Fredy Contreras Rodríguez: Otro mundo es posible

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La presente nota es producto de un intercambio de mensajes con Jorge Jáuregui, agricultor orgánico respetuoso de la tierra y sus ciclos naturales, amante de la ecología, conservacionista, creyente en otro mundo posible y soñador impenitente, en torno al problema que afronta la humanidad comprometiendo su existencia, e insoslayable por sus manifestaciones globales a la vista de todos: La crisis climática.

Resulta incómodo repetir que el futuro inmediato de la especie humana está seriamente comprometido y que hasta tanto no se establezca una relación distinta con la tierra, seguirá la zozobra de extinguirnos en menos de una centuria; que somos los principales agresores del planeta que nos cobija por la explotación irracional que hacemos de sus recursos; que si bien es cierto todos los seres vivos dejan una huella destructiva en su hábitat, es la marca del Homo sapiens el principal rastro dañino que lo afecta; que no es toda la población mundial la causante del cambio climático sino una pírrica minoría, poderosa, hegemónica, irracional y depredadora la que debe responder por el deterioro ambiental.

Esa facción de la población, estadísticamente despreciable, es la propietaria y responsable de todo el tinglado económico global que bajo el relato de “progreso y desarrollo”, “libre empresa”, “libre mercado”, “producción y beneficio”, “maximización del beneficio”, “innovación y avances tecnológicos”, “actividad económica rentable”, “productividad”, “eficacia y eficiencia en la aplicación de los factores de producción” y otros tantos conceptos justificadores del capitalismo como modelo de explotación, han llevado a la humanidad a la situación de amenaza y peligro que hoy pende sobre ella y que se expresa en las manifestaciones cada vez más graves y complejas del cambio climático.

La mayoría de población mundial desconoce que la Tierra es un ser vivo. El ciudadano global cree que el planeta es una masa inerte y que somos sus propietarios. Y no es así. El ser humano es parte integrante de la Tierra, similar a un parásito que actúa dentro del organismo terráqueo y convertido en su principal detractor con el modo de aprovechar sus recursos, traducido en el modelo económico y el desarrollo industrial manufacturero y extractor de materias primas que lo aplica en todos sus ámbitos, especialidades y campos.

El ser vivo Tierra ya no aguanta el daño que se le causa y está reaccionando contra el “progreso y desarrollo económico” imperante. Frente a su reacción, los conductores y propietarios del mundo no responden a las señales que se expresan en la ocurrencia de fenómenos naturales cada vez peores y nunca vistos, como olas de calor, inundaciones, deslaves, ciclones, tifones, huracanes, terremotos, incendios, tsunamis, cráteres que “nacen” de un día para otro, veranos infernales, inviernos veraniegos y muchos mas.

La lógica y visión del mundo de los propulsores del modelo económico imperante sigue erróneamente sostenida por la libre empresa, la competencia, el individualismo, el egoísmo, el beneficio económico, la acumulación de riquezas derivada de la plusvalía, el mercado y la equívoca creencia de que “el progreso económico es la base del desarrollo social y humano” con el que avalan la depredación y el deterioro ambiental. Desconocen que la Tierra es un ser vivo, que el modo de producción imperante es su principal agresor y que la Tierra está reaccionando.

A corto plazo, la agudización del desastre climático debe producir en la población global un movimiento mundial orientado por la premisa de salvar a la especie humana y tendrá que enfrentar a la minoría depredadora y hegemónica que opera detrás de los cenáculos del poder económico mundial, para construir otra forma de aproximación a la Tierra y a sus recursos, cambiando la explotación irracional por el aprovechamiento equilibrado y respetuoso y el consumo responsable que garantice su disfrute a las generaciones futuras.26

Abogado – Agricultor urbano

 

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