Pues sí, aún quedan jóvenes rebeldes: digo “rebeldes”, no brutos, gamberros o maleducados. Liam Morrison tiene 12 años y ha sido expulsado de su colegio de Massachussets por llevar una camiseta que dice “Solo hay dos géneros”. Él lo cuenta con serena amabilidad en TikTok, en un vídeo reproducido 13 millones de veces. Dos maestros le dijeron que tenía que quitarse esa prenda porque hacía que otros alumnos se sintieran “inseguros”. Liam repuso que no veía por qué esas cuatro palabras tenían que despertar temor o inseguridad en nadie, que ninguno de sus compañeros se le había quejado (al contrario, algunos le dijeron que querían una camiseta como la suya), y que él nunca había protestado por ninguna campaña LGTBI en la escuela, porque creía que cualquiera —y desde luego él mismo— tenía derecho a expresar sus ideas. Nada, que no se la quitó y lo echaron. Liam aprendió así que muchas personas comparten su opinión, “pero que los adultos no siempre toman las decisiones correctas”. Muy bien, Liam, has sacado las conclusiones importantes: a partir de ahora, no te dejes cancelar por nadie.
Bendito sea este joven rebelde 2.0. Sobre todo si se le compara con los averiados “rebeldes” institucionales, como ese Gustavo Petro que se nos ha aparecido últimamente. No se puede ser más provocativamente ignorante en historia, en ecología, en zoolatría, en economía y hasta en los usos de la cortesía diplomática. Con la cantidad de colombianos de talento que uno ha conocido… Dicen que es el primer presidente de izquierdas que ha tenido el país: o sea que a Colombia se le acabó la suerte. En España abundan los Petros y las Petras, cuya diarrea legislativa no sé cómo vamos a sanear. Pero ignoro cuántos Liam tenemos. Temo que falten auténticos rebeldes, sobre todo jóvenes.