Oscar Iglesias: La cultura de la cancelación vs. Ciencia y tecnología

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Hace unos días leía que varias escuelas de un distrito escolar de Utah, en Estados Unidos, han vetado la Biblia en los centros educativos después de que el padre de un alumno denunciara que contiene diferentes pasajes sobre incesto, violaciones y prostitución, y es esencialmente “pornográfica”.

Este señor apelaba a una norma estatal aprobada en Utah en 2022, que ha sido utilizada para censurar libros de temática LGTB o radical, según decía el diario The Salt Lake Tribune.

¿Qué si es una broma? No, no. No es una broma. Es el resultado de la deriva que en algunas democracias está teniendo la cultura de la cancelación, que están imponiendo determinados movimientos ultraconservadores, que tienen por objetivo una guerra cultural regresiva donde limitar la ciencia, la libertad y el pensamiento.

Hoy ha sido la Biblia, pero ya hace décadas que, en algunos Estados de Estados Unidos, como Kansas, la teoría de la evolución de Darwin desapareció de las escuelas, al rechazar la evolución como principio científico. Lo que ya fue un triunfo de un conservadurismo religioso que cada vez cuestiona más la educación científica en Estados Unidos. Y que cada vez tiene más poder.

Este asunto, que puede parecer lejano, lo tenemos más cerca de lo que pensamos. Vox imponiendo el pin parental con el beneplácito del PP. La Comunidad de Madrid, gobernada por Ayuso, cancelando, en septiembre de 2022, la obra teatral de Paco Bezerra sobre Santa Teresa por “dañina y esperpéntica”.

Ante estos hechos, y más en periodo electoral donde tenemos que decidir en qué tipo de sociedad queremos vivir, he recordado lo que señaló Oppenheimer: “mientras los hombres sean libres para preguntar lo que deben; libres para decir lo que piensan; libres para pensar lo que quieran; la libertad nunca se perderá y la ciencia nunca retrocederá”

Pues eso, que no retroceda la libertad y la ciencia, por nuestra pasividad a la hora de consentir la imposición y la cancelación que el PP y Vox quieren introducir en España. Si nos movilizamos, vencerá la libertad, el libre pensamiento, la creatividad y la ciencia.

¿Por qué? Porque entre otras cuestiones, el 68,9 por ciento de los españoles está muy o bastante interesado en los temas relacionados con la ciencia y la tecnología. Un 16,3 por ciento muestran poco o ningún interés. Y el 13,8 por ciento está algo interesado. Y, además, asocian la palabra ciencia con progreso y bienestar, aunque también comienzan a relacionar la ciencia con deshumanización, desigualdad y elitismo, según los datos de la encuesta del CIS sobre la percepción que tienen los españoles de la ciencia y la tecnología.

España es un país interesado por la ciencia. Y, concretamente, lo que más interesa a los ciudadanos son los temas relacionados con las energías no contaminantes, para un 79,5 por ciento; la biotecnología, para un 55,4 por ciento; la robótica, para un 52,2 por ciento; o la ingeniería genética para un 50,8 por ciento.

Ciencia y tecnología
Ciencia y tecnología

España es un país interesado por la ciencia, donde al preguntar a los ciudadanos por qué creen que es útil tener conocimientos sobre ciencia y tecnología aseguran, en primer lugar, que “para cuidar de la salud y prevenir enfermedades en nuestra vida cotidiana”; en segundo lugar, “para cuidar el medioambiente”; y, en tercer lugar, “para comprender el mundo y su funcionamiento”.

España es un país interesado por la ciencia, donde los españoles creen que la mayor utilidad que aporta es para “obtener conocimientos”, para el 92,9 por ciento; para “resolver problemas”, para el 79,3 por ciento; obtener beneficios económicos para la sociedad, para un 76,2 por ciento; para orientar las políticas públicas, para un 54,4 por ciento; y para tomar decisiones políticas, para un 49,3 por ciento.

Ciencia y tecnología 2
Ciencia y tecnología 2

Y todo ello, en una población que tiene claro que no quiere más recortes en ciencia y tecnología como hizo el PP. Concretamente, un 91,3 por ciento está en contra de recortar el gasto público en ciencia y tecnología.

En definitiva, habrá que ir a votar, para que continuemos siendo libres para preguntar, libres para decir lo que pensamos, libres para pensar lo que queramos, y creativos para que la ciencia y la libertad ni retrocedan ni se pierdan.

 

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