en Maracay, de abrir las puertas de las empresas para llevar riqueza material, nuevas actitudes y herramientas culturales para que los venezolanos pudieran desarrollar sus capacidades propias?
Se trata de un proceso básico y una razón de ser de don Eugenio, como persona. Lo tradujo en el campo de la educación, en la formación de sus trabajadores. La cascada de eventos que produjo el encuentro de Maracay estimuló a emprendedores en diversas áreas de la economía venezolana a colaborar con sus comunidades. La generación de energía eléctrica, tan necesaria para la industria manufacturera, requiere la formación de ingenieros. En un momento dado la Electricidad de Caracas, llegó a tener el 30 por ciento de sus ingenieros graduados en la Metropolitana. El punto fundamental era que los venezolanos tuvieran acceso a la educación. Don Eugenio fue uno de los promotores de Educrédito. Él se encargó de convencer a muchos empresarios de que esa era la mejor inversión. El eje central era hacer instituciones, empresas, iniciativas, relevantes para el país. De ese diagnóstico social, de esa emergencia, se confirmó la necesidad de formar una planta de ingenieros para que dirigieran el desarrollo del país. Años más tarde la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho, que se convierte en un motor muy importante.
Su preocupación por los trabajadores no sólo se reflejaba en contratos colectivos muy superiores a las de otras empresas, sino a enfoques más recientes de la cultura empresarial, que define a los empleados como colaboradores en la generación de riqueza.
Era, fundamentalmente, un trato de respeto y de compenetración con los problemas sociales de los trabajadores. Uno de ellos era la vivienda. Recuerdo que en las empresas de don Eugenio, el 80 por ciento, sino más, llegó a tener su vivienda propia. FINCA, un programa donde el trabajador y la empresa aportan fondos para la adquisición de la vivienda, fue el instrumento utilizado por todas las empresas. De ahí nació la Fundación de la Vivienda Popular, con la construcción de casas a bajo costo. VIPOSA. Era un sistema de construcción modular de fácil ensamblaje. Ese interés por la vivienda, por el trabajo, por la seguridad social, por el ahorro de los trabajadores. Don Eugenio no era un empresario común y corriente, no. Él estaba convencido de que, para tener éxito, sus trabajadores eran fundamentales para alcanzar ese objetivo. Tenían que trabajar juntos. Don Eugenio era un visionario. Cuando fue ministro de Fomento, en el gobierno de Isaías Medina Angarita, se asomó e impactó en la posibilidad del desarrollo y el crecimiento del país. Más adelante, cuando le tocó una función política de primer orden, en 1958, con el advenimiento de la democracia, integró la junta de gobierno en una situación de emergencia.
¿Qué otras capacidades advirtió usted en el desempeño de Eugenio Mendoza?
Otra particularidad, que vale la pena subrayar, es la capacidad que tenía para seleccionar a la gente que trabajaba con él, los ubicaba para lo que servían. A mí, en lo personal, me sorprendió cuando eligió al doctor Andrés Germán Otero, quien fue ministro en el gobierno de Betancourt. Fue Otero el que desarrolló el plan de emergencia para atender la crisis social del país, un gravísimo problema, como el que tenemos en la actualidad. Esa capacidad era fundamental y la tradujo en la gente que colaboró con él en la creación de la Universidad Metropolitana. ¿Sabes quién fue su primer rector? Luis Manuel Peñalver. Ahí está el común denominador de su éxito: saber elegir a la gente, por su integridad, por su carácter y sobre todo por su honestidad.
¿Qué reflexión haría usted acerca de la participación y la ponencia de Eugenio Mendoza en el encuentro empresarial de Maracay?
Su tesis: Vamos a coordinar esfuerzos, vamos a ver que está haciendo cada quien y cómo lo podemos hacer mejor. Esa capacidad para lograr eficiencia en cada esfuerzo, en cada empresa, la tenía él. Maracay fue un punto de partida para grandes realizaciones. La expansión significativa de Fe y Alegría ya fundada en 1955, por ejemplo. Un programa que alcanzó cotas hemisféricas. Igualmente, podemos ubicar los antecedentes de lo que fue El Centro Médico Docente de La Trinidad, con su escuela de enfermería funcionando. Todas esas iniciativas evolucionan hacia un sólido contenido a la verdadera Responsabilidad Social Empresarial. ¿Cuál es nuestra obligación en este momento? Retomar esa postura y contribuir a mitigar, en lo que sea posible, a resolver la crisis social y humanitaria en la que está sumida Venezuela.
