Los diagnósticos médicos en Venezuela están limitados por el atraso tecnológico

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Venezuela se ha quedado atrás en los avances tecnológicos en la medicina pública y sentencia a los pacientes a servicios cerrados o aparatos obsoletos, de los que el gremio médico denuncia un retroceso de hasta 50 años, lo que causa diagnósticos tardíos por la falta de equipos para evaluación inmediata. También lamentan la doble angustia para familiares de pacientes, la enfermedad en sí y los gastos por los exámenes realizados en centros privados.

Cuando la población recurre a los hospitales es porque no cuenta con dinero para cubrir chequeos médicos para prevenir problemas de salud, para que les atiendan enfermedades o por alguna emergencia. Pero se consiguen con laboratorios cerrados o con falta de atención para determinados exámenes, sin opción para radiología y resulta una misión casi imposible las tomografías o resonancias magnéticas.

El punto es que seguimos muy atrasados, empezando por los problemas desde el recorte presupuestario que siempre se ha venido arrastrando y al que se sumó la pandemia por Covid-19, así lo expresa Huniades Urbina, vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina, al reiterar que el Gobierno también ha intentado hacer ver que el bloqueo internacional es una de las principales limitaciones.

Nos hemos ido quedando muy atrás y cuando revisamos lo que tenemos, y se confronta con el seguimiento de la Encuesta Nacional de Hospitales (ENH) y gremio médico, precisa que el 80% de laboratorios están cerrados o trabajando parcialmente, lo mismo ocurre con los tomógrafos, muchos están dañados o desactualizados. Lamenta tanta diferencia del Estado al atreverse a comparar con años luz la falta de inversión en tecnología en los hospitales públicos de la región latinoamericana.

Todos los equipos son indispensables, dice Urbina y empieza por aquellos ligados a su especialidad como pediatra intensivista, con la falta de equipos ventiladores actualizados en las áreas de cuidados intensivos.

Advierte que cada persona de acuerdo a la patología o especialidad, puede considerar imprescindible los tomógrafos, rayos X, equipos de gasometría, pero en general todos son importantes. No se sabe qué paciente llegará al hospital en cualquier momento y cuáles son sus necesidades, por lo que se debe estar preparado para una atención integral, dice.

El riesgo sigue con el retraso en el diagnóstico del paciente, porque se puede tener la clínica de acuerdo a los síntomas, pero en la actualidad no se debería asumir una neumonía sin tener los rayos X, o creer en una hemorragia cerebral sin contar con un tomógrafo. Es tan complicado que se puede dar el diagnóstico clínico, pero ante ciertas intervenciones es imprescindible recurrir a todos los estudios paralelos, lamenta y teme que se puede estar en el incremento de morbilidad y mortalidad en casos de gravedad.

Con vacíos

Cuando a Deyanira Gentile, directivo de Colegio de Médicos de Lara, se le pregunta sobre la situación en laentidad empieza por lamentar que el balance sigue siendo grave por la falta de equipos. No hay la disponibilidad para realizar tomografías ni resonancias, y la mayoría de los estudios corren por la cuenta de los pacientes, reclama de un retroceso que podría ser de 50 años, a consecuencia de tanto tiempo sin adquirir equipos nuevos.

Refiere que lo más seguro es acudir a los centros privados, con opciones ubicadas en las adyacencias de los centros asistenciales públicos. Es el atraso que hemos venido denunciando desde hace varios años, recalca de la preocupación desde el gremio.

Considera que lo pertinente es contar con todos los servicios operativos, los exámenes imprescindibles son de hematología, colesterol, triglicéridos y otros de química sanguínea. Además de la radiografía de tórax, abdomen, pie y demás necesarias para alguna intervención. También son esenciales las pruebas de cultivos y antibiograma para el mejor diagnóstico en bacterias o gérmenes, y determinar a lo que puedan ser sensibles desde los estudios de microbiología.

Es un panorama que genera preocupación a los familiares y cuyo gasto depende de cada caso, en función de la clínica del paciente que exija seguimiento con exámenes diarios o interdiarios. Una situación más complicada para aquellos de escasos recursos, quienes confían en la atención pública y les toca pedir apoyo para cubrir los diversos estudios, optando por buscar presupuesto en los centros privados adyacentes a los hospitales.

Superan tiempos

Para Elda Jiménez, presidenta del Colegio de Enfermería de Lara, existe la deuda de equipos de última generación en los centros públicos y se enfrentan a la mayoría de equipos obsoletos, los cuales han cumplido su vida útil. Considera que se pierde la capacidad de atención cuando la demanda es mayor en principales centros asistenciales, como el Hospital Central Antonio María Pineda, Pediátrico Agustín Zubillaga, Hospital Luis Gómez López y el del Instituto del Seguro Social Pastor Oropeza en Barquisimeto.

Son problemas que se replican en aquellos tipo I de municipios foráneos.

Su tono se torna de nostalgia, al recordar que durante las décadas de los años 80 y 90, cuando se contaba con tomógrafos, se podían aplicar radioterapias a los pacientes oncológicos, así como los estudios especializados para urología, neurología y otros. Es impresionante y aún en los 90 se podían realizar todos los exámenes en el Hospital Central, pero prácticamente eso se ha perdido, lamenta y recalca que había mayor demanda por gastroenterología.

