En los grandes partidos nacionales como el PSOE o el PP es lógico que existan diferentes sensibilidades dentro de la misma organización. También pasa en partidos más pequeños. Incluso en cualquier organización, asociación o institución.
Es normal que existan distintos puntos de vista, formas de comportarse diferente, matices, … pero siempre comparten el gran paraguas que los une, la estructura general, los principios.
Sin embargo, no parece que eso le ocurre al PP y mucho menos a Feijóo, porque no se trata de que comparten la estructura con matices. Todo lo contrario. Estamos asistiendo a un festival de contradicciones e incongruencias que, no es que nos muestren diferentes caras del PP, sino que nos muestras malabarismos interesados según el territorio y el líder autonómico.
Feijóo no está liderando. Está haciendo malabares esperando que no se le caiga ningún bolo.
Lo que vale en Comunidad Valenciana, que es un pacto infumable entre PP y Vox, dándole a Vox todo lo que pide y dos huevos duros, parece ser que no sirve para Extremadura. Allí, hay una lideresa que parece ser feminista y progresista con carnet del PP, y dice contundente que no quiere a nadie de Vox en el gobierno porque son machistas, xenófobos y racistas. Sería coherente y creíble si no le hubiera ofrecido la presidencia de las Cortes y la mayoría de la Mesa. ¿O es que son buenos para unas cosas y no para otras?
Feijóo dice que las dos posiciones son buenas, porque Mazón “nació en el Mediterráneo”, como él mismo dice, mientras que la Sra. Guardiola nació en el Oeste. ¿Una razón coherente?
Al mismo tiempo, Feijóo pretende ir de liberal y moderado, y para ello utiliza a su embajador “progre” Borja Semper para que sea contundente contra la violencia de género. Así, el propio Feijóo tiene una salida vergonzosa, que es decir que el “divorcio fue muy duro”.
En Murcia no se sabe qué pasará, porque allí no es que Vox sea malo o bueno, ultra o menos ultra, es que López Miras piensa que, con unas nuevas elecciones, podría tener mayoría absoluta. ¿Qué busca? Repetir unas elecciones para tirar de nuevo los dados.
¿Es él alguien como Ayuso, un líder de mayorías absolutas? Porque Doña Isabel no se caracteriza por ser “tibia” ni “centrista” ni “moderna”, como el caso de Borja Semper o María Guardiola. Ella es más ultra que el propio Vox, y por eso se come el espacio de la ultraderecha, y le marca el camino a Feijóo.
Aquí, el líder nacional del PP también tiene que hacer malabarismos. Tiene que apoyar a la lideresa madrileña pero con cuidado de no sufrir un “Pablo Casado”. Debe vigilarla bien con el rabillo del ojo. Porque Isabel sigue a su rollo que, de momento, le ha funcionado: Bildu y ETA, ETA y Bildu. No le importa encender los ánimos de la gente, crispar las voluntades, y ofender a las víctimas del terrorismo. Ella puso de moda el lema “Que te vote Txapote”, y los jóvenes lobatos del PP lo utilizan en su camiseta porque no tienen ni idea de quién es, de qué se ha vivido con el terrorismo, de cuánto se ha sufrido.
Tampoco tienen ni idea, y en eso, el PP y la derecha mediática lo ocultan a sabiendas, de que el terrorismo de ETA, siendo combatido por todos los demócratas, terminó con el gobierno de JL Rodríguez Zapatero. Terminó, cesó, entregaron las armas, se disolvieron.
Sra. Ayuso: ETA no está viva. Aunque ella mienta y mienta y mienta. Y consiga votos a base de hacer daño moral, político y social a España.
¿Y Feijóo? Sube y baja, va adelante y atrás, rema y navega, e intenta estar en misa y repicar campanas. Es decir, sin estrategia ninguna, hace malabarismos.
Porque muchos de los problemas que se plantean ahora mismo, el PP los solucionaría si cumpliera esa premisa tan cacareada de “la lista más votada”. ¡Pues ya está! En Extremadura debe gobernar Guillermo Fernández Vara porque es la lista más votada. Pero el PP se niega, y prefiere antes repetir elecciones que cumplir lo que dicen. Lo mismo pasa en muchos municipios de Castilla la Mancha o de la Comunidad Valenciana.
Entre lo que Feijóo dice y hace, hay mucho malabarismo.
No son diferentes PP´s los que están en el tablero político, pese a que hayan matices entre unos y otros, hay malabarismo político de quienes están dispuestos a conseguir el poder, aun a costa de mentir y engañar permanentemente a los españoles.