El político es un hombre de acción, sin embargo, pese a ello y por ello, requiere equiparse de adecuados instrumentos conceptuales para una mejor comprensión de la realidad y de los fenómenos políticos y la resolución de ellos, donde debe analizar e interpretar la realidad donde actúa. Hay una relación entre conocimiento, formulación de políticas y sentido de poder. Del maestro de la ciencia política en Venezuela, como lo fue el Dr. Manuel García Pelayo, tomo su categorización de las cualidades de un político: 1) saber qué se quiere o conciencia de finalidad; 2) saber qué se puede o conciencia de posibilidad; 3) saber qué hay que hacer o conocimiento de la instrumentalidad; 4) saber cuándo hay que hacerlo o sentido de oportunidad y 5) saber cómo hay que hacerlo o sentido de la razonabilidad.
En primer lugar, resaltan dos palabras que se repiten en esta enunciación de cualidades de un político: sentido y conciencia. Sentido: es el entendimiento, razón, en cuanto discierne las cosas, entender una cosa o juicio que se hace de ella y conciencia: conocimiento exacto y reflexivo de las cosas. Pues bien, estas dos palabras se reúnen en una densa entrevista dada al Boletín Informativo de la Universidad Central, el 17 de noviembre de Año II Núm. 52, segunda época; de Don Manuel García-Pelayo, a los pocos meses de llegar a Caracas en 1958, (a solo días de la firma del Pacto de Punto Fijo y a la firma del Programa Mínimo Común, que adherirán todo el espectro político venezolano de aquél entonces, en aras de estabilizar y producir políticas modernizadoras en la naciente democracia venezolana), para hacerse cargo de la fundación del Instituto de Estudios Políticos, centro embrionario de la ciencia política venezolana.
La conciencia de finalidad es saber qué objetivos se quieren lograr en la lucha política, cómo se lograrán esos objetivos, cuáles serán los medios, qué herramientas a utilizar. La conciencia de posibilidad es saber los márgenes de acierto, límites y que margen de aciertos se pueden permitir para tener una carrera política exitosa, o una gestión gubernamental eficiente en el ejercicio del gobierno, lo tercero es que hay que tener conocimiento de la instrumentalidad, son pues las herramientas que tenemos al alcance: liderazgo, gestión pública, organizaciones partidistas etc. que nos dan la posibilidad de contar con elementos para la actividad política; el cuarto factor, es el sentido de la oportunidad, es conocer ese momentum, mediante actos de liderazgo y acciones políticas concretas (decisiones) que no solamente nos ponen en el tapete de lo política en mantenernos allí con credibilidad, auctoritas (capital político) y acciones gubernativas en la cima de la vida pública, le hacen mejorar sus ventajas competitivas o en el barranco ostracismo político .
Por último, como hay que hacerlo o como lo expresa Don Manuel: sentido de razonabilidad, se realiza en un acto de liderazgo, con una decisión, un discurso brillante y coherente, ó la palabra oportuna que le dé sentido de dirección a los actos políticos en un contexto determinado, Manuel García-Pelayo hace la salvedad que estas cualidades no es producida solamente por la formación teórica que es importante, pero no suficiente, son innatas al líder político y la formación y la experiencia, las complementarán, en una carrera política que puede ser exitosa o efímera o de un fracaso estrepitoso. Puede esfumarse en un paso mal dado por un cálculo o juicio no evaluado o apreciado correctamente.
En efecto, tomar decisiones, interactuar y gestionar dentro de una organización pública, entender su cultura organizacional son elementos complejos de comprender y reflexionar, sobre ellos ha sido históricamente uno de los retos de la teoría política contemporánea. El técnico puede ejercer una gran influencia de experticia y/o pericia, en el seno de las sociedades actuales, es quien suministra las herramientas conceptuales, las informaciones, insumos adecuados para la toma de decisiones, en un ambiente complejo e incierto como el de hoy, el político toma las decisiones.
El político, debe recoger de su equipo técnico, sus reflexiones para actuar y tomar decisiones. El político es un hombre de acción, y por ello, requiere de adecuados instrumentos conceptuales para una mejor comprensión de los fenómenos políticos, ya que el gobernar ha mostrado ser más que un desafío, por la complejidad e incertidumbre local e internacional. Cuando la insatisfacción no encuentra un cauce institucional y no hay oferta política capaz de representarla vienen los desafíos para la gobernabilidad, que son muchos y profundos.