Cuenta que se aseguraba la atención por la operatividad del servicio de estudios especializados, donde realizaban histeroscopias para examinar a profundidad y al interior del cuello uterino, determinadas laparoscopia y hasta para determinar insuficiencia cardíaca o malformación del recién nacido.

Jiménez denuncia que son equipos que van desapareciendo y no se reemplazan, prolongando la estadía del paciente hospitalizado, retraso en el diagnóstico y dificultad para definir el tratamiento a tiempo y efectivo.

Eso se evidencia en los rostros de preocupación de familiares que esperan a las afueras de emergencias de hospitales, tal como Amarilis Torres, quien vivió una emergencia con su hija que le interrumpieron el embarazo. Acá tuvo el control prenatal, pero los exámenes son pagos y toman a uno sin ahorros, señala al contar que les confirmaron la malformación del feto a través del eco morfogenético que les costó $50 y exámenes rutinarios de laboratorio en $15.

El señor Alberto Morán esperaba por su nieto que estaba descompensado por vómito y diarrea, pero recuerda que durante su juventud la familia sólo debía comprar el tratamiento y la mayoría de los estudios eran realizados en el centro asistencial. Uno tenía más rapidez en atención y se evitaba estar buscando precios más baratos en laboratorios, aunque en momentos de emergencia toca llevar las muestras al centro más cercano, sin tiempo de buscar la economía, confiesa.

Son episodios desesperantes desde cuadros virales que llegan a descompensar, necesitando el descarte ante las amenazas de infección bacteriana, dengue u otra. Es la angustia centrada en ese familiar que corre para evitar perder la muestra del paciente hospitalizado y conservarla hasta llegar al laboratorio más cercano.

Pero que suelen ser más costosos en enfermedades crónicas, tal como Eglis Solano, cuya nieta de 7 años sufre de leucemia y tuvieron que pedir colaboración para reunir los $750 para un examen especializado. Así es cuando las fundaciones se nos convierten en arcoíris entre el paso de esta nube negra, señala al levantarse por la fe, sostenerse en la familia y agradecer la solidaridad de quienes permiten cubrir los gastos médicos por exámenes tan costosos.

Aguantan por la mística

La disposición de trabajar se aprecia en ese recurso humano que permanece en los centros asistenciales públicos, quienes deben sobreponerse a la falta de condiciones para ofrecer la atención adecuada. Es la apreciación de Elda Jiménez, desde el Colegio de Enfermería, al aplaudir ese compromiso de sortear las limitaciones del derecho a la salud.

¿A dónde vamos?, deja esa pregunta abierta ante el personal médico y de enfermería que se siente de manos atadas cuando el paciente siente truncado ese diagnóstico a tiempo, por no contar con el dinero para cubrir los exámenes.

Mientras que Teolinda Riera, del Sindicato de Obreros de Salud en Torres, admira la entrega y humanismo del personal en Carora que con tantos esfuerzos ante la falta de dinero para el pasaje optan por llegar en cola al hospital. Destaca que familiares y pacientes deben colmarse de paciencia para entender que se determina la patología, dependiendo de los resultados de los estudios. La vocación y profesionalismo del personal persiste a tantas limitaciones.

Foráneos quedan más vulnerables

Las complicaciones de enfermedades pueden llegar a la fatalidad, es lo que temen en los centros foráneos.

Wilfredo Escobar, presidente del Sindicato de Obreros de la Salud, tiene información de los hospitales tipos I, donde los pacientes también sufren por la falta de equipos para diagnósticos y que terminan siendo remitidos a los principales hospitales universitarios.

Es un producto de las fallas en la red ambulatoria y que no permiten una atención preventiva en salud, señala y precisa que si se tiene la suerte de conseguir algún examen por laboratorio se limita a los más simples, porque hasta el examen de la hemoglobina completa es referida a privados. Considera que se trata de una razón suficiente en la persistencia de enfermedades y hasta reaparezcan aquellas infecciosas que se habían controlado.

Cuando se habla de parroquias lejanas en lo rural, se tienen casos de personas consumidas en la negación de ir a consulta médica simplemente por admitir que luego no tendrán el dinero para realizarse los exámenes.

Escobar conoce de esos testimonios y que ante la gravedad de una emergencia, se encuentran sin ambulancia operativa o deben colaborar con el combustible para poder asegurar el traslado al Hospital Central.

Hay deficiencia en los centrales, pues en los municipios también persisten esos equipos abandonados y sin mantenimiento, precisa ante la necesidad inmediata de los reactivos para laboratorios y activación de radiología.

Teolinda Riera es miembro de este sindicato en Torres y también reconoce que el principal Hospital Pastor Oropeza, en Carora, tiene muchos años sin ningún tipo de atención en radiología, el laboratorio apenas cubre dos tipos de exámenes que no incluyen la hematología completa y el banco de sangre es intermitente, con ciertas quejas de los pacientes.

Guiomar López – La Prensa de Lara

 

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