Por los vientos que soplan pareciera que eso puede pasar y la causa es la misma de siempre, el régimen está haciendo todo lo posible para que esas primarias no se lleven a cabo.
Las condiciones puestas por el CNE para ofrecer su apoyo desvirtúan lo que debe ser sólo un proceso interno de la oposición. Así como el organismo electoral no tiene por qué tener el control de las elecciones de las autoridades de la UCV, mucho menos debe tenerlo en un proceso en el que la oposición determinará a su representante en la próxima elección presidencial.
Si, por las razones que sean, la Comisión Electoral de la oposición se pliega a las condiciones impuestas por el régimen para que participe el CNE, lo más probable es que se produzca una estampida de candidatos y se realicen unas primarias sin CNE en paralelo. Incluso no se puede descartar la hipótesis de que los candidatos que no quieran plegarse a las condiciones que impone el régimen, decidan apoyar por consenso a alguien.
Lo que está en juego es algo demasiado importante como para caer en una jugada que no unirá a la mayoría de los candidatos y que, además, no generará confianza en la mayoría silente del país que quiere un verdadero cambio en la conducción de Venezuela.
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