Isabel Pereira Pizani: Los gremios ¿Una alternativa a la crisis?

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Las instituciones son esquemas, normas y regulaciones que permiten y constriñen la conducta de los actores sociales y hacen predecible y significativa la vida social (Scott, 2001; North, 1990). En tal sentido, los regímenes políticos son arreglos institucionales que facilitan las diferentes interrelaciones entre los actores. Al respecto North (1991) argumenta: “La teoría macroeconómica nunca resolverá los problemas que confronta a menos que reconozca que las decisiones adoptadas en el proceso político afectan críticamente el funcionamiento de la economía”.

Tienen razón los institucionalistas cuando afirman que los problemas económicos son determinados por las instituciones políticas que definen la orientación en esta materia. Deciden cuál es la combinación entre estatismo y liberalismo, designan cuáles son las políticas públicas que rigen los sectores y áreas de la economía.  Siempre se mueven en esferas contrapuestas pues su misión es responder a la cuestión de cuánta libertad reina en la economía y la política de cualquier país. Pueden  concentrarse en ejercer controles o en  asegurar la libertad en los órganos de gobierno del poder judicial, Intentan proteger o erosionar la separación de poderes; descartan o favorecen la centralización territorial. Participan y hasta inclinan la balanza en los problemas que provoca la distribución del poder entre representantes de partidos y los diferentes niveles de gobierno a la hora de solucionar conflictos. Deciden en la confrontación entre intervencionismo estatal y libre mercado. Oyen o se vuelven sordos ante los reclamos de los consumidores y deciden según sus ideologías, creencias y visiones de la economía. Estas instituciones políticas en general están presentes a través de los partidos políticos y en especial en la orientación y ejercicio del poder que se ejecuta desde el ámbito estatal en confrontación o acuerdo con la ciudadanía. Un buen ejemplo está a la vista, las diferencias en la manera como el Estado interviene en la industria petrolera de Venezuela y Noruega, siendo ambas propiedades del Estado. En Venezuela el poder en la industria petrolera está concentrado en manos del ejecutivo. Mientras en el reino de Noruega se confía en los expertos en lo operativo y en su Congreso Nacional en lo estratégico. Si partimos de la idea que el Estado en democracia es una institución al servicio del ciudadano, liberal, de base mayoritaria, consensual, participativo, deliberativo e igualitario, su actuación debe expresar los intereses y aspiraciones de los ciudadanos que los eligieron para ejercer las relaciones de gobierno que exige la estabilidad de cada país. Cuando se trata de regímenes no democráticos los partidos pueden jugar un papel distinto vinculado a la lucha por el restablecimiento de las condiciones de legitimidad de los que detentan el poder político. Es imprescindible reconocer que los partidos Políticos juegan un rol fundamental, son los generadores de las corrientes de liderazgo que deciden y actúan en representación de los ciudadanos que los apoyan, salvo que ocurran episodios internos que lleven a la toma del poder dentro de los partidos derivados de las confrontaciones entre grupos, sectores con diferencias sobre las orientaciones vigentes en las estructuras internas de los partidos. Es frecuente reconocer que en los partidos hay lo que se denominan “alas” unas más intervencionistas otras menos, algunos más radicales frente a otros tendentes a los acuerdos amplios. Al final lo que percibimos los simples ciudadanos como quien escribe, lejos de ser experta politóloga es que los partidos políticos pueden ser tan diversos, complejos, homogéneos, fragmentados como la vida misma. En realidad, expresan aspectos fundamentales de nuestras vidas, aspiraciones y frustraciones. Albergan ángeles y demonios con el mismo disfraz.

En Venezuela hay una amplia representación de partidos en todos los colores y orientaciones: el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Avanzada Progresista (AP), Copei, MAS, Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), Somos Venezuela, MPAPC, ORA, Partido Comunista de Venezuela (PCV), Podemos, PPT, Tupamaro, Unidad Popular Venezolana (UPV), UPP89, El Cambio, CMC, ACEP, FDC, Lápiz y Soluciones por Venezuela (SPV). Acción Democrática (AD), Primero Justicia (PJ), Voluntad Popular (VP), Un Nuevo Tiempo (UNT), Encuentro Ciudadano, Bandera Roja (BR), Causa R, Vente Venezuela, Alianza Bravo Pueblo (ABP), entre otros, pero sin tarjetas válidas ante el Poder Electoral.

Revolucionarios, liberales, estatistas, clasistas, personalistas, autoritarios etc. Sin embargo, pareciera que esta abigarrada muestra de organizaciones en nuestro caso particular comienza a desbordar y ser superados por instituciones cuyo origen es distinto, entre ellos y fundamentalmente encontramos las representaciones gremiales que agrupan a personas que comparten tareas y o profesiones en las distintas áreas de la economía. Se entiende por gremio una agrupación de trabajadores que comparten un mismo oficio o profesión y un mismo estatus social.

