Beatrice E. Rangel: Porque Turquía importa

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Para la mayoría del público Latino Americano, Turquía es una nación distante sin mucha gravitación sobre nuestra realidad. Las recientes elecciones presidenciales que terminaron sin darle la victoria al actual Presidente Recep Tayyip Erdogan ni a Kemal Kicidaraglu ha revelado muchas aristas geopolíticas que afectan nuestro continente.

La primera de ellas es el hecho que Turquía se ha constituido en la puerta de acceso de Occidente lugar en el cual está ubicada América Latina y las crecientes economías de Asia Central que son naciones ex vasallas de la extinta Unión Soviética y cuyo apetito por los cereales y otros productos agrícolas de América Latina continúa creciendo.

Turquía es además la puerta que comunica a los mares Negro y Egeo, ya que ejerce, gracias a la Convención de Montreux ,el control sobre los estrechos de Bósforo; Dardanelos y Mármara.

En segundo lugar, Turquía es un país musulmán. Pero su constitución y la organización del estado es completamente seglar. El estamento militar de Turquía ha defendido durante décadas la calidad seglar del estado turco y gracias a ello en Turquía conviven de manera armoniosa todas las facciones del Islam así como todas las religiones occidentales. De manera que si el mundo desea liberarse de la violencia islamista el modelo a imitar es Turquía.

Pero además Turquía es miembro de la OTAN y su política de independencia frente a Rusia y frente a Estados Unidos ha rendido dividendos. Hoy Turquía esta atravesada por oleo ductos que transportan el gas y el petróleo de Kazakstán y Azerbaiyán. Pero también el de Iraq y el de Irán. Esto además de contar con una producción petrolera y gasífera propia que, por su tamaño, debe ser complementada con importaciones del Golfo Pérsico y Rusia.

Y quizás lo más importante, Turquía puede ser una de las naciones claves en restituir la normalidad en Europa, ya que tiene capacidad de influir sobre Rusia y sobre Occidente, Sobre Rusia por manejo las operaciones tácticas de Finlandia para su ingreso en la OTAN. También continuó importando petróleo y gas de Rusia lo cual le da entrada ante Putin.

En síntesis, Turquía podría ser un eslabón clave en una negociación para el fin de la guerra en Ucrania y un modelo para alejar al Islam de la violencia. Y aun cuando ninguna de las fuerzas que hoy se enfrentan con probabilidades de triunfo son radicales, la leve ventaja electoral del presidente Erdogan sobre su rival podría incitar la idea de realizar una coalición con el partido islamista que obtuvo el 5% de los votos en la primera vuelta electoral. Esto podría iniciar un proceso de abandono del centro para llevar las políticas públicas hacia el islamismo. Y estos procesos cuando se inician por lo general es muy difícil establecerles límites. Y por ende comienza un camino hacia el deterioro democrático que sería realmente desafortunado para Turquía.

El triunfo electoral de una fuerza política no centrista podría destruir estas fortalezas geopolíticas del estado Turco dando puerta abierta a los radicalismos que plagan la mayoría de las naciones árabes. Y cuya supresión ha sido teatro para las más horripilantes violaciones de los derechos humanos.

 

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