Carlos Casanova: Descubanizar la política venezolana

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La política es dinámica y cambiante. Nuestra habilidad está en interpretar esos cambios y adecuarnos para ser sus fieles intérpretes. Es así que el paradigma opositor de la “unidad” ya no es el valor que reclama la sociedad, de hecho la oposición partidista está no solo dividida, están incomunicados entre ellos y sus bases fraccionadas.

Debo insistir en el hecho de que el modelo socialista del siglo XXI, es un modelo de partido único (el PSUV), este modelo político abandona la pluralidad política, por ello las elecciones de consejos comunales y parlamento comunal no se hacen por partidos, y ahí la incomprensión de aquellos que se prestan para fracturar los partidos desde adentro.

La oposición está dispersa; ya no tiene cohesión, no tiene centro de dirección, sus líderes en posiciones de aceptación en niveles críticos en razón de que sus rechazos son mayores que su aceptación, en momentos cuando la sociedad en un 80 % rechaza a Maduro y su modelo. Esto resulta incomprensible, pero muy cómodo para el oficialismo.

La estrategia de la revolución de dividir a la oposición le funcionó y los mantiene divididos, los partidos ya tampoco mantienen el lazo que vincula a sus militantes con sus decisiones, lo que implica que tienen una pérdida de anclaje ya no solo social sino militante, situación muy peligrosa si consideramos que la dispersión los puede llevar a su desaparición cuando el Estado sea, y Dios no lo quiera, declarado socialista.

Los dirigentes venezolanos en aumento igual que los cubanos buscan por destino el estado de La Florida en EEUU y financiados por ONG´s se dedican a seguir haciendo oposición como una extensión de sus posturas en Venezuela; dicho de otra manera, los errores donde viven en política los trasladan al país del norte y el resultado será igual que el logrado en Venezuela.

Vivir de hacer oposición sin que se haga efectiva la salida del régimen que dicen adversar.

La prioridad política hoy es superar las islas de decisión de los partidos y avanzar, ojalá lo entendieran los integrantes de la Comisión de primarias, en la elección de quienes deben ser los representantes de la oposición en cada nivel territorial por vía de la elección, de esta forma se tendría una organización con apoyo ciudadano legitimados para actuar en nombre de la sociedad, y se concertaría un centro de oposición, contrario a la división de los partidos.

Si cambiamos y legitimamos el centro político de actuar y dirigir en Venezuela, se acabarían también los que actúan y se benefician en el exterior de decir que representan a la oposición.

Le preocupa a la revolución gobernante la elección primaria, en primer lugar en razón de quien gane estará legitimada en Venezuela y en el exterior para actuar con una suma de 4 millones de votos que Maduro no los tiene; y en segundo lugar, en razón de que esa tromba marina de votos en la primaria le rompe el esquema de control político que mantienen con los partidos divididos.

El Gobierno buscará vías para acabar con la primaria. El que pida consenso para seleccionar el candidato, el que se quiera mantener por fórmulas distintas a la primaria será el traidor de la sociedad.

Al Gobierno se le hizo fácil montar el cisne negro que por su propia torpeza terminó en el rechazo popular, esto hace que la acción del Gobierno sea ahora más desesperada.

La legitimidad le proporciona a la ganadora el activo unitario de la sociedad superando las limitaciones de los otros que actuando desde la división no lograrán nada.

Solo falta la organización electa por los ciudadanos para superar también el caciquismo de cómo se ha manejado la política venezolana.

Con una organización y liderazgos legitimados romperíamos la cubanización de la política actual venezolana.

Dios con nosotros.

 

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