Los demócratas deben pedir a voces su renovación. Rafael Cadenas, discurso por Premio Cervantes, 24/04/2023.
El talante del régimen se ha puesto en evidencia una vez más con el estruendoso silencio de quien funge como presidente de Venezuela y de su ministro de cultura ante el honor más alto, «el mayor galardón de las letras en lengua castellana» en palabras del rey Felipe VI de España, concedido al poeta barquisimetano Rafael Cadenas.
El discurso del rey es elocuente: «La obra de Rafael Cadenas es…la de alguien que no quiere estilo sino honradez, una valiosísima ambición, una aspiración que comporta rectitud de ánimo, integridad en el obrar, según el diccionario de la RAE». Y continúa el rey: «Un propósito magnífico, admirable». Todo lo contrario de lo que califica al actual régimen tiránico venezolano: mezquino, revanchista, rencoroso, envidioso y vil; marcado por la codicia, el saqueo del erario público, la crueldad con quienes se atreven a desafiarlo. Integrado por una kakistocracia ladrona, la cleptocracia impúdica, sin altura y sin grandeza.
Les ha molestado mucho a Maduro y sus acólitos la sobriedad y firmeza del poeta para denunciar la pérdida de la democracia, que tuvo espléndidos logros en Venezuela entre 1958 y 1998, pero que no supo insuflar en la gente su enseñanza, para incorporarla e interiorizarla en las personas; para socializarla en cualquiera de las esferas de la vida civil, política, económica y cotidiana.
Cadenas señala: «La idea de la revisión, pienso que debe aplicarse a la democracia; es urgente defenderla de todo lo que la acecha y para ello se requiere recrearla». Y agrega: «Esa tarea le incumbe a la educación, que la ha descuidado. Por eso se necesita, en los países donde existe, una pedagogía que la robustezca». Con pesimismo, precisa: «En los otros, que no la han conocido, es vano tratar de introducirla». Su renovación consiste en «dar primacía a lo social, aboliendo la pobreza; apoyar la cultura; esto no es ningún sueño sino un trabajo de todos, hacedero solo con plena libertad». Así, pues: «Es urgente defender la democracia de todo lo que la acecha»: de los populismos efectistas, de la inequidad, del abandono de las obligaciones del Estado, de su usurpación por una camarilla de criminales mafiosos, pese a la resistencia a veces incluso heroica y trágica de los ciudadanos más conscientes.
Mientras tanto, en Bogotá, el martes 25 de abril de 2023, cuando tenía lugar una Conferencia Internacional sobre la situación política de Venezuela, organizada por el presidente Gustavo Petro y bajo el liderazgo de su canciller, Álvaro Leyva, se produjo un hecho insólito, opuesto a los tratados internacionales y al Derecho Internacional Humanitario para la protección de la víctima en caso de persecución. El gobierno colombiano violó el estatuto de Refugiados de la ONU al forzar a Guaidó, uno de los máximos líderes de las fuerzas democráticas en Venezuela, a viajar hacia los Estados Unidos. Al ingresar sin pasaporte por alguna de las trochas de la frontera terrestre hacia Colombia debido a que tenía prohibición de salida del país según los sumisos funcionarios de Maduro, Juan Guaidó fue expulsado. No tenemos por qué dudar de que fue verdad que el expresidente interino recibió una amenaza de deportación a su país natal a pesar de haber señalado que era víctima de persecución política.
En «trino» del 25 de abril a las 9:19 a.m., Gustavo Petro se atrevió a afirmar que «es mejor que la mentira no aparezca en la política», al sostener que «al señor Guaidó no se le expulsó».
Pero todos escuchamos las amenazantes declaraciones públicas de su canciller Leyva. Y añade Petro: «Nosotros lo permitimos (viajar a E.EU.U.) por razones humanitarias a pesar de la entrada ilegal en el país» (subrayado nuestro). ¿Cuántos venezolanos, cuántos líderes perseguidos de Venezuela que hoy se encuentran en exilio forzoso en Colombia han ingresado de manera irregular? ¿Cuántos otros inmigrantes han ingresado sin que ello signifique expulsión del país o deportación hacia el país de origen? Al llegar, salvo cuando la persona les resulta incómoda, como ocurrió antes con Lorent Saleh y ahora con Guaidó, se les pide legalizar su situación migratoria porque, en especial para los venezolanos, el mundo sabe que huyen por las condiciones deplorables y la ruina a las que ha sido conducido el país por la acción de la dictadura de Maduro y sus cómplices.
La deriva autoritaria y la vocación hegemónica del presidente Petro se hacen cada vez más preocupantes. El mismo día 25 de abril, un Petro iracundo pidió la renuncia a todo su gabinete ministerial. No ha logrado conseguir suficiente apoyo para las reformas introducidas en el Congreso de la República. Es el segundo gran remezón de su gabinete. Reconoce que «la invitación a un pacto social para el cambio» que es el que Petro quiere imponer, «ha sido rechazada». Por ello el replanteamiento de su gobierno implica gobernar en adelante con sus copartidarios de la Colombia Humana. ¿Significa una radicalización de los objetivos del presidente? En Colombia vemos hoy la democracia amenazada.
Investigadora en las áreas de filosofía política, estética, historia. Profesora en UCAB y USB – @martadelavegav