Es importante destacar que los gremios ejercen liderazgos cuando actúan deliberadamente en defensa de criterios propios, reclaman la manera que son tratados o considerados por las instituciones del Estado, por las políticas públicas emanadas de los gobiernos que deciden cuál es su suerte, desde su espacio de participación y cuál es el reconocimiento de las propuestas que emanan de estas asociaciones gremiales. Lo particular en Venezuela es que en el terreno de lucha de los gremios  sus contrincantes designados son las instituciones del Estado intervencionista. Estas actúan ejerciendo un poder sin límites y sin la obligación explícita de rendir cuentas al ciudadano, menos aún a las representaciones gremiales y al final de espaldas a los constructores de lo económico, productores, procesadores y comerciantes.

Hoy todas las evidencias que surgen del fracaso económico que caracteriza a Venezuela como país completamente estatizado, controlado desde el poder ejecutivo, convertido en  decisor único de la suerte de los distintos sectores de la economía, plantean la urgencia de un cambio que incluye de manera decisiva a las asociaciones gremiales como expresión organizada de la sociedad. Es imprescindible que los gremios asuman un liderazgo político que enrumbe  la vida de los venezolanos hacia otros destinos. Los maestros, personal de salud, médicos, enfermeras. transportistas, comerciantes, agricultores, industriales, constructores, ganaderos, pescadores, abogados, ingenieros, administradores,  pilotos de aviación, empleados de la banca, industria del vestido, calzados, sindicatos de trabajadores de industria de alimentos y restaurantes, empleados públicos y muchos otros gremios tanto como profesiones y especializaciones existen en el país, todos sufren los embates de decisiones en política económica derivadas de las políticas públicas emanadas del Estado. No contribuyen a aumentar el capital de trabajo y en muchos casos patrocinan políticas contrarias a los intereses de los productores, industriales y en general de empresas y trabajadores radicados en el país.

El poder de los gremios es vital en las democracias, un excelente ejemplo nos viene de Estados Unidos, al entrar en huelga el sindicato de escritores de textos y guiones para el cine y la televisión. Organización que agrupa el Gremio de Escritores de América, Este (WGAE), en representación de los escritores de cine y televisión en la ciudad de Nueva York, el Gremio de Escritores de América, Oeste (WGAW), en representación de escritores de televisión y de cine en Hollywood y en el sur de California. El WGAE y WGAW negocian contratos, y también deciden la suspensión del trabajo simultáneamente. Pueden parar la producción de la industria cinematográfica en los Estados Unidos. La industria cinematográfica en Estados Unidos tiene un gran impacto en la economía y la cultura del país. Según la Motion Picture Association of America (MPAA), la industria del cine en Estados Unidos generó 47.500 millones de dólares en ingresos en 2019 y empleó a más de 300.000 personas en todo el país, de allí la importancia del papel que desempeñan los gremios en el destino de este gran sector de la economía estadounidense.

En Venezuela los gremios han comenzado a ejercer una responsabilidad creciente en los destinos del país, tal es el caso de los gremios del sector educación y salud quienes rechazan las políticas inconsultas y desfavorecedores que asume el régimen que gobierna y entran en una confrontación pública y directa apoyada por la mayoría de los venezolanos.

Los gremios salen a las calles y exigen respuestas, plantean soluciones que al no ser oídas animan la confrontación entre sus miembros y las representaciones del poder público. Esta participación creciente de los gremios es consecuencia de la separación o escasa vinculación entre los sectores de la economía, la cultura, el arte y el deporte de los partidos políticos ajenos a las circunstancias, presiones y situaciones que confrontan los ciudadanos en los diversos campos de su existencia.

Es importante reconocer que los gremios asumen su autodefensa en contra de una red institucional del Estado que ha penetrado totalmente los espacios económicos, impone condiciones al comercio, a la producción, fija precios sin evaluar costos, abren la importación de productos sin consultar a los productores naturales, establece aranceles, impuestos internos que afectan la competitividad de los productos nacionales. Define políticas salariales al margen de la realidad económica de la población trabajadora. Intervenciones que ejecutan no en búsqueda de beneficios para la población sino para garantizar la permanencia de grupos en el poder, la economía venezolana es una dimensión dominada por la estatización que se deriva del ambivalente poder que otorga ser presidente de la República y dueño casi absoluto de los sectores generadores de riqueza.

Cada vez más el espacio político que ocupen los gremios en Venezuela será mayor, se convierten en el defensor privilegiado, casi único y natural del ciudadano ante las contingencias de sus situación laboral, en su enfrentamiento contra un Estado que juega como patrón y no como representación política del ciudadano. Situación que conspira contra la capacidad negociadora de los partidos  en su lucha frontal contra un Estado cuyo objetivo es someterlos, anularlos o simplemente convertirlos en convidados de piedra mientras ellos deciden la suerte del país.

Es oportuno plantearnos cuál es el papel que corresponde a los gremios, una de las instituciones que cobra más fuerza dada su conexión directa con la situación económica de sus miembros, con la posibilidad de tomar decisiones acordes con su realidad económica y no con la exigencia de crear condiciones políticas que aseguren la permanencia en el poder del régimen de turno en el poder. Indudablemente la participación de los gremios constituye una alternativa ante la crisis que envuelve al país en todos los terrenos, social, económico y político. Es imprescindible que los ciudadanos fortalezcan y apoyen estos gremios en su lucha de David contra Goliat.

¡Unidos desde nuestros diversos gremios por Venezuela!

 

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