Sabe de algún proyecto, algún programa, que se haya nutrido de ideas y criterios distintos a los de Eugenio Mendoza. ¿Dio pie para incorporar el aporte de otras personas, pero que surgían de esos acuerdos, de esas reuniones empresariales? Eso es lo que echamos de menos en la actualidad, llegar a consensos, incluso, a escuchar al otro.
La primera experiencia que se nutrió de aportes y acuerdos es el compromiso que se asumió en el Dividendo Voluntario para la Comunidad. Eso fue fundamental. De ahí surgieron programas que distintos empresarios se comprometieron a desarrollar por sí mismo de una forma ordenada para que dieran resultados. Otro, el apoyo a los microempresarios en su formación y financiamiento, la parte educativa en esa área que adelantó la Fundación Mendoza. Elevar la educación de los venezolanos, lo que pone al país a otro nivel, porque se generan nuevas inquietudes. Un tercer ejemplo es la campaña anti poliomielítica, que se hizo en conjunto con el Ministerio de Sanidad. Mas adelante Don Eugenio identificó y trajo a Venezuela al virólogo polaco, Albert Sabin, que trabajaba en el Instituto Rockefeller, fue el científico que desarrolló la vacuna que se administra por vía oral y que logró prevenir la poliomielitis en millones de niños. Son éxitos derivados de una mecánica, de una construcción, que tuvo éxito para el bienestar común.
¿Qué diría de la faceta política de Eugenio Mendoza?
Era un demócrata ultra convencido. Participó en el gobierno de Medina Angarita, fue amigo de Rómulo Betancourt, en su accionar preservó la línea democrática y el compromiso con el respeto a las libertades y la división de poderes. La justicia social y la administración proba de unos fondos que son de todos los venezolanos. Con toda la riqueza que ha tenido Venezuela y no hemos sido capaces sino de tratar de reducir pobreza. Todo lo que hoy clamamos como parte de lo que hemos perdido. Don Eugenio no militó en ningún partido político, aunque en una oportunidad fue candidato a la presidencia, pero la historia habló de otra manera.
¿Qué proyección tuvo y tiene el encuentro empresarial de Maracay?
Se crearon Fundaciones, se crearon programas, se involucró gente inteligente, se organizaron grupos de trabajo y el derivado de todo esto fue el desarrollo institucional que fue soporte para el crecimiento de Venezuela. De ahí viene el fortalecimiento de las instituciones fundacionales y sociales. La gran pregunta para la iniciativa privada y el sector empresarial es ¿Cómo actualizamos el pensamiento gerencial venezolano ante condiciones muy adversas, muy difíciles, que nos arropan? No es lo mismo las comunicaciones que, por ejemplo, estamos logrando usted y yo por esta vía o por vía telemática, que lo que había antes: fax, el telegrama, la visita presencial y todo era diferente. Que si robótica, que si inteligencia artificial. El mundo de hoy es tecnológico y eso tenemos que entenderlo, todas esas herramientas están modificando el pensamiento gerencial.
¿Qué podemos rescatar del país? ¿De las realizaciones que en algún momento logró Venezuela? Aquí se superó la malaria primero que en la Unión Soviética, por ejemplo. Se construyó una infraestructura física, una conectividad vial y en telecomunicaciones que fue pionera y la mejor en América Latina. No podemos decir que el país es una secuencia de fracasos. Sencillamente, porque no es verdad. ¿Cómo podemos proyectar el evento de Maracay al día de hoy?
El control de las enfermedades infecto contagiosas fue muy importante; la industria de la construcción se desarrolló durante décadas. Por no hablar de la producción petrolera que, durante años, fue la primera en importancia a escala mundial. Teníamos una empresa petrolera que era un ejemplo, ¿No? Era una visión y una organización diferente. Lo que tenemos que hacer, en este momento, parece una perogrullada, pero tenemos que buscar gente íntegra, honesta, capacitada y con visión de país, aunque no son muchas las empresas y otras han desaparecido. Quizás el panorama no es favorable, pero tenemos un país que se puede desarrollar, lo vemos en las juventudes universitarias. El país quiere desarrollarse y se desarrollará. ¿Cómo hacemos para encadenar esas voluntades? Valorar no tanto los discursos, sino las acciones concretas. Visto en Maracay (1963) pareciera algo cíclico, pero esto se cambia y tiene que cambiar.
Medico por la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Nacional Autónoma de México. M.Sc Biología MIT, Cardiología-Medicina Interna. Instituto Nalcional de Cardiologia de Mexico, Asociado en Medicina e Investigación al Harvard Medical School. Director Fundador del Centro Médico Docente La Trinidad y de la Universidad Metropolitana. Presidente Fundacion Hospital Ortopedico Infantil. Ex Ministro de Sanidad y Asistncia social 93-94.
Hugo Prieto – Prodavinci