Los resultados de las elecciones municipales y autonómicas españolas de este domingo expresan el regreso de la derecha a gobernar el país ibérico. El Partido Popular y Vox lograron un triunfo histórico al incrementar su electorado y superar los partidos socialistas en nueve de las doce regiones autónomas en disputa, de las cuales seis eran gobernadas por los socialistas.
Tras haber sido derrotado por la derecha, el presidente regional saliente de Aragón, el socialista Javier Lambán, admitió que un «tsunami [de la derecha] ha pasado hoy en todas y cada una de las comunidades autónomas [regiones] de España».
A principio de este mes, la derecha chilena también logró una amplia victoria electoral, al conseguir 34 de los 51 consejeros que redactarán la nueva carta magna de Chile. La victoria de las formaciones de derecha se considera especialmente simbólica, en un momento en el que la popularidad del gobierno socialista de Gabriel Boric se encuentra en horas bajas. Fue una señal fuerte y clara del rumbo que los chilenos quieren para el país suramericano, aseguró el líder del Partido Republicano, José Antonio Kast, quien precisamente perdió las presidenciales de 2021 frente a Boric.
Hace un mes, en Paraguay, el Partido Colorado, de derecha, retuvo la presidencia. Ganó por más de 15 puntos a su rival histórico, el Partido Liberal.
El triunfo de los colorados en la tierra guaraní rompe una tendencia en la región hacia la izquierda que volvió con el triunfo electoral en Chile de Gabriel Boric; en Colombia de Gustavo Petro y más recientemente en Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva. Además, esta fue la primera vez desde la pandemia que un partido en el poder no es castigado por el electorado.
En las venideras elecciones generales de Argentina, el 22 de octubre, las encuestas indican que un escenario electoral probable sería una medición entre dos candidatos de la derecha: Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza.
Sobre las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), previstas para el 13 de agosto, también señalan la pérdida de poder del kirchnerismo, que se ubicaría como la tercera fuerza política en el país gaucho.
Una gran parte de los jóvenes del conurbano bonaerense no se ve reflejada en el populismo peronista y kirchnerista. Creen en la propuesta de Javier Milei sobre los principios del libre mercado, la intervención limitada del gobierno y la reducción de las regulaciones burocráticas. Además de que el Estado debe tener un papel mínimo en la economía, y que la libre competencia y la libertad individual conducen a la prosperidad.
Los acontecimientos anteriores pueden tener consecuencias imprevistas y de gran alcance en la actualidad latinoamericana, al presentar un panorama complejo y dinámico caracterizado por el desempleo, la pobreza, la desigualdad, la corrupción y la falta de libertades políticas.
Es lo que se conoce como el efecto mariposa ―el aleteo de una mariposa en Japón podría provocar un tornado en Texas―. Un fenómeno descrito en sistemas caóticos como la dependencia sensitiva a ciertas condiciones iniciales cuya variación, por pequeña que sea, en un sistema determinista no lineal, acabará teniendo consecuencias mayores en otros Estados.
Un ejemplo de este fenómeno es la Primavera Árabe. Fue una serie de protestas, levantamientos y revoluciones que se produjeron en varios países de Oriente Medio y el Norte de África a partir de finales de 2010. La chispa inicial la encendió la autoinmolación de un joven vendedor ambulante llamado Mohamed Bouazizi en la ciudad de Sidi Bouzid, en Túnez. Fue una respuesta desesperada a las prácticas opresivas y corruptas de las autoridades locales tunecinas, que confiscaron su carrito de verduras.
Este hecho, junto con la frustración generalizada por el elevado desempleo, la pobreza, la corrupción del régimen y la falta de libertades políticas, desencadenó protestas masivas que condujeron al derrocamiento del presidente Zine El Abidine Ben después de 20 años en el poder.
La ola de protestas se extendió seguidamente a otros países como Egipto, Libia, Yemen, Siria y Bahrein, entre otros. Cada uno tuvo sus propias características con un hilo conductor: la represión política, la desigualdad económica, el desempleo juvenil, la corrupción y la exigencia de reformas democráticas.
En este sentido, en Venezuela está en marcha una esperanza que la encarna la política de “movimiento de movimiento” que rechaza las formas y el fondo con los que ejerce el poder el madurismo: la mentira, el cinismo, el oportunismo. Y contra su proyecto político de radicalismo, el rencor y la impugnación del orden constitucional de 1999.
El efecto mariposa facilitará el voto de sentido común, sensato, de madurez democrática con el cual se demostrará que el país no seguirá fracasando como proyecto político. Será el fin del castrochavismo. Porque la lucha es entre socialismo y libertad.
El hartazgo que siente la gente con respecto a Nicolás Maduro es general. La degradación institucional y moral en la política serán rechazadas por una Venezuela razonable y sensata que dice: ¡Basta ya!