Ezequiel Querales Viloria: ¿En qué país vivimos?

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Definitivamente la oclocracia gobernante (Tropel de individuos corrompidos en el poder) logró meter al país en un camino ciego, sin puertas a la esperanza.

No fue un logro que se hizo por obra de gracia y ya, como sí, de soplar y hacer botellas se tratara. Lo que ahora tenemos como bosquejo de la otrora pujante nación, es producto de un arduo y muy bien planificado trabajo.

Obviamente, fue un proyecto urdido en experimentados laboratorios de guerra sucia, en los centros situacionales, que husmean los pasos y hasta el modo de caminar de la población, para luego armar con esencia pueblerina, los perversos arquetipos politiqueros de dominación.

Toda una extraña simbiosis de retóricas acartonadas nazi fascistas del socialismo del siglo XXI, que muchos no dudan en llamar narco dictadura, autocracia cubana, estado fallido y muy acertadamente, oclocracia (gobierno de mafias y pandillas), que ha echado y expandido sus raíces.

Un férreo dominio, que “por ahora”, echa por tierra cualquier tentativa de sublevación u estallido social, como bien lo describe el experto analista y estudioso del quehacer zuliano y venezolano, Cristóbal Belloso, al observar, que la oclocracia ya consiguió que “el ciudadano de a pie, cual fiel y obediente can, cuide su hueso, cuide lo suyo, y no le importe los problemas de los demás, aunque lo afecte, de una, u otra manera”

Tampoco es, como alevosamente lo tilda Lula da Silva, en un intento por lavarle la cara a su par venezolano, de que el  país en que vivimos,  sea “víctima de una narrativa urdida injustamente, por un plan de guerra multiforme”,  por “una mediática que miente sobre Venezuela y que es usada como arma política contra los países que resultan hostiles a los imperios” (…). Afirmación que por cierto, lo puso en serios aprietos con sus paisanos, y gobernantes de países vecinos.

No es un secreto para nadie, “esa dura, dolorosa, lasciva, cruel y perversa postración venezolana”. Solo basta mirarle la cara a los migrantes que agobiados de tantas penurias, se lanzan a temerarias e inciertas aventuras de cruzar ríos, montañas, caminos y rutas hostiles, luego encarar la odiosa xenofobia, en procura del ansiado porvenir que se le niega en el País que Vivimos. Un grave problema de movilidad social regional, muy bien registrado y patentado, por los organismos de socorro, ayuda y salvaguarda de los derechos humanos internacionales.

¿Pero que nos queda en el País que Vivimos. ?. Si observamos detenidamente una de las dos caras de la moneda, seguiremos viendo, la creciente y prolongada, pero fallida conflictividad, contenida por los motivos de siempre, pero además apaciguada, con la cantidad de bonos castigos, bolsas Clap, dádivas al azar y otras prebendas, como lo describe el ingeniero Belloso, en su desapasionado análisis. Vemos que se incrementan los apagones, siguen si variar los salarios de miserias, las largas colas y reventa de gasolina, el drama de la salud y la educación, los estragados de las lluvias, pueblos enteros sin agua, teléfonos e internet. Pulula la extorsión, la matraca con la dolarizada economía, debido a que nunca hay sencillo para dar vuelto, y por supuesto, sigue fraguándose, “entre señuelos de colores”, la represión camuflada y selectiva.

De la otra cara de la moneda, ya no podríamos hablar de asombro, quedar en shock, o estupefactos, pues es una condición que perdimos hace tanto tiempo. Pero no deja de irritar, que por toda repuesta, la oclocracia siga con más de lo mismo. Justificándose con sus coartadas maestras, de que la debacle del país es culpa de una oposición apátrida, y de las sanciones impuestas desde el norte, y no del tropel de corruptos que por 24 años, con todo el poder, haya saqueado hasta el descaro, el erario público, de Pdvsa, y arruinado a la nación. Estrategia que le daría derecho a abogar por la pronta liberación, de su mayor y predilecto testaferro de la corrupción internacional, Alex Saab, procesado actualmente en Estados Unidos.

Y de ese modo, seguir difundiendo fake news, de “manera gratuita y obligatoria”, sobre la recuperación de la economía, apuntalados con ostentosas campañas de “circo sin pan”, para la celebración de conciertos a granel, con lo último de espectáculo internacional, para mantener las burbujas de bienestar y progreso, aunque del otro lado, el país se siga cayendo a pedazos.

Pero en pleno filo de la tambaleante moneda, también se perfilan aires de esperanzas, que el bravo pueblo no ha dudado en bautizar como el último autobús, el postrero cartucho, que se juega la democracia venezolana, en esta patética cruzada electoral, con la sorpresiva aparición en el horizonte, de la precandidata presidencial, María Corina Machado, aún un tanto distante, pero confiada y segura, de contar con el apoyo del País en que Vivimos. “Será una lucha por lo que queda de país”. (Con Información de CNN y Al Navío).

ezzequevi34@gmail.com

 

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