El sector de las telecomunicaciones ha protagonizado un proceso de transformación y dinamismo competitivo como ningún otro sector económico a nivel global a lo largo de por lo menos los últimos 30 años con especial aceleración e intensidad a partir de los años 2000s. Dos hitos han impactado en lo que hasta entonces había sido considerado el “tradicional” sector de las telecomunicaciones para darle paso a un sector en vigente transformación como lo es el sector de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones -servicios y tecnologías TICs-.
Estos dos hitos corresponden a la Digitalización que por un lado ha permitido producir, comprimir, transformar y transmitir contenido, datos e información de forma más eficiente no solo en términos de costos sino de cantidad [1] y calidad [2] de la misma. Por el otro lado, la Convergencia Tecnológica ha supuesto que varias alternativas tecnológicas puedan prestar los distintos servicios que componen los servicios TICs y de telecomunicaciones tradicionales así como los servicios audiovisuales, incrementando la competencia por la prestación de un servicio que para los prestadores tradicionales -operadoras de telecomunicaciones y prestadores de servicios audiovisuales por suscripción- se ha ido transformando en un commodity, como lo es la conectividad.
Resulta destacable que toda una serie de ecosistemas de valor se han ido desarrollando y prestando sobre la conectividad que las empresas u opereradoras tradicionales de telecomunicaciones prestan, sin que estas últimas tengan la posibilidad de percibir mayor participación sobre dicho valor más sin embargo teniendo que ser responsables en su totalidad de las inversiones necesarias en mantenimiento, sostenimiento, renovación y despliegue de la infraestructura sobre la cual se han ido desarrollando dichos ecosistemas (por ejemplo, proveedores de servicios streaming por suscripción, plataformas digitales financiadas vía publicidad como podrían ser buscadores o redes sociales, plataformas transaccionales, etc.).
De lo anterior se desprende una de las características actuales en el sector telecomunicaciones con directa repercusión sobre las operadoras tradicionales de telecomunicaciones: se ha generado un unbundling o separación vertical entre la provisión de la infraestructura y la conectividad respecto a parte del valor agregado, servicios y contenido/datos provistos a través de dicha infraestructura. Tradicionalmente tanto en el sector de las telecomunicaciones como en el sector de los servicios audiovisuales y/o servicios de televisión por suscripción existió un empaquetamiento entre la provisión del servicio de infraestructura o conectividad y el servicio asociado. Por ejemplo, el servicio de telefonía fija implicaba coincidir en un mismo operador la prestación del servicio de infraestructura o conectividad con el servicio de voz fija. Por su parte, en el caso de los servicios de televisión por suscripción suponía que un mismo operador prestaba el servicio de contenido o televisión paga, haciéndolo por medio de su propia infraestructura y/o tecnología.
Si bien la convergencia tecnologica supone una mayor competencia entre las operadoras tradicionales que proveían sus servicios a través de su infraestructura ahora pudiéndose proveer “independientemente” de la tecnología y “commodotizándose”, asimismo un entorno de Internet Abierto supuso la disrupción e irrupción de proveedores de contenido, servicios, datos, entretenimiento, voz -VoIp-, video streaming, Plataformas Digitales, Redes Sociales, Apps, etc., las cuales han supuesto, en muchos casos, servicios sustitutos de los prestados por las operadoras tradicionales de telecomunicaciones -eg. caso de la voz- así como servicios complementarios producto del consumo explosivo de datos por parte de los usuarios.
La necesidad de invertir en infraestructura en el sector telecomunicaciones y servicios TICs contrasta de forma notable a otros sectores de red como el sector eléctrico, el sector agua o el sector gas, entre otros, porque en el primero la demanda y el consumo de datos presenta tasas de crecimiento muy superiores a las tasas vegetativas de crecimiento poblacional, y porque las necesidades de atributos objetivos de calidad del servicio de conectividad como ancho de banda, velocidad de subida y bajada y baja y latencia para el servicio de Internet exige a las operadoras tradicionales de telecomunicaciones una competencia feroz en calidad de la infraestructura provista y de la conectividad a menores precios.
Al respecto resulta destacable dejar claro que un entorno de competencia donde el producto o el servicio se transforma en un commodity -la conectividad ofrecida por las operadoras tradicionales del sector telecomunicaciones y audiovisual- y los atributos resultan objetivos haciendo del bien o el servicio un producto de búsqueda -aquellos productos cuyas características pueden ser identificadas previamente a la adquisición- hacen de la dinámica competitiva, especialmente en la dimesión del atributo precio, una feroz, a pesar del ingente de inversiones requerido en nuevas generaciones de red -NGN-.
