La paralización del CRP por su incidencia recurrente, debido a imprevisiones por desinversión, se ha institucionalizado como una pieza floclórica tradicional por antonomasia del occidente venezolano, situación que el régimen considera apelando al comodín de un supuesto sabotaje para perjudicar a la economía nacional. Es así como desde el 7/6 por una avería recurrente; esta vez, por un exceso de tensión -fluctuaciones eléctricas- que fundió el compresor de la unidad de craqueo catalítico, por lo cual se detuvo inexorablemente, su capacidad de procesamiento equivalente a unos 1,3 millones bpd, donde se transforman las fracciones de hidrocarburos de alto punto de ebullición y alto peso molecular del crudo en productos para la comercialización, tales como: gasolinas, gasóleo y gases olefínicos (gas natural). Y, aunque la refinería ha reiniciado paliativamente, una unidad de destilación, otra segunda unidad continúa paralizada. Más aún, Cardón, la refinería más importante de Venezuela, se halla paralizada desde marzo pasado por reparaciones, a cargo de la Compañía Nacional de Refinación y Distribución de Petróleo de Irán (Niordc, por sus siglas en inglés) dizque para aumentar la producción de combustibles del CRP, con miras a deslastrarnos erróneamente, de la dependencia de tecnológicas de refinación estadounidenses; error craso, por incompatibilidad de tecnologías, según fuentes, lo cual está afectando a la producción de combustibles; principalmente, gasolinas, minimizada, hoy por hoy, a un 25 por ciento de su capacidad.