Hace seis años, en un foro global en Estrasburgo, insté a los demócratas del mundo a unirse para abordar los desafíos regionales y globales. El mismo entendimiento sustenta las políticas que he seguido en casa. Hice lo mejor que pude para unir a los demócratas de Turquía contra un gobierno antidemocrático y autoritario, y logramos formar una gran coalición por la democracia. La Nation Alliance está compuesta por seis partidos, incluido mi Partido Popular Republicano, o CHP. Cada uno de ellos representa una tradición diferente en la historia política turca. Como tal, Nation Alliance simboliza nuestra voluntad de coexistir pacíficamente, a pesar de nuestras diferencias, al encontrar un terreno común sobre los principios universales de la democracia liberal. No tengo ninguna duda de que nos desempeñaremos con fuerza en las elecciones presidenciales y parlamentarias del 14 de mayo, y que las ganaremos.
Demostraremos que, incluso en las condiciones injustas y autoritarias actuales, con el partido gobernante ejerciendo una presión constante para silenciar a la oposición, es posible un cambio pacífico de gobierno a través de elecciones. Como resultado, Turquía servirá como modelo a seguir para otros países que luchan contra gobiernos autoritarios, especialmente en el Medio Oriente. Este es un papel que hemos jugado antes. Recuerde que el fundador de nuestra república, Mustafa Kemal Ataturk, fue una inspiración para los reformadores y anticolonialistas de toda la región. La República Turca, fundada sobre los principios del laicismo y la voluntad popular, sirvió de modelo para muchos que han luchado por la democracia en sus propios países.
Un siglo después, es el turno de nuestra generación de desempeñar su papel en el restablecimiento de Turquía como modelo a seguir: una república en la que ningún ciudadano sea discriminado y donde la protección de los derechos fundamentales, el estado de derecho, el laicismo, la transparencia y la rendición de cuentas son los principales pilares del estado. En esta república se eliminará la corrupción, se minimizará la desigualdad de ingresos, se utilizará la política para promover la paz social en lugar de avivar el conflicto y la polarización. La política exterior se guiará por una toma de decisiones racional que se adhiera al derecho internacional. Este logro avivará los vientos de cambio en la región y más allá.
La visión de Turquía como modelo democrático a seguir no se extiende, por supuesto, únicamente hacia el este. Considere los desafíos que plantean en Europa los regímenes antidemocráticos, la xenofobia y la guerra ruso-ucraniana, y queda claro que nuestras elecciones también pueden ser un punto de referencia para nuestros vecinos de Occidente. Una victoria en Turquía de nuestra alianza democrática podría presagiar un nuevo comienzo para Europa. Espero que muestre la importancia de que los demócratas europeos se unan para enfrentarse a sus oponentes.
Es imperativo que todos los partidos políticos europeos que creen en los derechos humanos, la reducción de la desigualdad y el respeto por el derecho internacional formen un frente unido frente a los desafíos globales. En los primeros lugares de la lista de desafíos se encuentran el cambio climático, que tiene un impacto severo en la cuenca del Mediterráneo, la migración descontrolada causada por las fallas del sistema de seguridad internacional y las desigualdades de riqueza global. Estos solo pueden ser resueltos por una coalición internacional que abarque todo el espectro político.
Nuestra victoria el 14 de mayo también restaurará la orientación occidental de Turquía. Esa orientación es el reflejo de un ideal. Para Turquía, Occidente significa democracia, estado de derecho, derechos humanos (sobre todo los derechos de las mujeres) e igualdad. Bajo nuestro liderazgo no habrá “otros” en nuestra sociedad. Nadie será discriminado por sus identidades y opciones políticas, personales, religiosas o regionales. Para Turquía, la principal promesa de Nation Alliance es la libertad, y estamos dispuestos a rendir cuentas por su cumplimiento.
La orientación occidental de Turquía no está dirigida contra ninguno de sus vecinos; más bien refleja el deseo del país de coexistir pacíficamente con todos ellos. Cuando se define en base a estos valores compartidos, Turquía siempre será un miembro orgulloso de Occidente. En todas las instituciones internacionales, Turquía pertenece al grupo occidental y seguirá actuando como tal.
El gobierno que formaremos nos acercará política, económica, social y culturalmente a nuestros aliados occidentales. Esto no tiene por qué socavar las relaciones con nuestros otros vecinos. Somos plenamente conscientes de que hay cuestiones que deben resolverse entre Turquía y Occidente, en particular la Unión Europea. Sabemos que no se puede encontrar una solución a estos problemas a través de enfrentamientos públicos, amenazas mutuas, chantaje o negociaciones interminables y sin sentido. Para nosotros, es crucial que las relaciones internacionales se lleven a cabo de manera racional, con diplomacia digna. En el gobierno trabajaremos constructivamente para reiniciar el proceso de adhesión a la UE y comprometer a Turquía a cumplir con las decisiones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Nos hemos unido no solo para ganar las elecciones sino también para abordar los problemas fundamentales de Turquía. La Alianza Nacional reparará las fallas en la política turca y sanará nuestras heridas pacíficamente. Los ganadores no solo serán los que voten por nosotros, sino todos los ciudadanos turcos.
El lema de la campaña electoral de lianza Nacional es “Lo prometo, la primavera volverá”, una línea de una conocida canción pop turca. Nuestra unión de partidos cumplirá esa promesa. Y los beneficios resultantes no se limitarán a nuestras fronteras, sino que también se extenderán a las relaciones de Turquía con Europa, Estados Unidos, Oriente Medio, Rusia, China y más allá.
Estamos casi allí. La primavera está llegando.
Es el presidente del Partido Popular Republicano y el candidato presidencial de Nation Alliance.