La situación dentro de la denominada «oposición» venezolana, cada día se ve más como un nudo gordiano, difícil de desenredar. La sociedad venezolana, en su más amplio espectro, sigue observando, meramente, y apenas un mínimo porcentaje manifiesta su disposición de participar.
La opinión pública es un negocio, donde cada quien obtiene una tajada.
Los «hacedores» de encuestas y estudios de opinión ocupan un lugar privilegiado, manipulando sus resultados en las diferentes informaciones que como fuentes suministran a los medios de comunicación y a las propias organizaciones.
Hablan de porcentajes sin explicar cómo obtuvieron las muestras.
Resulta dudoso entender que una determinada empresa, dada la gravísima crisis energética y de seguridad en Venezuela, realice estudios cada 15 días.
Nadie las ve.
No he escuchado al primero decir «me encuestaron» y si es vía telefónica, mayor incertidumbre genera por el alto nivel de error.
En una Venezuela como la actual, nadie va a responder por teléfono con la verdad sobre lo que cree, siente y padece.
Se ha llegado al colmo de manejar cifras de dudoso resultado, a través de cuentas permanentes en Twitter, Instagram, Facebook, entre otras.
La conclusión es que hay encuestas para todos los gustos.
Sin embargo su estudio es necesario porque entre líneas, ellas arrojan valiosos datos.
Yo reviso más sus análisis que sus cifras. Creo que los responsables pueden por ese camino, liberar la cruda realidad que por compromiso con sus clientes no pueden hacer.
Las encuestas, casi todas, salvo las de maletín y otros mercaderes de la opinión, no mienten. Sencillamente no revelan todo lo que saben.
Falla de la oposición
Cuando un determinado candidato o candidata recurre a esta razón para justificar su aspiración, comete un grave error.
Su candidatura debe responder a un plan, a una necesidad social que a través de su plataforma puede encontrar explicación.
El filósofo Karl Popper nos recuerda que uno de los problemas de las democracias es que no siempre gana el mejor sino el más popular. Quizá por ello, Winston Churchill decía «La democracia es la peor forma de gobierno a excepción de todas aquellas otras formas que se han probado de vez en cuando».
Los aspirantes venezolanos cometen los mismos errores del pasado: carencia de autenticidad, uso del populismo y jugar al fracaso de mi oponente, aunque eso signifique la derrota del país.
¿Cómo llegamos a la Venezuela actual? Eso parece que se olvidó.
Las encuestadoras hablan de una candidatura que gana. No nos dicen cuantos de la población electoral están dispuestos a participar.
El mesianismo, sigue imponiéndose, sobre todo basados en que la emoción mueve más que la razón y este es un mal universal de la política.
Hoy en El Salvador todos adoran a Bukele. Como en el pasado lo hicieron por Hitler, por Mussolini, por Perón, por Pinochet y pare usted de contar. Cuando los hechos se producen entonces comenzamos el juicio.
María Corina
María Corina ocupa el primer lugar de los aspirantes. Su estilo comienza a permear ideas y participantes contrarios a su larga campaña de más de 10 años.
Ella, gracias a Dios, no es ningún fenómeno electoral como Chávez o CAP y esto permitiría que se enriquezca con aportes de una sociedad no escuchada, no oída durante los 40 más 24 del actual régimen.
Me preocupa que en el último mes no ha aumentado. Está ganando porque no tiene con quien perder. Pareciera haber llegado a su techo. Aunque les confieso que eso me alegra porque Venezuela no necesita un Jefe de Estado que llegue individualmente, sin apoyo de otras fuerzas.
No necesitamos otro Chávez, otro Carlos Andrés, etc. No. Definitivamente no.
Comienzan los cálculos políticos y muchos de los que la apoyan, empiezan a maquinar el llegar al poder para servirse y no para servir.
Otros buscan a través de su figura llegar a Gobernador, Alcaldes, Ministros, Embajadores, cónsules, etc.
¿Quién piensa en la nación?