Un ejemplo puede ilustrar la dinamica anterior, en la medida que el patron de consumo de los consumidores y usuarios se oriente más hacia datos y contenido, por medio de fuertes preferencias hacia el consumo de servicios de video streming por suscripción o aquellos provistos vía modelos Freemium [3], los usuarios exigirán del proveedor de infraestructura mayor capacidad, calidad y mejor precio por el servicio de conectividad.
La tendencia de reducción de los ARPUs promedios que se ha venido registrando a nivel mundial, da cuenta de la competencia por la conectividad, sin que ello suponga que el usuario no se encuentre cada vez mas dispuesto a pagar más por los datos y los contenidos transmitidos y/o transportados por dicha infraestructura. De hecho, algunas estimaciones asoman que las empresas tradicionales sólo perciben alrededor de un 15% del valor total del ecosistema que se desarrolla sobre la infraestructura provista por éstas.
La importancia y notoriedad que los servicios de telecomunicaciones suponen para la calidad de vida quedó más que evidenciado a raíz de la pandemia COVID-19. Dicho evento que desde la perspectiva de las ciencias sociales puede ser visto como un “experimento natural” puso a prueba a las sociedades a nivel mundial y dejó claro la importancia de la conectividad, así como la destacable respuesta de las operadoras de telecomunicaciones que, manteniendo sus políticas de inversión, permitieron dar soporte a un shock súbito e inesperado de incremento de demanda y tráfico sobre sus infraestructuras y redes.
La dinámica anterior, a nivel mundial, ha constituido materia de atención, cuando no de preocupación para los reguladores responsables del sector telecomunicaciones y servicios TICs, que comprenden la necesidad de incentivos para que se realicen las acometidas, no solo de despliegue de infraestructura, sino de renovación hacia redes de nueva generación.
Un hecho que ha acaparado discusión a nivel internacional es que las operadoras tradicionales de telecomunicaciones y de servicios audiovisuales han cargado y soportado exclusivamente toda la inversión necesaria para contar con la infraestructura existente mientras las operadoras disruptivos -OTT o proveedores Over The Top, Plataformas Digitales, proveedores de servicios de streaming, etc.- disfrutan del marco de Internet Abierto para proveer servicios sin que participen de forma alguna en las inversiones requeridas a nivel de los países en el desarrollo, despliegue y actualización/sustitución de infraestructura y de las redes de nueva generación.
Como se mencionara anteriormente, la competencia que para los proveedores tradicionales de los servicios de telecomunicaciones y servicios audiovisuales por suscripción ha supuesto las OTTs y las Plataformas Digitales tanto en lo referido a los servicios de voz como en los servicios de televisión por suscripción resulta importantísima. Notable son los casos de WhatsApp y Netflix, entre otras plataformas y OTTs, que operan bajo el protocolo IP o el Internet Abierto provisto bajo la infraestructura desarrollada por las operadoras tradicionales de telecomunicaciones y servicios audiovisuales por suscripción que actualmente ofrecen servicios de Internet -sea fijo o movil-, y que resultan proveedores sustitutos y competidores de los servicios anteriormente mencionados. Estos nuevos proveedores de servicios, en la mayoría de los casos ni siquiera requieren licencias, habilitaciones, ni registro alguno para proveer sus servicios y funcionalidades. Es así como estos proveedores disruptivos de servicios -OTTs, plataformas, Apps, etc.- constituyen un ejemplo único de como la transformación digital ha permitido que servicios que tradicionalmente eran concebidos como No Transables, no solo porque tradicionalmente eran provisto a través de un Vínculo Físico que proveía la propia empresa, sino porque debían cumplir con todo un marco regulatorio doméstico; actualmente constituyen fuertes jugadores y competidores en los mercados donde suelen hacer vida las operadoras tradicionales de telecomunicaciones y servicios audiovisuales de suscripción.
Lo anterior no resulta un tema menor si se considera que dentro del marco institucional que los proveedores doméstico de servicios de telecomunicaciones e infraestructura deben cumplir se contempla cargas y contribuciones directas e indirectas. En la practica, no deliberadamente, dichas cargas asimétricas que suelen responder a objetivos recaudatorios, terminan recayendo exclusivamente sobre aquellos que deben realizar las inversiones en infraestructura, aun cuando éstos participan cada vez con menor peso sobre el valor que los usuarios otorgan al ecosistema de servicios que se desarrolla y presta sobre la infraestructura por los primeros.
