La renuncia de tres (3) de los cinco (5) rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE), de tendencia oficialista, es la estrategia del perdedor. El evento electoral para elegir al nuevo presidente de Venezuela en 2024, tiene a los revolucionarios del siglo XXI, dando carreras. Las encuestas les aportan números escalofriantes. La calle les anuncia soledad. Los apoyos internos del PSUV son disimulados. La confianza no existe en sus más cercanos, y apelan a los íntimos. El candidato se mantiene en el encierro, porque afuera le abuchean. Pero no se entregan, y buscan jugar con todo. Por ello optan por elevar a la 1000 potencia la desconfianza de los electores.
En anteriores oportunidades lo han logrado, y ha crecido la abstención. En otros momentos han sido ayudados por algunos factores de la propia oposición. Eso les ha permitido salir airosos, aún con la mayoría de ciudadanos en contra. Generan la sensación de que por la vía electoral no es posible derrotarlos. Buscan en su desespero las reacciones de violencia de las personas, quienes salen a denunciar el abuso de poder, para implementar mecanismos de represión y distraer a los ciudadanos. Motivan el impulso radical para rescatar esa clase de apoyo, en factores que ya no les reciben línea.
Con el anterior CNE, o con uno nuevo, los oficialistas no van a querer cambiar las reglas de juego que han impuesto, al contrario, van a pretender incrementarlas. Intentarán negar los derechos consagrados en la normativa legal vigente, sin recato alguno. En los programas de radio y televisión que manejan a su antojo, lanzarán cualquier expresión verbal para causar impotencia en las comunidades, y grupos familiares. Buscarán dividir aún más a los venezolanos, y apostarán por la polarización. Ese es, y ha sido el guion del oficialismo siempre. Saldrán a decir que hay intentos de magnicidio, y seguro que presentarán algunos responsables para reforzar la velada denuncia.
La respuesta de la oposición debe ser de trabajar en equipo para canalizar condiciones mínimas en el proceso electoral. Establecer la comunicación permanente con los ciudadanos, e informar sobre el avance de las mismas. Avanzar en paralelo con la organización de sus cuadros; formación de testigos electorales para que ningún centro de votación se quede sin los defensores de la voluntad expresada por los electores; contacto directo con las comunidades; propuesta programática integradora, incluyente; movilización de los jóvenes para inscribirlos en el registro electoral, y los que deben actualizar datos. Seguir trabajando para alcanzar la unión, y presentar un solo candidato. Reconocer los errores cometidos para no repetirlos, y escuchar a la gente. Motivar la participación electoral, y promover actividades para enseñar a votar.
A dieciocho meses de la elección presidencial, la concentración debe estar en el cambio por venir, y se logra con entusiasmo, compromiso y voluntad de hacer las cosas para el bien de la Venezuela de todos. La renuncia de los rectores del CNE, y el nombramiento de la comisión para nombrar los nuevos, es un trapo rojo que no se puede pisar. La verdad saldrá a relucir el día de las elecciones, votando masivamente, sin miedo, y con actitud cívica. La vía para el cambio de sistema de gobierno, es la electoral, los hechos lo están demostrando.
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