Pese al esfuerzo demográfico, las dificultades logísticas y la influencia política dificultan el recuento poblacional de Nigeria
El tráfico inunda Lagos cuando empieza a caer la tarde. Son las cinco de la tarde y los minibuses y tuktuks amarillos se pelean por un hueco en la carretera con los coches particulares y los camiones, que ralentizan el tráfico y dan una oportunidad a los que viven de la venta ambulante. En unos 100 metros se postran ante la ventana del coche uno tras otro con todo tipo de productos: barritas de cereales, felpudos, chips de plátano frito, cinturones, navajas suizas.
En la calle hay gente a todas horas que maniobra para hacerse hueco en la selva de asfalto que es Lagos. La ciudad más grande de Nigeria vive con más de 20 millones de personas, según las estimaciones, aunque en realidad nadie sepa cuánta gente vive en ella ni en todo el país. En 2020, la Comisión Nacional de Población (CNP), el INE nigeriano, dijo que calculaban que eran unos 206.000.000 de nigerianos, pero ese mismo año el Banco Mundial lo cifró en 208 millones.
Los números que ofrece el ente estatal u organizaciones nigerianas colocan a Nigeria en el sexto país más poblado del mundo, por detrás de Pakistán, Indonesia, Estados Unidos, India y China. Su tasa de crecimiento actual del 2,4% hace que la ONU prevea que para 2050 sea ya el cuarto país en número de personas con 375 millones de habitantes.
Todos estos números son estimaciones basadas en proyecciones. La ONU recomienda actualizar el censo cada 10 años para tener una imagen clara de un país, pero los últimos datos oficiales se retrasan al censo de 2006, cuando se calcularon que vivían 140 millones de nigerianos. Este año, Nigeria se ha propuesto ponerse a contar. La CNP anunció que del 29 de marzo al 2 de abril harían el recuento, un paso vital para el desarrollo del país.
Más allá del recuento
La importancia del censo va más allá de saber cuál es el número de una nación, esto va de planificación institucional. Si no sabes la cantidad de niños que nacieron hace cinco años, ¿cómo planificas cuántos niños van a comenzar a ir al colegio? Si no sabes las mujeres en edad de reproducción, ¿cómo planificas tu salud reproductiva?, se pregunta Akanni. Nigeria es uno de los principales países que más contribuyen a la mortalidad materna temprana. ¿Por qué? Porque no tenemos pruebas ni datos suficientes para guiar nuestra planificación, lamenta el profesor universitario.
El Banco Mundial calcula que Nigeria representa el 20% de las muertes maternas en todo el mundo. Con una tasa de 576 madres que mueren por cada 100.000 nacimientos, el país tiene la cuarta peor tasa del mundo, solo por detrás de Sudán del Sur, Chad y Sierra Leona. Hay una diferencia considerable cuando planificas basándonos en la evidencia y cuando lo haces en la política. Aquí un político vendrá y dirá: Voy a construir un hospital aquí, y ya, sin ningún rigor. Si no respetas los datos, no puedes desarrollarte.
La celebración del censo es un paso vital para que un país pueda conocer las necesidades de la población y realizar políticas públicas para su desarrollo. Sin embargo, si no se ha hecho antes, no es por ganas, sino por la dificultad logística y el coste de hacerlo.
La logística de un continente
A finales de la década de los 80, Dinamarca y Holanda decidieron que dejarían de hacer el censo tradicional. Los registros poblaciones ya daban la información necesaria para estar al tanto de cuanta gente vive en el país y los principales datos. En 2011, el Instituto Nacional de Estadística en España desechó también el censo puerta por puerta y optó por una encuesta representativa al 10% de la población que permitía ahorrar 300 millones de euros. Si el día que naces obtienes tu registro de nacimiento, luego tienes tu registro escolar, tu pasaporte y tienes un sistema que vincula todos esos datos, es más sencillo, alega Akanni. En Nigeria no lo hay. Cada censo implica empezar de cero, incluso demarcando las áreas de población en una tarea que dura meses previos a los días del censo y que acaba siendo muy costosa.
El censo de este año se calcula que costará 400 mil millones de nairas nigerianas, unos 820 millones de euros al cambio. En un país donde dos de cada tres personas viven bajo el umbral de la pobreza, gastar esa cantidad de dinero en un censo es una difícil decisión política que puede acarrear protestas. Por eso este censo se hace justo después de unas elecciones vitales para el país, aunque al dinero está también la organización. La logística alrededor no es sencilla, hay que contratar miles de vehículos y máquinas necesarias, dice Akanni. El CPN ha previsto comprar 2.314 ordenadores portátiles, 1.136.832 tabletas, cada una con su funda, tarjeta SIM y cargador externo, 45.345 proyectores, 3.544 generadores y hasta 292 coches todoterreno.
Al coste está también las dificultades de desplazamiento y llegar a toda la población. En un país donde los secuestros y robos son cada vez mayores y el Gobierno no llega a ciertas zonas del país controladas por rebeldes y grupos yihadistas, especialmente en el norte, asegurar que en cinco días todo vaya rodado es complicado. A ello se le añade una complicación más: el tinte político que rodea al censo.
Influencia política
El censo es una actividad económica, no política. Días después de anunciar la fecha del censo, el responsable del CPN para la región de Lagos, Abimbola Salu-Hundeyi, salió en televisión a defender la importancia del censo nacional. El censo de 2006 dio a Lagos nueve millones de habitantes, pero el entonces gobernador del Estado regional rechazó el número e hizo su propio censo diciendo que eran 17,5 millones.
El gobernador entonces es ahora el próximo presidente del país, Bola Ahmed Tinubu, y sabe que el censo es también una decisión política. Ha vencido en las elecciones de febrero al haber aglutinado el 25% del voto en dos tercios de los 36 Estados regionales, un número para el que es vital saber cuánta gente vive en cada lugar. El número de congresistas, senadores y la distribución de los fondos por región depende de su población, por lo que se politiza el proceso. Cuando tienes intereses políticos porque todo en la economía depende de ello, el juego político anula cualquier mérito científico de la noche a la mañana, lamenta Akanni. En 2006 hubo muchos problemas con la validez y calidad del censo, con ciudadanos contados dos veces o personas fantasma, muchos de ellos animados por motivos políticos.
Para evitarlo, el CPN pretende realizar este censo íntegramente de modo digital, demarcando zonas con GPS que queden registradas previas al recuento, pero el fracaso en la tecnología en las recientes elecciones hace dudar de su efectividad. Las caídas en el sistema pueden retrasar el recuento y alargarlo más allá de los días previstos, aumentando el coste. Akanni propone cambiar el método e ir región por región para focalizar los recursos y ahorrar en el proceso. Sin embargo, la NPC opta por intentar hacerlo simultáneamente por todo el país en cinco días que definirán el futuro del país. No se trata de hacerlo por hacer, sino de hacerlo bien. Lo que estamos viendo hace preguntarse, ¿es posible hacerlo bien así?, se pregunta Akanni.
El Confidencial