Desde los cálculos electorales de un chavomadurista, ya que Nicolás Maduro, por los vientos que soplan, está de salida, el mejor candidato que tenían en sus filas era Tarek El Aissami; con independencia de todo lo que está saliendo suyo: apariencia de galán de cine, buen discurso, viril; al contrario de un Jorge Rodríguez que parece muy femenino, nada de estridente a lo Diosdado Cabello; lo que yo supongo es que esta fue una de las causas de su salida. Hay varias suposiciones; sobre su caso se han tejido las mil historias, y el hecho, además, es que el sujeto sigue sin aparecer. ¿Está en Siria? ¿Está en su lujosa mansión en Fuerte Tiuna?
Aquí uno observa que si aparece, enseguida EEUU se lo solicita al gobierno de Maduro; de acuerdo a lo que se ha manejado en el sentido, de que, al parecer, traficaba con armas en los buques de Pdvsa, cuando entonces era el presidente de dicha estatal; tomando en cuenta su relación con los grupos fundamentalistas islámicos; donde habría, además, traslados de terroristas, para infiltrarlos en EEUU y Europa, lo que le mostró la seguridad de EEUU a Maduro; de modo que por aquí ya comenzaba a resultar incómodo el tercio; aparte de todo lo que se señalaba sobre su turbulenta gestión en Pdvsa; a cuya oficina, según las confidencias de Rafael Ramírez, llegaban las remesas de dólares por concepto de petróleo, vendido en el mercado negro, en bolsas negras de plástico. Ahora, ¿no lo sabía Maduro?, ¿no tenía un “sapo”, que le cantara estas cosas? Jorge Rodríguez dice: “Se aprovecharon de su inocencia”. Un criollo responde aquí: “Sí, Luis”.
Obsérvese que, según ha trascendido, el desfalco de esta gente ya va por los 70 mil millones de dólares; mientras hay un pueblo que se muere de hambre; que acusa una severa desnutrición. Si nos ceñimos a lo que dice Nixon Moreno de El Aissami, éste comienza su andanada en la Naval, de donde es expulsado, bajo acusación de hurto; luego incursiona en la política, siendo estudiante universitario en la ULA; llegando a ser, en efecto, contendor en las lides del movimiento estudiantil de dicha casa de estudios de Moreno, quien le gana la Federación de Centros; cosa que no le perdona el otro, y es cuando se junta con Hugbel Roa Caruci y Hugo Cabezas; conocido este último como “El Verdugo de la Prensa Escrita”; tomando en cuenta que llegó a ejercer el monopolio del papel de impresión; de modo que su rol consistió en negarle este insumo a los periódicos independientes, empezando por La Razón; que tuvo que dejar de circular en impreso, y reducirse a un portal electrónico; lo mismo sucedió con El Nacional, y otros periódicos de circulación nacional; además de casi toda la prensa regional; por supuesto, por órdenes de El Aissami, que fue una forma de aplicar la censura en una gente que, como se observa en el caso de Moreno, resulta intolerante, y con el perdón de la digresión; pero decía que se juntó con estos tercios, para desatar una persecución contra Moreno, y quien, al final, tuvo que salir del país, es decir, estamos ante un trío de mafiosos, puesto que lo que se dice del otro compinche en la universidad, esto es, Roa Caruci también pertenece a lo que se conoce como el vicio y las malas costumbres; que no en otro mundo se puede entrar, cuando se ha obtenido un dinero mal habido, y obsérvese que los tres fueron de la más absoluta confianza de Maduro.
Por eso me llama la atención un lector amigo, quien me hace ver que me suena muy elegante, cuando hablo de la trama caída de El Aissami como una purga de carácter stalinista; que aquí no hay nada ideológico, que de lo que se trata es de una guerra de mafias y me dice que, en términos de mafia, por excelencia, no es propiamente El Padrino de Mario Puzo, la obra representativa de este género de literatura, como sí The Valachi Papers, del escritor estadounidense Peter Maas, y en donde se cuenta la vida de un mafioso de rango menor, que coopera con el FBI, en el sentido de que relata todo lo que se mueve dentro de lo que se conoce como “la cosa nostra”, a cambio de protección, y lo que supuso, por supuesto, caídas de tramas, como las que estamos viendo, ya que se trata de delincuencia organizada. Ahora lo que llama la atención es que el “Don Corleone” de nuestra trama, como se llama el famoso personaje de la novela de Puzo, no aparece, y todo el mundo se pregunta dónde está; quien, por supuesto, no va a aparecer, y esto por las razones expuestas en la opinión de algunos analistas; en especial, por sus vínculos con el fundamentalismo islámico; pues, entre las cosas que se señalan de su figura, es que su padre era el representante del Hezbolá en la América Latina; actualmente, embajador en Siria, y quien, al parecer, lo vino a buscar, y se lo llevó en compañía de su hermano, una hermana y su cuñado. No hay que olvidar que a El Aissami se le tiene por el responsable de haber otorgado pasaportes a agentes del terrorismo islámico, y que se vino a descubrir porque, al final, resultaron sujetos que no hablaban español y su aspecto era el de ser árabes. Aparte de que la versión que sostiene que EEUU le detectó estas actividades a este tercio puede ser verdad, si se toma en cuenta que uno de los voceros del gobierno de Biden dijo que ellos apoyaban la cruzada anticorrupción, que lleva a cabo Nicolás Maduro; como cosa extraña, mientras éste ha dicho que inició esta cruzada anticorrupción, como lo hace ver Nixon Moreno, en noviembre del año pasado, esto es, cuando comenzaron las negociaciones directas entre gobierno y gobierno, y se hacía presente un representante de Biden en Miraflores, y se planteó la necesidad de que la Chevron reiniciara sus actividades de explotación del crudo en nuestros campos petroleros.
No aparece ni el capo ni el dinero y las propiedades, que se le incautan a esta gente; que es lo que le da más carácter de guerra de mafias a esta supuesta cruzada anticorrupción; mientras los detenidos comen comida a la carta, no sardinitas con arroz, como el resto de los presos comunes.