Al parecer de forma manifiesta en la contienda electoral hay, por fin, una presencia respetable, uno comienza a creer que, sí es posible el cambio de tanta mediocridad, ineficiencia y malandraje. Es una puerta posible que está de parte nuestra abrirla o no. Pero ese es otro escenario que iremos evaluando. Por ahora se nos cambió, así de repente, las perspectivas de un futuro distinto y constructivo. La oportunidad de salir de tanto improvisado y oportunista. Es que nos damos para más. Con toda seguridad mas de un candidato rayado debe estar sorprendido y planteándose nuevas trampas para confundir a los pocos que no han perdido la fe. Atacaran haciendo ruido y con juegos sucios, pero no hay nada como portar una carta de buena conducta. La política sorprende y a veces sorprende bien. Salir de tanta mediocridad y destrucción ya nos parece un milagro. Pero es esa la batalla planteada, ahora con un buen candidato.
Es cierto que nunca sabremos cabalmente quien es el otro, solo sus acciones, su trayectoria y lo que memorizamos como historia común, nos pueden dar indicios en quien depositamos nuestra confianza. Al no estar totalmente en conocimiento de las intenciones de otro, podemos ser defraudados, engañados. Siempre cabe esa posibilidad, pero no hay otra forma y con nuestros márgenes de duda le damos el apoyo y la confianza al que nos haya convencido. Como sujetos políticos esta es la libertad con la que contamos. Como espectadores de la acción de otros construimos nuestra narrativa con la que nos diferenciamos de los demás. Es en lo que creo, es lo que recuerdo y mi narrativa lo que me induce a tomar decisiones. Estamos en tiempo de decisiones difícil y no vale quedarse al margen.
Hay actores que se me revelan mas oscuros que otros, esto es porque en realidad no actúan. Insultan y repiten los discursos que le fueron dados y permitidos. Ahora siempre hay una oscuridad entre la acción y quien la lleva a cabo, es la condición humana. Allí, en esa búsqueda por mayor claridad, se introduce el enemigo para generar desconfianza. Es esencial sabernos humanos con nuestras propias debilidades, pero también debemos exigir coherencia, acción y discurso entendible, argumentativo. Nada que cuestionar de conocer a los actores a través de las redes sociales. Estas son también espacios públicos donde solo es posible la acción política y la libertad humana. Redes comunicacionales donde se insertan las acciones humanas. Las acciones políticas son las que le dan carácter e identidad a una comunidad. No nos conformamos ni nos rendimos ante la vulgaridad, Venezuela sigue buscando lo que una vez fue decencia, educación y respeto.
No podemos dejar de actuar, de equivocarnos y de acertar en ello radica nuestra libertad. Ello es lo que nos permite la acción política, “la violencia es muda” decía Hannah Arendt. Las otras vías aventureras, que emprendimos como atajos nada nos dejaron sino frustración, rabia y desconfianza. Nos mantuvimos inactivos y estamos volviendo a arrancar, es un éxito que ahora le da un empujón importante Andrés Caleca. Le estoy muy agradecida. Tomando los riesgos propios de la incertidumbre humana, me hago responsable de brindarle todo mi apoyo. En los observadores y sus decisiones va emergiendo nuestra propia transformación.
La acción, como la vida, es frágil y sucumbiría a su propia futilidad, desaparecería al final de cada proceso como si no hubiera existido, si no fuera posible convertirla en algo tangible. Para que esto se dé se necesita, primero, que sea vista, escuchada; después, recordada y, finalmente, transformada. (Arendt).