Algunos aportes científicos, pueden ayudar a entender, por ejemplo, que la política no sólo se mueve bajo la influencia de las políticas, sino también por efectos inesperados, la incertidumbre, es un elemento a tomar en cuenta. Se requiere, pues, a la hora de gobernar tacto político, capacidad de comunicación, persuasión y un timing especial, para llevar cabo no solamente las tareas normales del día a día de gobierno, sino igualmente, negociar, conversar con los diversos actores con los que se convive y con la influencia del entorno internacional que también influye. Por eso, las labores del técnico y el político deben converger y no diverger, deben engranarse, para mejorar las decisiones que al final de cuentas van al seno de las sociedades democráticas: por lo tanto, el aporte que han realizado los técnicos como consultores, en base a sus capacidades, es muy importante no sólo en esta interacción con sus pares sino la compresión mutua de los diferentes actores.
Es la gestión y dirección de los asuntos públicos. Tiene que ver además, con las relaciones de poder en el ámbito público, porque en política se dan cuestiones relativas a la dominación, que se enlazan con la regulación formal e informal en instituciones o estructuras políticas. Si no veamos el caso venezolano en los últimos 24 años, de verdad que Uds. ¿Creen amigos lectores, que hemos tenido equipos técnicos de primer nivel estos años y políticos con auctoritas para tomar decisiones? La respuesta es No. La gerencia pública más mediocre y limitada intelectualmente hablando en estos 24 años, en materia económica educativa, sanitaria, y políticas públicas en general.
El ideal es el político, que debe conocer cuál es el margen, de ritmo, maniobra y tener la pericia adecuada tanto del punto de vista intelectual y de gestión, para tomar decisiones. Por ello, en las democracias para un político gobernar se hace más intrincado ya que se hace bajo varias premisas: arbitrar, articular, consultar, cooperar, coordinar calibrar, sopesar y saber sortear, negociar en crisis (reciprocidades especificas o difusas), capacidad para mantener la centralidad; lograr que estas herramientas se utilicen armónicamente y adecuada, requiere de conocimiento e intuición, y esto lo adquiere con estudio y la experiencia. Habilidad para resolver problemas, manejo de equipos humanos, tener en síntesis un pensamiento creativo. El político debe tener coraje, pero con sentido de responsabilidad. El político atesora un capital que es importante a lo largo de su carrera en función del tiempo y de los nodos en constituir la misma carrera política.
Estamos pues, en pleno desarrollo de una sociedad del conocimiento, en la política se dan dos posibles vías de acción, según el cual las políticas públicas no pueden ser sino el resultado y la ejecución de la decisión política, es decir, el paradigma racional-secuencial o por el contrario pondrán el acento en la dimensión confrontativa-discontinua de las elaboración de las políticas ubicándolas como una de las arenas fundamentales en las que se libra la lucha política.
Esto por otra parte, va vinculado al tema del liderazgo y la labor intelectual y gobernativa exitosa. De esta manera cabe resaltar, que, los aportes de brillantes políticos, que tuvieron posiciones políticas relevantes en el caso venezolano como: Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Uslar Pietri, Ramón Escovar Salom, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Miguel Ángel Burelli Rivas, Teodoro Petkoff, Gustavo Machado, Américo Martín y Simón A. Consalvi, hoy Ramón Guillermo Aveledo se ve como un ave solitaria, entre otros políticos, que conjugaron esa doble función: la interacción que se produce entre políticos para reflexionar y diagnosticar y luego producir políticas públicas. Conjugar la labor del intelectual con la del político es difícil, gobernar es más complejo, es optar entre opciones, es saber que se quiere, saber que se puede y que no se puede hacer, saber cuándo hay que hacerlo y finalmente, cómo hay que hacerlo, y en democracia, es más complejo, por ello, los aportes de estos ilustres venezolanos en sus distintos campos del reflexionar y el hacer, nos deja un rico legado para conocer lo que somos y nuestra historia.ES pues la vinculación de la teoría y la práctica.
Los enfoques de estos políticos en su reflexión y hacer práctico, son una guía para la compresión teórica de los problemas políticos que les toco enfrentar. Sus distintos aportes se dieron en contextos históricos determinados. Ellos dieron lugar a una sociedad plural. A fin de cuentas, comprometidos con sus ideas. Estos líderes, como lo he enfatizado en otros artículos, y otros tuvieron, por un lado, el liderazgo en una función de dirección dirigido al bien común y por otro lado, el liderazgo debe tener un carácter ético-moral y sobriedad en el manejo de lo público.
Hoy lamentablemente no tenemos políticos de este talante, y estatura, falta profundidad y densidad. Menudo reto de las nuevas generaciones de políticos venezolanos, tanto en la oposición como en el gobierno.
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