En este sentido, los proveedores tradicionales de servicios de telecomunicaciones y servicios audiovisuales por suscripción se enfrentan al desafío de sortear un entorno dinámico y competitivo, caracterizado por:
1.- Commoditización de sus servicios de conectividad.
2.- Creciente exigencia por calidad de la infraestructura de nueva generación compatible con los nuevos servicios prestados por OTTs y Plataformas Digitales.
3.- Ingente inversiones en infraestructura requerida para actualizar, mantener y desplegar redes.
4.- Una cada vez mayor competencia de servicios prestados por OTTs, Apps y Plataformas que operan sobre la capa abierta del Internet provista sobre la infraestructura desarrollada por las operadoras domesticas de telecomunicaciones y servicios audiovisuales por suscripción.
5.- Una tendencia general de reducción y/o estabilización del ARPU medido en divisas por vertical de servicio provisto por las operadoras tradicionales de telecomunicaciones y servicios audiovisuales por suscripción.
6.- En el caso venezolano, el marco institucional y regulatorio ha presentado ciertas rigideces para que las operadoras puedan realizar, ágilmente, en respuesta a cambios en el mercado y en favor de los consumidores, los ajustes necesarios de las tarifas y precios.
Así las cosas, las operadoras se han encontrado sometidas a un escenario de eventual presión y pinzamiento de sus márgenes con incidencia negativa sobre sus planes de inversión, así como sobre la posibilidad de diseñar y ofrecer nuevos y mejores servicios a sus clientes, atendiendo especialmente las modificaciones de los patrones de consumo de los mismos a lo largo del tiempo.
Todo lo anterior hace que una de las dimensiones sobre las cuales las empresas tradicionales en el sector telecomunicaciones y servicios audiovisuales por suscripción tengan que trabajar fuertemente lo constituya sobre aquellas variables de decisión que mejoran su eficiencia y que permitan una reducción de costos.
Los sectores de servicios de red como el sector telecomunicaciones y los servicios audiovisuales por suscripción por vínculo físico, caracterizados idiosincráticamente por la necesidad del despliegue de una infraestructura y/o una red sobre la cual se prestan los distintos verticales de servicios suelen presentar significativas economía de escala y alcance. En este sentido, este tipo de sectores se caracteriza por la presencia de significativos costos fijos e ingentes inversiones en infraestructura. Lo anterior implica que en la medida que las operadoras tradicionales concentren un mayor volumen de usuarios por vertical de servicios, así como un mayor numero de verticales de servicios por operadora, pueden racionalizar, promediar y disminuir sus costos medios, incrementando la eficiencia de sus operaciones.
La posibilidad de mejorar el flujo de caja de las operadoras posibilitando y viabilizando continuar con sus inversiones en el despliegue y la renovación de la infraestructura y las redes de nueva generación para ofrecer más y mejores servicios se encuentra absoluta y perfectamente alineada con objetivos de política pública y regulatoria de, primero, garantizar la participación de las operadoras vía ampliación de su capacidad en la prestación servicios, y segundo, posibilitando asimismo mayor acceso por mayor disponibilidad de oferta de conectividad.
[1] La posibilidad de digitalizar y comprimir datos e información ha permitido que una cantidad mayor de información pueda ser contenida, almacenada, producida y transmitida con los mismos recursos y con nuevos recursos haciendo técnicamente mas eficiente dichos procesos,
[2] Por ejemplo, un mayor ancho de banda permite mayores velocidades de subida y bajada en el caso de Internet, posibilitando la mejor transmisión y recepción de bloques o paquetes de datos, reduciendo la Latencia, lo que implica una mejora en la calidad de la recepción y disfrute de los servicios de contenido e información enviada o transmitida.
[3] Freemium suele constituir una estrategia de monetización de las plataformas de contenido, generalmente audiovisual/multimedia, a través de un Versioning o Menu Pricing, siendo que a un grupo que no se les cobra suscripción se les muestra publicidad, mientras que un grupo dispuesto a pagar por la suscripción estará libre de publicidad.
Economista UCV. Profesor de Estrategia Competitiva, Universidad Torcuato Di Tella. Profesor de Estrategia Competitiva y Digital, UCAB. Profesor de Economía Digital, UCAB.