En Venezuela retrocedimos a condiciones laborales de Chicago en 1886
A pocas horas de conmemorar una de las fechas más emblemáticas del mundo laboral como lo es el Primero de Mayo, los trabajadores venezolanos enfrentan a un gobierno que se autocalifica “gobierno obrero”, con el agravante que no existe ningún país en el continente americano donde las condiciones de trabajo hayan retrocedido hasta llevar a la ruina a la masa laboral como acontece en Venezuela.
Hurgando un poco en la historia referida a estos eventos reivindicativos nos encontramos con que los motivos de los sucesos de Chicago fueron: la reducción de la jornada a ocho horas de trabajo, el incremento de salarios, el reconocimiento de las organizaciones sindicales y los derechos de la mujer, así como la prohibición del trabajo infantil, y preguntamos ¿Existe alguna similitud con lo que ocurre en Venezuela?
Eso por una parte y por otra, ¿Cuál es la diferencia para cada uno de los países de la región con relación a Venezuela? En Colombia, Perú, Brasil, Uruguay, Chile por citar algunos, existen diferentes métodos de diálogo y han establecido una relación aceptable entre el Gobierno, los empleadores privados y los trabajadores para abordar políticas laborales en procura de mejorar la condición del mundo del trabajo, mediante leyes y acuerdos logrados en el marco de la concertación social promovido por la OIT a partir de los convenios internacionales firmados por los estados a lo largo del siglo XX.
En nuestro caso el retroceso es bestial, eliminaron a través del Memorándum 2792 y el instructivo Onapre los beneficios logrados en más de 100 años de luchas, las Convenciones Colectivas tienen más de 20 años que no se discuten en el sector público y las elecciones sindicales para actualizar y legitimar las directivas de los diferentes sindicatos son frenadas por la Sala Electoral del TSJ, lo cual desdice de los acuerdos señalados en el contexto de la Comisión de Encuesta, designada por la OIT en 2018 para Venezuela, que conminó al gobierno de Maduro a sentarse con empresarios y centrales sindicales, para atender el rosario de quejas y violaciones de convenios laborales, que ponen en entredicho la autoproclamación gubernamental como “revolucionarios y obreristas”.
En realidad, el régimen ha pretendido hábilmente reducir el tema a solo el aumento del salario mínimo, ante la legítima aspiración de los trabajadores de mejorar todos los niveles de la escala salarial, convenir contratos colectivos, restablecer el sistema de seguridad social hoy extinguido, concretar pensiones y jubilaciones.
El Movimiento Sindical venezolano exige además la recuperación del aparato productivo, la creación de puestos de trabajo, inversiones y el restablecimiento del estado de derecho que le garantiza confianza a los inversionistas. Toda esta distorsión del mercado laboral ha devenido en una gran sobreexplotación del trabajador, quien debe asumir 2 y 3 trabajos extras para dotarse de un ingreso que le permita subsistir. Por tanto, en vísperas del primero de mayo 2023 no se conoce la decisión unilateral gubernamental sobre lo que quieren escuchar los trabajadores, el régimen se ha limitado a solicitar suspensión de sanciones y devolución de dinero, pero no alude las sanciones que aplican al pueblo venezolano ni honrar la deuda que tienen con los trabajadores del sector público.
Los dos últimos cambios de cono monetario impuestos por el régimen han sido vinculados a aumentos salariales anclados al Petro. Sin embargo, esa ancla es más bien el ancla de las embarcaciones de los Piratas del Caribe y se ha ido al fondo del mar.
En esta oportunidad los trabajadores venezolanos ya comenzaron desde principios de año a realizar jornadas de concientización, de organización y de exigencias y estarán atentos ante cualquier anuncio que no recoja sus justas aspiraciones y prepararse para fortalecer la protesta laboral que ha conocido en 2023 un renacer del movimiento sindical desde las bases de millones de trabajadores. ¡En Este Primero De Mayo Seguiremos En Lacalle!
Economista