Luego de los hechos del 19 de abril de 1810 surgió un canto emocional patriótico, cuando se constituyó la Sociedad Patriótica en Caracas. Andrés Bello escribió la primera canción patriótica Caraqueños, otra época empieza con música de Cayetano Carreño.
Luego surgió la idea en la Sociedad Patriótica de crear una canción que estimulara el ánimo de los indecisos. Uno de sus miembros, el médico y poeta Vicente Salias, improvisó allí mismo las primeras estrofas del futuro Himno de Venezuela: Gloria al Bravo Pueblo.
Históricamente se afirma que la composición realizada en 1810 en sesión de la Junta Patriótica, Vicente Salias improvisó la letra y a su vez Juan José Landaeta que estaba presente improvisó la música. Pero hay que destacar que Juan José Landaeta no era miembro de la Sociedad Patriótica, sino de la llamada Los Sincamisa, de la cual no era miembro Vicente Salias. En cambio Lino Gallardo si era miembro de la Sociedad Patriótica.
José Antonio Calcaño en “La ciudad y su música” reproduce la afirmación de Salvador Llamozas: “En una sesión de la Sociedad Patriótica, en 1810, se trató sobre la necesidad de que la revolución que comenzaba tuviera una canción patriótica. Acogida con entusiasmo la idea, Vicente Salias improvisó la letra y se confió a Lino Gallardo la música. Tan pronto como estuvieron escritos los improvisados versos y compuesta allí la melodía, la cual cantó allí Gallardo, todos los presentes, exaltados, comenzaron a repetir el coro. Aplacados los arranques del primer momento, se comisionó a los autores para dar forma definitiva. En consecuencia Gallardo terminó más tarde la composición y la instrumentó, ejecutándola con su orquesta durante repetidas noches, para júbilo de todos”.
Juan Vicente González en su biografía del General José Félix Ribas dice así: “Nosotros nos complacemos en estos días de regocijos y esperanzas, de música guerrera e interminables fiestas, de alegrías que cubrían la agitación de la plaza pública y saludaban los magistrados nuevos, y en que cada noche la dulce y melodiosa voz de Carreño animaba los sublimes versos de Bello, y el inspirado Gallardo hacía resonar las calles con la marsellesa venezolana”.
La dificultad que ha habido para determinar la paternidad de la letra y música de nuestro Himno Nacional han impedido que se registre con carácter oficial la autoría legitima de este símbolo nacional. Por lo cual se sigue atribuyendo a Vicente Salias y Juan José Landaeta. Quizás el fututo nos reserve una sorpresa y podamos conocer con exactitud quienes fueron los autores de nuestro máximo canto patrio.
Guzmán Blanco decretó el 25 de mayo de 1881 que el Gloria al Bravo Pueblo se constituía como Himno Nacional de Venezuela. En el decreto no figuran los nombres de los autores quizá porque no tenían seguridad de quiénes eran. La nación tuvo entonces himno nacional por primera vez y el primer presidente en cuyo honor se tocaba oficialmente fue Guzmán Blanco, con quien se asoció en el imaginario popular.
Con el tiempo se hicieron modificaciones oficiales. Una en 1881 a cargo de Eduardo Calcaño, otra en 1911 por Salvador Llamozas y en 1947 Juan Bautista Plaza hizo la última.
Francisca de Paula Gallardo, hija de Lino Gallardo, devota extremista de la religión, era enemiga de Guzmán Blanco porque éste había tomado contra los conventos y había demolido iglesias. Cuando el presidente decretó al Gloria Bravo Pueblo como Himno Nacional, la vehemente beata de 76 años, quemó los manuscritos autógrafos de la canción, pensando romper así cualquier lazo que pudiera formarse entre su padre y el gobernante “hereje”.
Quintín Rengifo Delgado, quien pregonaba por las calles con su azafate de huecas, bizcochuelos y almidoncitos, llevaba oculto en el fondo del azafate los ejemplares del Correo del Orinoco. Quintín recorría las calles, casas de familia y se internaba entre los matorrales donde se ocultaban numerosos patriotas. Rengifo era de oficio platero, cofundador de la Sociedad de Artistas de Caracas y en sus ratos libres estudiaba música con Lino Gallardo. Ante el decreto del himno, Quintín Rengifo indignado visitó a Francisca de Paula Gallardo y la invitó a reclamar por la injusticia que se cometía y ésta le respondió que ella “No quería tener trato con el gobierno y que lo mejor era dejar las cosas así, y no mezclar a los muertos con lo que hacen los vivos”.
Otros testimonios eran de Carolina González Gallardo, hija de Eladia Gallardo de González, quien aseguraba que conoció los papeles originales de la instrumentación. De igual forma Carmelita Gallardo, manumisa de los Gallardo, fallecida en 1914, lo afirmaba.
Don Salvador Llamozas, Don Ramón de la Plaza y el maestro Ignacio Bustamante aseguraban por su parte que el autor era Lino Gallardo, afirmación conocida por el maestro Pedro Elías Gutiérrez. Estos testimonios tienen valor histórico innegable pero no constituyen prueba definitiva como lo sería un documento de la época. Aunque tampoco existe testimonio semejante en favor de la paternidad de Landaeta.
La dificultad que se ha tenido para determinar con exactitud la paternidad de nuestro Himno Nacional ha impedido que se registre con carácter oficial su autoría legítima.