Capriles
Capriles, luce peor. Una candidatura que no levanta pasiones. Que paga las contradicciones de sus posturas y que busca interpretar un país por una vez más.
La fortaleza de Capriles es que ha sido uno de los pocos opositores, que contó con la simpatía de los chavistas.
Capriles debe justificar su aspiración luego de un largo sueño que sufrió y lo que aún muchos le reclaman: Si ganó en el 2013 porque dimitió, por qué embarcó a miles de seguidores dispuestos en ese momento a reclamar por el resultado legal.
Lo más grave es que él admitió que ganó.
No analizó el resto de las candidaturas pues las demás dentro de la oposición, son expresiones folclóricas de quienes dicen querer ser presidente en aras de lograr otros dividendos.
Si surge otra fuera de esos parámetros, lo diremos.
La Unidad
No debe buscarse la unidad de los intereses partidistas, sino de la gente, aguas abajo. Todos los partidos unidos, no llegan al 15% de simpatía, en consecuencia esa es una unidad construida sobre un castillo de naipes.
En 1998 Salas Rommer e Irene Sáez, tenían la mayoría de los partidos.
Entonces ¿Qué pasó? Simple, la operación 1×10 se transformó en 10×1. Cada 10 votos uno votaba por los partidos.
¿Primarias o…?
El más grave error de la oposición es presionar para el ejercicio de unas elecciones internas, sin tener fecha ni condiciones de la elección general.
El que crea que llegará al poder, simplemente ganando unas primarias y luego una elección general, no ha tomado conciencia de la gravedad que existe mientras esto que llaman gobierno domine el Cne, las Fan, el Tsj y todo el poder judicial.
Las primarias, a mi modo de ver, constituyen la mejor muestra de la falta de unidad, de las contradicciones internas. Un consenso en una Venezuela como la nuestra, debiera ser el desiderátum.
Serían la mejor gráfica de madurez, de seriedad y de compromiso.
Elegir un candidato o candidata en Octubre sin saber fecha de las elecciones nacionales, sería caminar en medio de la oscuridad, ciegos, mucho más con la complicada situación internacional, donde el chavismo sigue manejando la riqueza petrolera y mineral y donde los Estados Unidos quieren dominar desde el punto de vista geopolítico, ante el avance de Putin, de China y de la izquierda más rancia en Latinoamérica.
Última hora
Aunque por la premura de entregar la columna, no he podido confirmar lo que extraoficialmente, se dice:
Al cierre me informan de que algunos sectores del G4 plantean el nombre de María Corina Machado como candidata de consenso, incluido el visto bueno de líderes y partidos del G4.
El propio Rosales, sobre quien aún hay dudas de su participación, pareciera estar ganado a la idea y sería quien presente la propuesta. Presuntamente Fuerza Vecinal lo respalda, no así, Primero Justicia y AD-versión Ramos Allup.
Estaremos atentos a la confirmación o negación de esta información.
Sería otro atentado contra la lógica, hacer unas elecciones primarias sin tener claridad de fecha y condiciones de las nacionales.
Hacerlo de este modo, pudiera tener similitud con manejar un vehículo con las luces apagadas, en una autopista sin iluminación y señalización.
Keynes sostenía «cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión» y más concretamente Teodoro Petkoff popularizó este sabio principio «solo los tontos no cambian de opinión».
Benjamín Rausseo no va
Sin sorpresas. Ante una candidatura que se desinfla, menos en algunas inescrupulosas encuestas, Rausseo que nunca ha podido ser Er Conde en política, pareciera estar decidido a salir del problema opositor, sector que nunca representó y simplemente utilizó como vía dada la orden recibida desde Miraflores.
Pudiera también tratarse de un subterfugio para ganar notoriedad ante una plataforma pusilánime, desabrida y deformada, representada en ese chavista arrepentido manejado por Juan Barreto. Esperaremos.
Se me acabó el papel
Abogado y comunicador – @AngelMonagas